LA CANASTA DE LAS PRIMICIAS (Deuteronomio 26)
Pregunta: El Sr. M. F. pregunta, ¿se limita la canasta de las primicias a la entrada
de Israel en la tierra, o era una oblación repetida y constante? También, ¿en qué se verifica ahora en los creyentes?
Respuesta: Es evidente que ello se aplica a la posesión de la tierra por parte de Israel
en cualquier momento. Las últimas palabras del primer versículo de Deuteronomio 26 implican lo mismo. "Y será, que cuando hubieres entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y la poseyeres y habitares en ella, que tomarás", etc. (Deuteronomio 26: 1, 2 - VM). Éxodo 23:19; Levítico 23; y Números 18:13,
confirman esto plenamente. Era una ordenanza permanente en la tierra. El espíritu de la ofrenda es, asimismo, evidente: -
una profesión completa delante de Dios de que ellos poseían las cosas que Él había prometido a sus padres. El padre de ellos
había sido "un arameo a punto de perecer" (Deuteronomio 26:5), un esclavo en Egipto; y la redención los había sacado de allí,
y los había llevado a la buena tierra de la cual estaban disfrutando ahora plenamente. Por lo tanto, ellos debían venir a
reconocer al Dador, ofreciéndole las primicias. Ellos adoraban y se alegraban en todo el bien que el Señor les había dado, y esto en gracia,
con el Levita y el extranjero.
De
qué forma se relaciona todo esto con la manera en que el creyente hace ahora la ofrenda, es evidente. La respuesta no es otra
que con toda su adoración, el reflejo, y el hecho de devolver a Dios el fruto - las primicias, si es que la fe verdadera y
la piedad están allí, de lo que Dios mismo ha revelado ser para él, y de ese gozo celestial al cual Él le ha introducido.
Tal es, apropiadamente, lo que Dios llama "lo que es vuestro" (Lucas 16:12); puesto que nosotros somos peregrinos en la tierra,
'lo nuestro' no está en el desierto. Se encontrará, en la Escritura, y en todas partes, y siempre, que la característica de
la piedad es que el primer efecto de la bendición es volver a Dios y reconocerlo
allí, y no el disfrute personal de dicha bendición, lo cual, sin esto, nos desvía de Dios. Aun el amor que dio está más presente
que el don. Vean a Eliezer en el pozo (Génesis 24), el leproso Samaritano limpiado (Lucas 17), y una multitud de otros ejemplos.
Aquel que dio está más y más ante nosotros que el propio don. Este es el carácter elevador del disfrute divino. Lo disfrutamos,
entonces, libremente y de manera bienaventurada, ciertamente, y la corriente de la gracia fluye al Levita y al extranjero
- a aquellos cuyos corazones están en necesidad, y que no tienen una herencia en
la tierra que nosotros disfrutamos. Se trata, entonces, del regreso del corazón a Dios en el disfrute de las bendiciones celestiales
que son el fruto de la redención. El Cristiano puede disfrutar, también, o adorar así, cuando él es consciente de que las
cosas celestiales son suyas. Se trata de la profesión, la abierta confesión de esto; si él no está consciente de esto, tampoco
puede traer su canasta de primicias. "Un arameo a punto de perecer" era una cosa pasada. La adoración se fundamentaba sobre
la posesión de la bendición y sobre una herencia conocida - un tipo, o una figura, de estar sentados en los lugares celestiales
en Cristo Jesús. (Efesios 1:3). No se trata de agradecimiento por las promesas, independientemente que eso tenga su lugar, sino de agradecimiento de que ellas están cumplidas
- en Cristo, sí y amén. La redención es reconocida como una cosa cumplida que nos
ha puesto en posesión, aunque nosotros tenemos que esperar aún por la redención
del cuerpo. (Romanos 8:23).
Este
es, efectivamente, el carácter general del libro de Deuteronomio. No se trata del acercarse a Dios en el santuario por medio
de un sacrificio, sino de que los que componen el pueblo - no meramente el sacerdote
por ellos - están en posesión, y, por ende, se trata de los sentimientos hacia Dios mismo, y hacia los afligidos de los hombres,
en el disfrute de la bendición; porque gracia con liberalidad conviene a aquel que ha recibido todo a través de la gracia
(Mateo 10:8). Comparen con Deuteronomio 16 donde aun los varios grados de esto se trazan en las tres fiestas principales del
Señor. De allí, también, la responsabilidad del pueblo en cuanto a la continuidad del disfrute de la bendición; porque es
en la senda de obediencia que tal disfrute es conocido. Deuteronomio es un libro que contiene la enseñanza práctica más profunda
en este respecto.
THE BIBLE TREASURY (Second Edition, 1868), Vol. 1, Abril 1857, página 178.
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. - Junio 2010.-
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