LA
TRINIDAD
Varios Autores
Publicado por Verdades Bíblicas (Bible Truth Publishers –
Junio 2010
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("")
y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles
("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser
consultadas al final del escrito.
CONTENIDO:
1 - La
Trinidad
2 - Dios plenamente revelado
3 - La Deidad
4 - La
Trinidad en Unidad
5 - La
Unidad de la Deidad
6 - Un Dios - Un Mediador
7 - El Bautismo de Jesús
8 - Oposición a la Verdad de la
Trinidad
9 -
Oración a Dios
10 – Los
Tratos de Dios con Sus Hijos
11 - La Unidad de Amor por Nosotros
12 - La Plenitud de la Deidad
13 - La Trinidad
1
- La Trinidad
El tema de esta publicación está
más allá del entendimiento. Sin embargo muchas cosas que conocemos y
disfrutamos también están más allá de nuestro entendimiento. Como criaturas
somos finitos mientras que Dios es infinito. Por lo tanto Él está más allá del
entendimiento humano. Pero, bendito sea Dios, Él ha escogido revelarse a
nosotros a través del Hijo de manera que podamos conocerle y adorarle.
Nosotros conocemos el amor de
Cristo y aun así este amor "excede a todo conocimiento". (Efesios 3:
17-19). La paz de Dios guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en
Cristo Jesús y aun así esta paz "sobrepasa todo entendimiento".
(Filipenses 4: 7). Las profundidades de la sabiduría y de la ciencia de Dios
producen "juicios insondables" y "caminos inescrutables".
(Romanos 11: 33).
G. V. Wigram comenta acerca de
este tema: «La mente
humana a menudo se crea grandes dificultades acerca del tema de la Trinidad, —
dificultades que no existen. Las personas me han dicho a menudo: «No me gusta esa palabra Trinidad;
yo no veo cómo pueden existir tres en uno y uno en tres.» Mi respuesta es muy sencilla, a saber, «Yo no tengo ningún amor
particular por la palabra pero sí por la verdad para la cual los hombres la han
acuñado para representarla aunque yo no puedo decir que la entienda.» (Adaptado).
No permitamos que lo que no
podemos entender limite nuestro disfrute de nuestro Dios infinito tal y como Él
se nos ha revelado.
2
- Dios plenamente revelado, por
William Prost
Como ha dicho otro, es un
pensamiento solemne pero bienaventurado que Dios haya sido revelado ahora
plenamente. Ciertamente el hombre no puede tener ninguna relación con Dios a
menos que Dios mismo escoja revelarse. Como consecuencia cuanto mayor es la
revelación de Dios más cercana y más bienaventurada es la relación con Él, pero
también mayor será la condenación si esta revelación es rechazada. En el
Antiguo Testamento Dios habló "muchas veces y de muchas maneras… a los
padres por los profetas" (Hebreos 1: 1), pero ello fue siempre una
revelación parcial de Dios. Ahora Dios "nos ha hablado por el Hijo (literal,
"en el Hijo)" (Hebreos 1: 2) y ha escogido revelarse plenamente a
través de Él pues el deseo de la Deidad era que toda Su plenitud habitara y se
manifestara en Cristo.
El Hombre en una Relación
Este hecho maravilloso es a la
vez un privilegio maravilloso pero también lleva al hombre a una grave responsabilidad.
¡Pensar que Dios que es infinito y por tanto incapaz de ser conocido por sus
criaturas finitas escogió revelarse en el Hijo mediante el hecho del Hijo
haciéndose hombre y viniendo al mundo! Más aún, esa revelación tuvo como su
objetivo la bendición definitiva del hombre y llevarle a una relación con Dios
que jamás ninguna mente humana podía haber pensado que fuese posible. Para
aquellos que aceptan a Cristo como la revelación de Dios la bendición es tal
que toda la eternidad no será suficiente para exhibirla y disfrutarla.
Por otra parte la plena
revelación de Dios sólo sirvió para sacar a relucir más plenamente la
depravación total de la raza humana y la oposición del hombre a Dios tal como
se reveló en Cristo. Habiéndose Él mismo revelado plenamente y además en amor y
gracia, Dios (y hablamos reverentemente) no puede hacer más. Si el hombre
rechaza el amor y la gracia además de la verdad (y todo esto fue revelado y
mostrado plenamente en Cristo), entonces Dios debe actuar en juicio aunque ello
es "su extraña obra". (Isaías 28: 21).
Para el creyente hay bendiciones
maravillosas asociadas con el conocimiento pleno de Dios, — bendiciones que son
peculiares al cristianismo en esta época de la gracia de Dios. Nos gustaría
mencionar algunas de ellas aunque está más allá del alcance de este artículo
entrar en detalles con respecto a estas bendiciones.
