EL CANDELERO
DE ORO PURO
Éxodo 25: 31-40
Enseñanzas Típicas del Libro del Éxodo
Edward Dennett
Todas
las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
RVA
= Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial
Mundo Hispano).
VM
= Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada
por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).
Después de la mesa de los panes de la
proposición, sigue el candelero. El altar del incienso, aunque pertenece al
lugar santo, se omite aquí, porque era uno de los enseres de acercamiento más
que de exhibición; y, como ya se señaló, todo lo relacionado con la
manifestación de Dios nos es presentado antes que se describa lo que se
necesitaba para venir a Su presencia. A menos que esta distinción se tenga en
mente, en lugar del orden y el método, todo parecerá estar en confusión.
"Harás además un candelero de oro puro;
labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus
manzanas y sus flores, serán de lo mismo. Y saldrán seis brazos de sus lados;
tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. Tres copas en
forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en
forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los
seis brazos que salen del candelero; y en la caña central del candelero cuatro
copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. Habrá una
manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos brazos
del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para los
seis brazos que salen del candelero. Sus manzanas y sus brazos serán de una
pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. Y le harás siete
lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. También
sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. De un talento de oro fino lo
harás, con todos estos utensilios. Mira y hazlos conforme al modelo que te ha
sido mostrado en el monte." (Éxodo 25: 31-40).
Ante todo, tenemos la forma del candelero.
Si la descripción se lee cuidadosamente, se
verá que el candelero tenía siete brazos; es decir, un pie (una caña) central
con tres brazos saliendo de ambos lados. (Véase Éxodo 25: 31, 32, también Éxodo
37: 17, 18). Había, por tanto, siete lámparas sobre un único candelero. El
número siete juega siempre una parte importante en su ornamentación. Había
"Tres copas en forma de flor de almendro" en cada uno de los seis
brazos (Éxodo 25:33), y "en la caña central del candelero cuatro copas en
forma de flor de almendro" (versículo 34); es decir, en el pie (o caña)
central del que brotaban los brazos. El número siete es, de este modo, una
marcada característica.
La siguiente cosa a ser considerada es el
material del cual estaba hecho, y el
carácter de su luz. Tal como en el propiciatorio, igualmente en el
candelero, no había nada más que oro puro (versículo 31). En su estructura no
se encuentra madera de Sittim (especie de acacia) alguna, y de ahí que por ello
no se prefigure nada humano. Todo es divino. De Éxodo 27 entendemos que la luz
era alimentada por "aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado,
para hacer arder continuamente las lámparas." (Éxodo 27:20). En las
Escrituras, el aceite es siempre un símbolo del Espíritu Santo. De este modo,
el apóstol dice de los creyentes, "vosotros tenéis la unción del Santo"
(1ª. Juan 2:20); y Pablo habla del hecho de que nosotros hemos sido ungidos
(2ª. Corintios 1:21). Colocando, por tanto, estas tres cosas juntas en su
significado típico —el número siete, el oro, y el aceite— el resultado es que
la significancia del candelero es: Luz
divina en su perfección en el poder del Espíritu. Es Dios dando la luz del
Espíritu Santo, y esto se exhibe en que es siete veces perfecta. Al dirigirse a
la Iglesia en Sardis, el Señor habla como teniendo "los siete Espíritus de
Dios"; es decir, el Espíritu en
Su perfección (tal como lo indica el número siete) y energía (Apocalipsis 3:1 –
RVA); y leemos también acerca de "siete antorchas de fuego, las cuales son
los siete Espíritus de Dios." (Apocalipsis 4:5 – RVA).
¿Cuál entonces, se puede inquirir, era el propósito
del candelero? Parecería haber
sido un doble propósito. Primeramente, estaba situado en el lugar santo "enfrente
de la mesa" (Éxodo 26:35; Éxodo 40:24). De este modo estaba en el lado
opuesto a ella, y proyectaba su luz sobre la mesa de los panes de la
proposición. Se puede inferir, por tanto, que este era el objeto de estar
situado así. Ahora bien, la mesa de los panes de la proposición simboliza, tal como
se explicó en el capítulo anterior, la manifestación de Dios en el hombre
(Cristo) en perfección de gobierno administrativo; y los doce panes (o tortas)
sobre la mesa representan a Israel, y también, en cuanto a principio, a los
creyentes de esta dispensación (época), asociados con Cristo delante de Dios. Entonces,
la luz del candelero resplandeciendo sobre la mesa es el Espíritu Santo
rindiendo testimonio a la exhibición futura de la perfección administrativa en
Cristo, cuando Él habrá asumido Su poder, y reinará "desde el rio hasta
los confines de la tierra" (Salmo 72:8); y rindiendo igualmente testimonio
al verdadero lugar de Israel en relación con Cristo delante de Dios. Estas
verdades pueden ser obscurecidas u olvidadas en la tierra, pero allí, en el
lugar santo ante los ojos de Dios, son mostradas plenamente, y exhibidas por la
luz perfecta del Espíritu. Pero, en segundo lugar, la luz era para la
iluminación del propio candelero. "Habló pues Jehová con Moisés, diciendo:
Habla a Aarón y dile: Cuando encendieres las lámparas, han de alumbrar las
siete lámparas hacia la parte de enfrente del candelabro. Y Aarón lo hizo así;
encendió las lámparas de modo que alumbrasen hacia la parte de enfrente del
candelabro, como Jehová había mandado a Moisés." (Números 8: 1-3; VM). Es
decir, la irradiación de la luz del Espíritu Santo revela las bellezas del
utensilio (o lo hermosea) a través del cual ella es mostrada. Una ilustración
perfecta de esto se ven la transfiguración de nuestro bendito Señor, cuando,
como leemos, "resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se
hicieron blancos como la luz." (Mateo 17:2). Siempre fue así, a lo largo
de toda Su senda bendita, para aquellos cuyos ojos eran abiertos (véase Juan
1:4; Juan 2:11); pero en el monte, Su belleza fue mostrada manifiestamente. Así
también en el caso de Esteban. Leemos que era "varón lleno de fe y del
Espíritu Santo", y que "todos los que estaban sentados en el
concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel."
