CUALIFICACIONES PARA EL
SERVICIO
Éxodo 31
Enseñanzas Típicas del Libro
del Éxodo
Edward Dennett
Todas
las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60).-
Todos los detalles del Tabernáculo
se han presentado ahora. Sólo queda una cosa —la provisión para la ejecución de
los varios mandatos que Moisés había recibido. Ambas cosas proceden por igual
del Señor; porque todo debía ser de gracia.
"Habló
Jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a
Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del
Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para
inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de
piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase
de labor. Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la
tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para
que hagan todo lo que te he mandado; el tabernáculo de reunión, el arca del
testimonio, el propiciatorio que está sobre ella, y todos los utensilios del
tabernáculo, la mesa y sus utensilios, el candelero limpio y todos sus
utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto y todos sus
utensilios, la fuente y su base, los vestidos del servicio, las vestiduras
santas para Aarón el sacerdote, las vestiduras de sus hijos para que ejerzan el
sacerdocio, el aceite de la unción, y el incienso aromático para el santuario;
harán conforme a todo lo que te he mandado." (Éxodo 31: 1-11).
Aprendemos dos cosas al leer esta
Escritura. Primero, que sólo Dios puede designar a Sus siervos para el trabajo
que han de desempeñar; y, en segundo lugar, que sólo Él puede cualificarles
para el servicio al cual son llamados. Ambos puntos merecen especial atención.
Se observará que tanto Bezaleel como Aholiab son nombrados divinamente. Fueron
distinguidos, y llamados, por nombre. Este principio recorre todas las
dispensaciones. El apóstol lo cita al hablar del sacerdocio de Cristo. Dice,
"Así tampoco Cristo se
glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres
mi Hijo, Yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú
eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec." (Hebreos 5: 5,
6). De igual manera,
habla de sí mismo como "apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios."
(1ª. Corintios 1:1, 2ª. Corintios 1:1, etc.). Este es un punto de gran
importancia; ya que el hecho de inmiscuirse en las cosas de Dios sin ser
llamado, y sin ser enviado, sería peor que presumir. Es verdad que Dios no
llama a Sus siervos por nombre en esta dispensación (época) —al menos desde los
días del apóstol Pablo; pero todo siervo debiera esperar hasta estar
divinamente confirmado en cuanto a su obra, estar indudablemente seguro de que
está haciendo la voluntad divina, independientemente de aquello en que esté ocupado.
Tal convicción es la fuente tanto de la confianza como del coraje. Jehová habla
así a Josué, "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas
ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."
(Josué 1:9). La esencia de todo servicio estriba, en efecto, en la obediencia.
El propio Señor caracteriza la totalidad de Su vida de servicio como
obediencia: "Porque he descendido del cielo", Él dice, "no para
hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió." (Juan 6:38). Sería,
por tanto, nuestra primera preocupación comprobar que hemos sido enviados por
el Señor, comprobar si hemos sido llamados a nuestra obra y servicio, tal como
lo fueron Bezaleel y Aholiab; y si se nos encuentra sentados a los pies del
Señor, Sus pensamiento, con respecto a esto, pronto serán revelados.
Pero la segunda cosa
es que, llamados por nombre, ellos fueron llenos del Espíritu de Dios, y se los
hizo dependientes del Señor para sabiduría e inteligencia, para ejecutar la
obra encargada a su cuidado. La sabiduría del hombre no es de ninguna utilidad en
el servicio de Dios. "Lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y
lo débil de Dios es más fuerte que los hombres." (1ª. Corintios 1:25). El
apóstol Pablo dice, "si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo,
hágase ignorante, para que llegue a ser sabio." (1ª. Corintios 3:18). Es
por esta razón que los hombres intelectuales —hombres que se fundamentan en
propio entendimiento— muestran, a menudo, nada más que insensatez al tratar con
las cosas divinas. Pero son los siervos de Dios los que tienen la mayor
necesidad de recordar esta verdad. Cuán a menudo son tentados a aplicar sus
propios razonamientos, o su propia comprensión, a las Escrituras, a las
dificultades en la iglesia de Dios —para su propia confusión. No obstante, si
se recordase que no puede haber inteligencia o sabiduría aparte de Dios
—ninguna en absoluto, excepto como recibida de Él, ellos se mantendrían en
constante dependencia— que es la condición única para recibirlas. Más que
actividad, ello produciría espera en Dios —actividad ciertamente cuando la Palabra
para actuar ha sido presentada— pero una espera para obtener la sabiduría
necesaria para el servicio requerido. La demostración de la sabiduría divina en
el servicio es que la cosa hecha es según la Palabra de Dios. "Harán
conforme a todo lo que te he mandado." (Éxodo 31:11). La Palabra es, por
consiguiente, tanto la guía del siervo como la prueba de su servicio —la
demostración de que se ha hecho con sabiduría divina según el pensamiento
divino. Ninguna discreción se dejó a Bezaleel y Aholiab. No se clasificaron
como cosas esenciales y no esenciales los artículos que se debían confeccionar,
o los materiales con los que se debía trabajar. No hay ni el más mínimo rastro
de que una sola cosa haya sido dejada a sus propios pensamientos o imaginación.