Dios Como Nuestro Padre
En primer lugar somos llevados al
conocimiento de Dios como nuestro Padre. En el Antiguo Testamento Dios fue
revelado como Dios Todopoderoso y como Jehová, — como Dios Todopoderoso a los patriarcas
y como Jehová a Israel. Ninguno de los dos nombres representaba plenamente el
carácter de Dios para con el hombre pero ahora Él ha sido revelado a la iglesia
como Padre. Es en conexión con la revelación de Dios como Padre que nosotros tenemos
vida eterna pues aunque los santos del Antiguo Testamento ciertamente tenían
vida nueva la expresión "vida eterna" nunca fue aplicada a ella.
Cristo vino a revelar al Padre y como Hijo Él era el Único capaz de hacerlo. Y
más que esto pues desde Su obra (la de Cristo) en la cruz Él nos ha llevado a
esa misma relación bienaventurada con el Padre. Él pudo decir a María
Magdalena: "Subo a mi Padre y a vuestro Padre". (Juan 20: 17). Antes
de esto el Señor Jesús había hablado de "Mi Padre", de "el
Padre", e incluso de "vuestro Padre", pero en esta última
expresión siempre estaba el pensamiento de "vuestro Padre celestial".
Ahora somos libres de llamar a Dios nuestro Padre y de disfrutar de esa
relación en toda la cercanía a la que Cristo nos ha llevado. Nada puede haber más
íntimo que esto.
Pero esta revelación de Dios como
Padre fue hecha por el Hijo el cual se hizo hombre para ello. "El Padre
envió al Hijo para ser el Salvador del mundo". (1ª. Juan 4: 14). Si bien
la Persona del Hijo es un misterio divino y seguirá siéndolo, aun así Él ha
revelado plenamente al Padre. Como hombre Él anduvo por este mundo en compañía
de hombres experimentando todo el dolor que el pecado había traído sobre ellos.
Luego Él murió por nosotros como hombre y habiendo resucitado seguirá siendo
hombre por toda la eternidad para disfrutar de nuestra compañía. Bien pudo
decir el autor del himno:
¿Qué suscitó ese maravilloso
pensamiento?
¿O quién lo sugirió?
Que nosotros, la iglesia,
llevada a la gloria,
¿seamos con el Hijo
bendecidos?
La Revelación Divina
La revelación de Dios como trinidad
ha suscitado mucha controversia no sólo entre los incrédulos sino incluso entre
cristianos. En última instancia todo esto surge a partir del antiguo empeño del
hombre por captar en las cosas divinas lo que está más allá de su
entendimiento. Cuando no puede hacerlo él lo reduce a algo que puede entender.
Al hacerlo él corrompe invariablemente la verdad de Dios y cae en error. Cuando
Dios es revelado como el Padre y como el Hijo el hombre comete el error de
razonar a partir de las relaciones humanas para tratar de entender las divinas
y al hacerlo él siempre deshonra a Dios y estropea su propio disfrute de lo que
Dios ha dado. En las relaciones humanas un padre debe existir antes que el hijo
y el hijo debe ser procreado por el padre. Pero en las relaciones divinas el
Padre y el Hijo coexisten desde toda la eternidad, — y esto es algo que
la mente natural no puede
comprender. ¡En lugar de cuestionar o tratar de entender lo que nos corresponde
es inclinarnos en asombro y adoración! Si nosotros comenzamos con las
relaciones divinas y luego pasamos a lo que es humano Dios es glorificado y el
hombre es mucho más bendecido.
Añadida a esto está la revelación
de la relación pues el hombre fue formado a imagen y semejanza de Dios. Al
conocer las relaciones divinas nosotros podemos entender mejor las relaciones
humanas aunque ellas son necesariamente inferiores debido a la diferencia entre
lo finito y lo infinito. Pero el disfrute de Dios como Padre y de Cristo como
Hijo hace que nos demos cuenta de que las relaciones humanas siguen el modelo
de las divinas aunque no son iguales. Ello aporta una dimensión a nuestra vida
espiritual que antes no existía y trae un deleite que no podía ser conocido
cuando Dios no había sido revelado plenamente.
La Morada del Espíritu Santo
Finalmente, el Espíritu Santo
mora en nosotros y Él está presente aquí en la tierra habitando en cada
creyente individualmente y entre los creyentes colectivamente como la casa de
Dios. Su venida es mencionada como "la promesa del Padre" (Hechos 1: 4),
y el Señor Jesús pudo hablar del "Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre". (Juan 14: 26). Toda la Trinidad está involucrada en la
bendición del creyente. Es por medio del Espíritu de Dios que nosotros estamos
en asociación directa con Cristo—, un Cristo resucitado en la gloria. El
Espíritu de Dios era conocido en el Antiguo Testamento ya que está registrado que
Él venía sobre individuos de vez en cuando permitiéndoles difundir el
pensamiento de Dios y escribir las Escrituras Santas. Sin embargo y consecuente
a la glorificación de Cristo a la diestra de Dios el Espíritu ha descendido
para asumir Su lugar en este mundo hasta que la iglesia sea llamada al hogar.