(Hechos 6: 5, 15). Es así con cada creyente en la medida que la luz del
Espíritu Santo —Cristo, de hecho, resplandece a través de su andar y su manera
de vivir.
Pero se puede preguntar adicionalmente, ¿Qué
responde en la tierra a la luz perfecta del Espíritu simbolizada por el
candelero de siete brazos en el lugar santo? Cristo, cuando estuvo aquí,
respondió perfectamente a ello. Él fue así la luz de los hombres, la luz del
mundo, etc. (Juan 1:4; Juan 8:12). Nunca, ni por un momento, la luz del
Espíritu se obscureció en Él; resplandeció pura y constantemente, iluminando
las tinieblas, a través de las cuales Él pasó, con su resplandor bendito, y
dador de vida, a través de Su vida completa. Él fue un vaso perfecto. Después
de Su partida de esta escena, y Su ascensión, la iglesia fue constituida como
portadora de luz. (Apocalipsis 1:20). Ese es su carácter, no obstante lo grave
de su fracaso —un fracaso que resultará, finalmente, en su absoluto rechazo
como vaso de testimonio en la tierra. (Véase Apocalipsis 3:16). El creyente
individual responde a ello también, en la medida que presente a Cristo en su
andar y modos de obrar. Pablo escribe así a los Filipenses, "Haced todo
sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos,
hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de
la cual resplandecéis como
luminares en el mundo." (Filipenses 2: 14, 15).
Es interesante, también, observar de qué manera
era mantenida la luz.
"Habló Jehová a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que te
traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder
las lámparas continuamente. Fuera del velo del testimonio, en el tabernáculo de
reunión, las dispondrá Aarón desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová;
es estatuto perpetuo por vuestras generaciones. Sobre el candelero limpio
pondrá siempre en orden las lámparas delante de Jehová." (Levítico 24:
1-4; también Éxodo 27: 20, 21). En primer lugar, los hijos de Israel debían
traer el aceite puro de olivas. Esto señalará a la responsabilidad del pueblo
de Dios en la tierra, el vaso en el cual se debía mostrar —Israel en aquel
entonces, la iglesia ahora. Aarón debía disponer las lámparas. Mediante esto se
enseña que la luz del Espíritu, en su exhibición, puede ser mantenida sólo por
el cuidado y la intercesión sacerdotal de Cristo. Él solo podía usar "sus despabiladeras y sus platillos", ya que ambos igualmente
estaban
hechos de oro puro (Éxodo 25:38). Cada rayo de luz que resplandece abajo, sea a
través de la iglesia o del creyente individual, no es sino la respuesta a Su
obra sacerdotal. Con relación a esto, se puede observar que el aceite puro de
olivas debía ser "batido" para el alumbrado. (Éxodo 27:20 – VM), y
que el candelero mismo debía ser "labrado a martillo". (Éxodo 25:31 –
VM). Esto debe apuntar al hecho de que la intercesión de Cristo se fundamenta
sobre la eficacia de Su obra en la cruz, representando, el término
"batido", Sus sufrimientos, por cuyas heridas somos sanados.
Por último, tomen nota da la duración de la luz. Debía ser
"desde la tarde hasta la mañana" (Éxodo 27:21; Levítico 24:3). La
lámpara es para la noche; y durante toda la noche de incredulidad de Israel,
hasta que el día amanezca, y las sombras huyan, el candelero debe estar
dispuesto delante de Jehová. El testimonio del verdadero lugar de ellos es
mantenido durante toda los años agotadores de las tinieblas de su incredulidad por
la intercesión de Aquel que rechazaron y crucificaron. Pero al final, Él mismo
será para ellos "como la luz de la mañana
cuando se levanta el sol; de una mañana sin nubes, cuando por el brillo tras la
lluvia, crece la hierba de la tierra." (2º. Samuel 23:4 –
VM). La esperanza del Cristiano es más inmediata; ya que "la noche está
avanzada, y se acerca el día." (Romanos 13:12). Pero mientras esperamos,
¡que nuestras lámparas —alimentadas con el aceite verdadero, y dispuestas
continuamente delante del Señor — puedan
resplandecer siempre con más intensidad hasta el regreso del Señor!
Edward Dennett
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Noviembre 2012.-
Título original en inglés: TYPICAL TEACHINGS OF EXODUS - The Candlestick
of pure gold (Exodus 25:31-40) , by Edward Dennett
Versión Inglesa |
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