REINO DE LOS CIELOS Y REINO DE DIOS
L. T. pregunta:
¿Podría usted definir, por favor, en alguna medida, los términos "reino del
cielo" y "reino de Dios"? Algunas veces parecen ser sinónimos, y
otras no. Mateo, y sólo él, usa principalmente el primero; Lucas el segundo,
así como también los otros.
Todas las citas
bíblicas se encierran entre comillas
dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60).-
Respuesta: "El reino de los cielos"
(que es la verdadera traducción) es nombrado sólo en Mateo. Es un término dispensacional;
mientras que
"el reino de Dios" es una cosa moral.
Usted encuentra que los términos son usados en consonancia con los evangelios
que usted ha nombrado: Mateo agrupa sus temas dispensacionalmente; Lucas lo
hace moralmente; alejándose ambos del orden
histórico, orden que Marcos sigue más que ninguno de los demás.
Para un Judío el término "reino de los
cielos" era familiar. (Véase Deuteronomio 11:21; Salmo 89:29; Daniel 2:44;
Daniel 4: 26-35, y otras Escrituras). Es el «gobierno de los cielos» reconocido
en la tierra. Fue anunciado como que "se
ha acercado" no como llegado,
por Juan el Bautista (Mateo 3); por el Señor (Mateo 4); por los doce (Mateo 19),
y rechazado; luego, en Mateo 12 el cual finaliza
las buenas nuevas (el evangelio) para el Judío, se pronuncia la maldición del
Anticristo sobre la nación, y
se enuncia un Remanente reconocido que hace la voluntad del Padre. En el
capítulo 13, el Señor comienza una nueva acción como sembrador, y el reino de
los cielos asume un nuevo carácter, que los profetas no contemplaron: un ámbito
invadido por el mal, con una cosecha mezclada — los "misterios del reino
de los cielos" (Mateo 13:11), y en lugar de que los súbditos verdaderos de
este reino tengan su origen en Abraham,
ellos lo tienen de la Palabra de Dios,
que Cristo siembra; mientras otros aceptan nominalmente la autoridad de Cristo,
como profesantes.
En Lucas, el cual es el gran moralizador, el
término usado es "reino de Dios", del cual Cristo pudo decir, en
respuesta a la consulta de los Fariseos si ella venía con reparo, que dicho
reino estaba "entre vosotros" (Lucas 17:21), ya que Dios estaba allí
en Él; mientras que del "reino de los cielos" sólo se pudo decir que
"se ha acercado", y no comenzó (y no podía comenzar) hasta que el
Señor estuvo en el cielo. El hecho de que el reino hubiese llegado (o venido)
durante Su presencia habría hecho que fuese aquí el reino de la tierra. Su autoridad
y la autoridad
de los cielos fueron reconocidas por los discípulos, aun antes de la venida del
Espíritu Santo, durante los diez días de intervalo, mientras esperaron Sus
instrucciones para la venida del Espíritu Santo. El "reino de los
cielos" continuará en su estado confuso actual hasta el Milenio; por eso
es que hay un buen margen de tiempo después
que la historia de la iglesia termina, ya que había comenzado antes que ella.
Usted encontrará dos lugares donde dicho reino
tiene un carácter moral asignado por Pablo — "El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el
Espíritu Santo. " (Romanos 14:17); "El reino de Dios no consiste en
palabras, sino en poder." (1ª. Corintios 4:20). El "reino de Dios"
«es la exhibición, (o manifestación) del poder gobernante de Dios bajo
cualquier circunstancia.» Un hombre debe nacer de nuevo para «verlo», o para «entrar
en» el reino de Dios, en su verdad (Juan 3); no así con respecto al reino de
los cielos, en el cual se mezclan la cizaña y el trigo. Las almas pueden
profesar y someterse al reino de Dios, meramente por profesión; por eso, en
Lucas 13:18, Él usa el término "reino de Dios" donde la profesión
nominal (sólo de nombre) es mencionada en la parábola, y donde la expresión el
"reino de los cielos" pudo ser usada a manera de sinónimo. Aun así,
nadie sino los santos serían realmente de
él, como nacidos de Dios.
Cuando entra el
Milenio, el estado confuso actual del reino de los cielos será desechado
mediante el juicio de los vivos; y será mostrado entonces en su verdad, en un
doble estado de cosas, celestial y terrenal. El Hijo del Hombre reúne de Su reino
— es decir, de la parte terrenal de él (véase Salmo 8; Hebreos
2) — todos los tropiezos o estorbos, y los que hacen iniquidad; y entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre — es decir, en el
ámbito celestial de él. (Véase Mateo
13: 41-43).
F.
G. Patterson
Traducido
del Inglés por: B.R.C.O.- JUNIO 2014.-