Vivir durante esta época en que
el Espíritu de Dios está aquí en la tierra es un tremendo privilegio. Él está
aquí como el parakletos, — uno que se encarga y cuida de todos nuestros
asuntos. Él nos guía a toda la verdad, nos revela las cosas de Cristo y nos da
el disfrute de Cristo en nuestros corazones. Su objetivo fundamental es
hacernos cada vez más semejantes a Cristo porque "mirando… la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor". (2ª Corintios 3: 18). Él conduce y guía tanto
individual como colectivamente en nuestras vidas para gloria de Dios y para nuestra
bendición ya sea en adoración o en servicio. Este es un privilegio que no era
conocido antes del día de Pentecostés ni se volverá a conocer en la tierra
después que la iglesia sea llamada al hogar.
Bien podemos decir junto con otro
escritor de himnos:
Bendita
sea nuestra porción
Gloriándonos
en la Trinidad;
Por
el evangelio de lo alto,
Por
la palabra de que "Dios es amor".
W. J. Prost
3
- La Deidad, por Henry Edward Hayhoe
Toda actividad de la Deidad es
siempre en trinidad. La primera vez que el nombre de Dios es mencionado en la
Biblia la palabra hebrea utilizada es Dios en plural. En el idioma hebreo hay números
gramaticales singular, dual y plural. La palabra hebrea para Dios en plural es Elohim.
Esta es la palabra utilizada en Génesis 1: 1. La palabra hebrea para Dios en el
dual es Elohaim. Ella nunca es usada en la Escritura. La palabra hebrea
para Dios en el singular es Eloah. La primera vez que esta es utilizada es
en Deuteronomio 32: 15-17 donde Él es contrastado con los ídolos.
El orden en las Escrituras es
siempre Dios el Padre en el propósito, el Hijo es Aquel que lleva a cabo
los propósitos de Dios el Padre, y el Espíritu Santo es el poder mediante
el cual dichos propósitos se cumplen. Esta verdad recorre toda la Palabra de
Dios.
Creación
El propósito de Dios Padre era
que la creación fuese la esfera para la exhibición de todos Sus consejos.
(Efesios 1: 9-10).
El Hijo es Aquel por quien todo
es creado y sustentado. ( Juan 1: 1-4 ; Colosenses 1: 16 ; Hebreos 1: 1-3).
El Espíritu Santo es el poder en
la creación. ( Salmo 104: 30).
Redención
Dios Padre en Su amor se propuso
bendecir al hombre. (Juan 3: 16). "Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo". (2ª Corintios 5: 19).
Cristo en la obediencia del amor
consumó la obra de la redención. (Hebreos 10: 7-10).
Él (Cristo) "mediante el
Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios". (Hebreos 9: 14).
Resurrección
Dios el Padre resucitó a Cristo
de los muertos (Hechos 3: 15).
Cristo, el Hijo, resucitó de los
muertos (Juan 10: 18).
El Espíritu Santo levantó a
Cristo de los muertos (Romanos 8: 11; 1ª Pedro 3: 18).
Dios, el Hijo
Como Hombre Él pudo tener
hambre, tener sed y estar cansado para que Él pudiese ser un Sumo Sacerdote
compasivo. Como Dios Él pudo calmar los vientos y las olas. Pudo resucitar a
los muertos. Pudo abrir el entendimiento de Sus discípulos. Pudo comunicar
poder y lo hizo. Él conocía los pensamientos de los que Le rodeaban. Pudo
predecir y predijo la forma de Su muerte.
Él es el eterno Yo Soy.
(Juan 8: 58).
Negar la plena gloria de la Deidad
del Señor Jesucristo es despreciar al único Salvador. Aquellos que lo
hacen morirán en sus pecados. (Juan 8: 24). La Escritura dice: "Ninguno…
podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate" (Salmo
49: 7), pero el Señor Jesús fue perfecto Dios y perfecto hombre cuando Él
anduvo aquí en la tierra. Es Su Persona (Dios el Hijo) la que da valor a la
obra de expiación que Él consumó cuando fue levantado en la cruz. (Juan 3: 14).
Nosotros vemos así que para tener el conocimiento de la salvación como en Juan
3: 16 uno debe creer en la Persona y en la obra del Señor Jesucristo.
"El que cree en el Hijo
tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino
que la ira de Dios está sobre él". (Juan 3: 36).
