Teología
del Pacto hoy
W. J. Prost
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles
("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles
("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser
consultadas al final del escrito.
El sistema de pensamiento que
actualmente es denominado 'Teología del Pacto' comenzó en la época de la
Reforma con hombres como Calvino y Zwinglio, aunque algunos indagarán sus
raíces hasta Agustín de Hipona y otros de los primeros padres de la Iglesia. Este
sistema influyó más tarde en el pensamiento de los conocidos como puritanos,
como se evidencia en la confesión de Westminster de 1647. El movimiento fue
especialmente firme en Escocia, y con el tiempo en la zona de Nueva Inglaterra,
en los Estados Unidos de Norteamérica. Siempre ha habido quienes sostenían estos
principios pero en los últimos cincuenta años ha aumentado el interés por sus dogmas.
Esto ha provocado muchas controversias entre los teólogos del pacto y aquellos
que han sido mencionados como dispensacionalistas.
Los principios Básicos.
¿Cuáles son los principios
básicos de la teología del pacto? Esto puede ser resumido en una cita de uno de
sus más firmes defensores —
«El
eje central de la Biblia... es la revelación en espacio y tiempo de la
intención inmutable de Dios de tener un pueblo en la tierra con el que Él se
relacionaría mediante un pacto para Su gozo y el de ellos».
«Por
lo tanto, las promesas evangélicas que ofrecen a Cristo y Sus beneficios a los
pecadores son invitaciones a entrar y disfrutar de una relación de pacto con
Dios».
Básicamente ellos creen que
hay y que siempre ha habido un único pueblo de Dios. Ellos creen que Israel era
la iglesia en el Antiguo Testamento y que la iglesia es el Israel del Nuevo
Testamento. Creen que todo en la Escritura se centra alrededor de dos pactos, a
saber, el pacto de la ley y el pacto de la gracia. Sin embargo estos no son considerados
como diferentes sino más bien como siendo diferentes aspectos del mismo pacto.
Énfasis en las
obras.
Los teólogos del Pacto enfatizan
firmemente las obras como siendo ellas necesarias para la salvación y ellos no
creen que el Pacto de la Gracia haya dejado obsoleto el Pacto de Obras. Sin
embargo ellos consideran las obras de los creyentes como habiendo sido hechas
por Cristo en nombre de ellos porque todos los que estaban bajo Adán no habían logrado
guardar la Ley. Ellos creen en la obra de Cristo para salvación pero enfatizan
Su obediencia a la voluntad de Dios como el principio básico de nuestra 'justicia
imputada'. Otro contemporáneo defensor de este pensamiento Lo expresa de esta manera
—
«Nosotros sabemos que Cristo hizo
expiación en la cruz por la
desobediencia de Adán y por la nuestra, pero nosotros a menudo olvidamos que la
obra de Cristo no fue meramente negativa o 'pasiva' (soportando la maldición).
Nuestro Señor fue también "activamente" obediente cumpliendo la ley por
nosotros. Los que están unidos a Cristo no sólo son neutrales o no sólo están libres
de culpa ante el Padre sino que realmente son considerados positivamente
justos, como si nosotros mismos hubiéramos cubierto al desnudo, sustentado al
hambriento y haber guardado toda la ley. Como el criminal en la cruz, nosotros hemos
hecho estas cosas "en Cristo».
Reconstruccionistas
Cristianos como resultado de esta forma de pensamiento.
La Teología Del Pacto enfatiza
la necesidad que tienen los creyentes de involucrarse en el mejoramiento de
este mundo pues los Teólogos del Pacto algunas veces se llaman a sí mismos 'Reconstruccionistas
Cristianos'. Aunque hay algunas variaciones en su pensamiento la mayoría de
ellos no cree que el Señor vendrá sino hasta después de que el Milenio haya
terminado, y algunos ni siquiera creen en un Milenio literal de 1000 años. La
mayoría de los Teólogos del Pacto creen que lo que las Escrituras llaman
"la Gran Tribulación" en realidad tuvo lugar alrededor del año 69-70
después de Cristo cuando el general romano Tito destruyó Jerusalén, y que nosotros
ya estamos en el Milenio, trabajando hacia la perfección del Reino de Dios en
este mundo. Otro de sus adherentes ha dicho que «el reinado de Cristo no es un
acontecimiento futurista sino uno que Él ha llevado a cabo y mantiene incluso
ahora». El firme énfasis que ellos hacen es acerca de la extensión del Reino de
Dios para integrar a todo el mundo mediante la predicación del Evangelio. Ellos
no esperan que el Señor regrese por algún tiempo, — no hasta que el mundo
entero haya sido llevado al punto en que el carácter de Su reino sea exhibido
en todas partes.