Por otra parte, nada fue dejado a la sabiduría propia de ellos. Todo debía ser
hecho según los mandatos dados a Moisés. No quedó al arbitrio de Bezaleel el
hecho de trabajar según un modelo, y de Aholiab según otro. Ambos por igual
estaban limitados, en el detalle más minucioso, por las instrucciones
específicas de Dios. Este hecho necesita ser enfatizado en un día cuando aun los
Cristianos están luchando por la libertad para que cada hombre haga según lo
que es correcto a sus propios ojos. Las varias sectas de la Cristiandad, con
sus múltiples políticas eclesiásticas, muestran que no han sido formadas por
ningún Bezaleel y Aholiab, sino más bien por aquellos que no han recibido
ninguna comisión divina, y no han sido dotados con ningún espíritu de sabiduría
e inteligencia. Porque ellas no resistirían la prueba de la Palabra de Dios, y
por esta causa, tienen que ser rechazadas por todos los que han oído la
Palabra, "el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención
que la grosura de los carneros." (1º. Samuel 15:22). Es, entonces, en esta
instrucción donde debe comenzar cualquier recuperación, donde todo está en
ruina, y donde todas las cosas tienen el sello de la decadencia y el
alejamiento de la Palabra de Dios. Debemos comenzar rechazando todo lo que no
resiste la prueba divina, y entonces debemos hablar, pese a nuestra debilidad y
confusión, para ordenar todo según el pensamiento y la voluntad de Dios.
El día de reposo es
prescrito una vez más.
"Habló además
Jehová a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En
verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y
vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os
santifico. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el
que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna
en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. Seis días se
trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera
que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de
reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto
perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis
días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó."
(Éxodo 31: 12-17).
Como alguien ha
dicho, «El día de reposo se
encuentra siempre cada vez que hay algún principio cualquiera acerca de la
relación establecida entre el pueblo y Dios: el resultado propuesto en toda
relación entre Dios y Su pueblo es que ellos entren en Su reposo.»
El significado del día de reposo ha sido explicado con anterioridad, pero su
prescripción continua, como revelando el corazón de Dios, no puede ser pasada
por alto. Él sabía lo que Su pueblo era, y de qué manera ellos caerían siempre estando
bajo responsabilidad, de modo que, en este sentido, Él nunca se decepcionó por
el resultado. Por otra parte, la anexión del día de reposo a toda relación
entre Él y el pueblo muestra cuán fervorosamente (si es que se puede usar
semejante lenguaje humano) Él anhelaba que Su pueblo entrase en la consumación
de Sus propósitos para ellos, y tuviesen el gozo de la bienaventurada comunión
con Él al compartir Su reposo. El día de reposo significa el reposo de Dios, y
esta era la meta que Dios propuso a Su pueblo. Sabemos que jamás entraron en
él, y esto se declara plenamente en Hebreos 4; pero Sus propósitos nunca
fallan, y por eso es que lo que se perdió estando bajo responsabilidad se
establecerá según Sus propios consejos de gracia. Queda, por tanto, un reposo
(un guardar el día de reposo) para el pueblo de Dios; y todo aquel que cree
entrará en aquel reposo —siendo este el objeto y el resultado de todos los
consejos y modos de obrar de Dios con respecto a Su pueblo. Nosotros, por
tanto, los de esta dispensación (época) somos, así como los hijos de Israel,
peregrinos en el desierto, de camino al reposo del que Dios ha hablado; pero,
bajo el liderazgo del Autor de nuestra salvación, no podemos dejar de poseerlo.
El capítulo, y esta
sección del libro, concluyen con el registro de la dación de las dos tablas del
testimonio. "Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de
Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de
Dios." (Éxodo 31:18). Es necesario recordar que todas las instrucciones,
desde el capítulo 24 hasta este punto, fueron dadas en el monte. Moisés había
estado solo con Jehová. Jehová había estado 'hablando con él' con respecto a la
revelación de Su pensamiento para el pueblo. Habiendo finalizado, Él le dio las
dos tablas de piedra, conteniendo los términos del pacto que había hecho con Su
pueblo. Él (Moisés) dice, "me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas
con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os
habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. Sucedió
al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas
de piedra, las tablas del pacto." (Deuteronomio 9: 10, 11). Por lo tanto,
parece que el contenido de las dos tablas eran las diez "palabras", o
mandamientos, mencionados en Éxodo 20, pero escritas ahora por el dedo de Dios
—los mandamientos que Israel se comprometió a guardar como condición de la
bendición. Ellos abandonaron el terreno de la gracia sobre el que habían sido situados
después de cruzar el Mar Rojo, y por iniciativa propia, y decidiendo de ellos
mismos, ante la propuesta de Dios, se comprometieron en la responsabilidad de
la obediencia. Moisés había estado cuarenta días y cuarenta noches en el monte,
durante los cuales no comió ni bebió (véase Deuteronomio 9:9), estando, por
decirlo así, en un estado sobrenatural, para poder llegar a ser el canal de las
comunicaciones de Dios para Su pueblo. Si hemos de oír la voz de Dios, la carne
no debe inmiscuirse, de hecho, debe ser desechada y, en cierto modo, la
naturaleza también. El lector no olvidará el caso de Elías (1º. Reyes 19:8), y
también el de nuestro bendito Señor —ambos, al igual que Moisés, ayunaron
cuarenta días y cuarenta noches. Pero tal como otra persona ha comentado, «El Señor Jesús debe tener, en todas las
cosas, la preminencia. Moisés, naturalmente lejos, es separado de su estado
natural para poder acercarse a Dios. Cristo estaba naturalmente cerca, y más
que cerca; Él se separó de la naturaleza para enfrentar al adversario a favor
del hombre.» Este contraste
es muy significativo, y muestra claramente que el más
consagrado de los siervos de Dios no puede ser más que una sombra (tipificándola
aun por contraste) de la excelencia de Cristo. (Compárese también el caso del
apóstol Juan en Apocalipsis 1:10).
Edward Dennett
Traducido
del Inglés por: B.R.C.O. – Febrero 2013.-
Título original en inglés: TYPICAL TEACHINGS OF EXODUS - Qualifications for Service (Exodus 31) , by Edward Dennett
Versión Inglesa |
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