LAS HERMANAS Y LOS ASUNTOS DE LA ASAMBLEA
Mientras estamos peregrinando en este mundo-, nuestra
vida cristiana colectiva - la vida de asamblea - puede reflejar, desgraciadamente,
altibajos, luces y sombras. Hay también decisiones que tomar, asuntos - no siempre muy agradables - que debemos averiguar.
¿Cuál es la posición de las hermanas respecto a esas cuestiones? - He aquí el parecer de un venerado siervo del Señor
sobre tan delicado punto:
Las hermanas no tienen que intervenir en el examen de los asuntos
o dificultades que puedan surgir en la Asamblea. Sin embargo, si se trata de la acción de la Asamblea, considerada en su conjunto,
forman parte integrante de la misma, y cuando los hermanos - después de haber examinado detenidamente un asunto - informan,
o llevan sus conclusiones ante la Asamblea, las hermanas están, o pueden estar presentes.
Ellas tienen la libertad de hablar aparte con sus maridos, o también
de comunicar su pensamiento a un hermano fiel y responsable, pues puede ocurrir que ellas conozcan detalles o hechos susceptibles
de ayudar o influenciar el juicio o las conclusiones de cuantos examinen determinado asunto; pero no toman ninguna parte
pública en la actividad eclesiástica. Como hemos dicho, ellas forman parte de la Asamblea cuando ésta obra en definitiva,
es decir, cuando lleva a ejecución sus decisiones.
No olvidemos que lo importante es que el Señor esté presente. Cuando
los hermanos examinan un asunto, si cuentan con Él, Dios les ayudará con Su Espíritu; además, el Señor se halla presente en
la Asamblea, y, por la acción del Espíritu Santo, Su Autoridad se ejerce en ella.
Pero la mujer no puede ocuparse de la administración de la Asamblea:
es una cosa que la Palabra de Dios le prohíbe claramente.
No he visto nunca que una mujer se ocupe del gobierno o de la administración
de una asamblea, sin que haya sido y sea un mal para ella y para los demás.
J. N. Darby
Revista
"VIDA CRISTIANA", Año 1957, No. 25.-