La sal se ha desvanecido,
ha perdido su sabor.
El testimonio cristiano en
general debe asumir alguna responsabilidad por los errores de la teología del
pacto y por el avivamiento del interés en ella. la Iglesia no ha andado en la
luz que Dios le ha dado. Demasiado a menudo la gracia ha sido enfatizada de
manera incorrecta resultando en lo que Judas llama 'convertir en libertinaje la
gracia de nuestro Dios' [pasión desenfrenada]. (Judas 4). Los creyentes han
descansado en la certeza de la obra consumada de Cristo descuidando la
importancia del discipulado. Ellos se han gloriado en el Evangelio de la Gracia
de Dios y han olvidado que Pablo también predicó el Reino de Dios. — un estado
moral consistente con aquellos que reconocen al Señor Jesús como el legítimo Rey.
En lugar de ser embajadores de Cristo de la manera correcta y por lo tanto ser
la "sal de la tierra", la sal se ha 'desvanecido', ha perdido su
sabor (Mateo 5:13) y por lo tanto a menudo ha sido echada fuera por el mundo. La
rectitud moral ha sido reemplazada por el descuido en nuestras vidas cristianas,
mientras que la devoción a Cristo ha sido reemplazada por el egoísmo y la comodidad.
¿Qué tienen que decir las
Escrituras a todo esto?
A primera vista parecería que
los que apoyan la teología del pacto tienen algunas Escrituras a favor de ellos.
Es cierto que la Escritura gira en torno a la historia de dos hombres, Adán y
Cristo como cabezas de una raza caída y de una raza nueva respectivamente. Es
cierto que Dios hará que a su Hijo se Le dé el lugar que Le corresponde en este
mundo y que habrá un reino visible que exhiba el carácter de Dios. Es cierto
que Dios espera ver en la vida de los creyentes el fruto de esa nueva vida que Él
les ha dado y que Dios quiere "purificar para sí un pueblo propio, celoso
de buenas obras". (Tito 2:14). Sin embargo, la teología del pacto dista
mucho de toda la verdad de Dios en varios asuntos importantes y si es adoptada
ella tiende a a deprimir espiritualmente al creyente y a reducirlo al nivel de
la revelación del Antiguo Testamento.
Los Reinos Celestiales y
Terrenales ante todo.
Un sistema tal ignora la verdad
de Efesios, — "Según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí
mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento
de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la
tierra". (Efesios 1:9, 10). Dios no sólo va a tener un reino en la tierra sino
que Él tiene En Sus propósitos la bendición de La iglesia en el cielo. La
iglesia no es una compañía terrenal, y por este motivo ella no está en una
relación de pacto con Dios. Es cierto que ella entra en el bien del nuevo pacto
en que sus bendiciones se fundamentan en la obra de Cristo en la cruz, pero
ella no está en una relación de pacto con Dios. Un pacto siempre tiene que ver
con la tierra y con un pueblo terrenal y la iglesia es una compañía celestial.
"Mas nuestra ciudadanía está en los cielos". (Filipenses 3:20). La
teología del pacto niega la vocación celestial de la iglesia.
En segundo lugar, la
esperanza de la segunda venida del Señor y lo relacionado con esto.
La teología del pacto destruye
prácticamente la venida del Señor como una esperanza viva actual para el
creyente. Ellos no esperan que el Señor venga en cualquier momento sino que
esperan más bien que el Reino de Dios en poder sea establecido antes de que el
Señor venga. La esperanza de ellos no es la venida del Señor por nosotros sino
más bien para ser usada en la promoción del reino de Dios en este mundo. La
Escritura nos enseñan que aquellos que son salvos hoy son salvos "para
servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo". (1ª
Tesalonicenses 1:9, 10).
En
tercer lugar, Justicia a través de la
obediencia de Cristo.
La teología del pacto dice
erróneamente que la justicia de Cristo al guardar la ley nos es imputada y que
nuestra justicia se debe a que Él fue perfectamente obediente a Dios el Padre.
Es cierto que como el hombre perfecto sin pecado Cristo guardó la ley, pero en
ninguna parte se dice en la Escritura que la justicia de Cristo al guardar la
ley nos es imputada. Más bien, la justicia es imputada porque Cristo ha
satisfecho plenamente las justas demandas de un Dios santo en la cruz y porque
"[Dios] por nosotros lo hizo pecado [al Señor Jesús]",y nosotros
hemos sido hechos "justicia de Dios en él" (2ª Corintios 5:21).
En cuarto lugar, Israel y la Iglesia.
la Teología del Pacto niega la
diferencia fundamental entre Israel y la Iglesia. Es cierto que Dios traerá de
regreso a Israel a la bendición terrenal en el Milenio, pero, como hemos visto,
la Iglesia está destinada para la bendición celestial. La Teología del Pacto
ignora de manera práctica la posición única de la Iglesia como Cuerpo y Esposa
de Cristo. la Iglesia era un Misterio o Secreto Oculto en Dios, un Secreto que
no fue revelado hasta que a Pablo le fueron dadas las revelaciones especiales concernientes
a ella. Al tratar de fusionar la Iglesia con Israel estos privilegios
especiales de la Iglesia son ignorados. A menos que entendamos que la iglesia
no es el tema de la profecía, propiamente hablando, nunca seremos capaces de
entender la profecía ni de ver cómo todo en la Palabra de Dios se ajusta a Sus
propósitos.
En quinto lugar, Mejoramiento del mundo.
la Teología del Pacto espera que
el mundo mejore gradualmente a medida que el Espíritu de Dios (supuestamente)
trabaja para traer almas a Su Reino. Un relevante teólogo del Pacto hace esta afirmación:
«Los cristianos
modernos... prefieren minimizar su responsabilidad llamando a los hombres a
salir del mundo en lugar de llamarlos a gobernar el mundo bajo la autoridad de
Jesucristo». Por el
contrario, Pablo y otros como Pedro y Judas predijeron que este presente siglo
(o era) terminaría con un fracaso por parte de la Iglesia como testimonio
público, y con una iniquidad sin precedentes en el mundo. Pablo también
reprendió a los Corintios, diciéndoles: "Ya estáis saciados; ya os habéis
enriquecido; sin nosotros habéis llegado a reinar". (1a Corintios 4:8 - VM).
Hoy es un tiempo para que el creyente siga a un Salvador rechazado, no para que
él asuma un lugar en reinar porque, de hecho, el creyente es llamado a salir de
este mundo. En cuanto a la bendición venidera para este mundo la teología del
pacto postula que un hipotético 'pacto de gracia' introducirá un orden social
transformado mediante la predicación del evangelio. La Palabra de Dios dice:
"Cuando tus juicios están en la tierra, los habitantes del mundo aprenden
justicia". (Isaías 26:9 – VM). Sólo mediante juicio este mundo será
limpiado y el reino será establecido.
En sexto lugar, el Evangelio de la Gracia y el
Evangelio del Reino.
la
teología del pacto confunde el Evangelio de
la gracia de Dios y el Evangelio del Reino. Al hacerlos iguales una gran
confusión es introducida. Los hombres (tales como Juan el Bautista y los
discípulos) predicaban el evangelio del reino cuando no esperaban que Cristo
sufriera y muriera. El evangelio de la gracia de Dios se fundamenta en la
muerte, la sangre y la resurrección de Cristo. Es cierto que toda bendición ya
sea bajo el evangelio del reino o el evangelio de la gracia de Dios debe estar
fundamentada en la obra consumada de Cristo, pero equiparar los dos mensajes es
introducir una gran confusión en la Escritura. El evangelio del reino es para
la tierra y predica bendiciones terrenales, mientras que el evangelio de la
gracia de Dios predica bendiciones celestiales y llama a los hombres a salir de
este mundo.
Finalmente, Ley y Gracia.
La teología del pacto llevada
a su conclusión lógica coloca al creyente de nuevo bajo la ley. En lugar de ver
la ley mosaica como "nuestro ayo (o tutor), para llevarnos a Cristo"
(Gálatas 3:24), la teología del pacto insiste en que nosotros debemos continuar
guardándola. Romanos 7:4 nos dice que nosotros hemos "muerto a la ley
mediante el cuerpo de Cristo". La justicia de la ley debiese cumplirse en
nosotros, pero ello no es por estar bajo la ley. Ello es más bien por andar en
el Espíritu y permitir que esa nueva vida que Cristo nos ha dado se muestre a
sí misma en nuestras vidas.
Se podría decir más pero tal
vez esto presenta lo suficiente de un retrato para mostrarnos la falacia del
sistema de creencias del pacto. Estar bajo él es glorificar al hombre, y en definitiva,
estar en esclavitud. "Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo
nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud". (Gálatas
5:1).
W. J. Prost
Traducido del Inglés
por: B.R.C.O. – Julio 2023
Otras
versiones de La Biblia usadas
en esta traducción:
VM = Versión Moderna,
traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones
Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).