Henry Edward Hayhoe
4 - La Trinidad en Unidad,
por John Nelson Darby
Dios es uno pero Él nunca se
reveló o nunca pudo revelarse plenamente como uno. Él se dio a conocer como uno
en contraste con una multiplicidad de dioses pero en aquel momento Él no se
reveló plenamente. Él existía siempre en trinidad en unidad. Yo no pretendo
entender esto pero lo sé porque cuando Dios se revela plenamente Él se revela así.
Cuando Él se dio a conocer como uno (Deuteronomio 6: 4) no permitió que se
acercaran a Él sino que habitó detrás del velo. Él utilizó varias figuras perceptibles
para mostrar que no era conocido, que la luz verdadera no resplandecía y que el
camino al Lugar Santísimo aún no había sido manifestado.
Dios Revelándose a Sí Mismo
Pero cuando Él se revela el Hijo
está en la tierra pero aun así el Hijo está en el seno del Padre. (Juan 1: 18).
Él es la imagen del Dios invisible. El que Le ha visto ha visto al Padre. (Juan
14: 9). La luz de Dios estaba en el mundo pero el hombre no la vió ni la entendió.
El Revelado, el Padre, fue conocido en bondad por medio del Hijo. Aunque el
Dios invisible fue dado a conocer por Aquel que era Su imagen aun así si Él
hubiera dejado de ser invisible Cristo habría dejado de ser un revelador
especial y una imagen especial. Si no Le hubiera mostrado y revelado perfectamente
como realmente manifestado (es decir, si Él no hubiera sido Dios), no habría
habido revelación. Si no hubiera sido Hijo Él no podría habernos revelado al
Padre como tal.
Pero esto no es todo. Las
tinieblas no prevalecieron contra la luz. (Juan 1: 5). El Espíritu Santo llegó
a ser el poder para dar capacidad de comprensión y para revelar como poder
comunicador habiéndonos dado vida para tener capacidad para entender. No digo
esto por mera deducción sino a partir de la revelación de Dios.
La Naturaleza de Dios
Sin la Trinidad no serían
conocidos el amor, la justicia y la santidad, — la naturaleza espiritual de
Dios y la pureza como tales. Sin la Trinidad no se conoce toda la verdadera
naturaleza de Dios, es decir, lo que Él es. El Padre quiere; el Hijo da vida a
aquel que Él quiere. Pero debido a que nosotros tenemos voluntades separadas
surge la pregunta, ¿por qué habríamos de desear necesariamente tener al Padre y
al Hijo? El Espíritu reparte a cada uno como Él quiere pero esto no está
separado de la voluntad del Padre y del Hijo. Ellos no tienen el mismo consejo
sino un solo consejo, una sola mente, un solo propósito, un solo pensamiento;
sin embargo ellos actúan inequívocamente en la manifestación de aquel consejo.
El Padre envía al Hijo, y el Hijo envía al Espíritu. Sin embargo cuando el Hijo
viene Él no se separa del Padre por eso. "El Padre que mora en mí, él hace
las obras". (Juan 14: 10). De este modo Cristo echa fuera demonios por el
Espíritu de Dios y aun así es Él quien los echa fuera. Hay unidad en
todo lo que constituye la unicidad cuando hablamos espiritualmente, — no unidad
como cuando uno llega a las mismas cosas, o unión, o por estar unidos como lo
estamos por tener un mismo Espíritu morando en todos, sino, — por ser Uno en existencia
eterna de modo que todo lo demás emana de esa voluntad única y de aquel consejo
único, y aun así en cuanto a esa diferencia en acción en esa voluntad es
revelada a nosotros. No se trata de una voluntad distinta sino de un distinto querer.
No es que yo tenga la menor
pretensión de entender este misterio divino en el que todos son Dios, todos un
Dios, Dios todos los tres; sin embargo el Padre es revelado, el Hijo revela, y
el Espíritu Santo da vida y da a conocer. El Hijo que revela no es diferente
del Padre a quien Él revela o Él no lo revelaría. Por el Espíritu que da vida y
da a conocer nosotros nacemos de Dios y sabemos que Dios mora en nosotros. Él Espíritu
Santo nos revela a Él por Su propia presencia y es en todo sentido el poder de
Dios activo en la criatura.
Lo Finito y lo Infinito
Tampoco podría la criatura
acceder a Dios o Dios no sería Dios. Ello es sencillamente imposible pues si lo
finito accede a lo infinito no hay ni finito ni infinito. Y el Dios infinito no
podría como tal revelarse a una criatura finita. Tampoco esto es cierto sólo
mentalmente pues si Dios en Su gloria lo hubiera hecho la criatura no podría
haber existido ante Él. Así que si Él se hubiese revelado moralmente (es decir,
como justo y santo y en gloria esencial), el hombre no podría haber estado en
pie ante Él. El hombre era moralmente contrario. Ni siquiera el amor serviría
pues, ¿qué era el amor para el hombre tal como él era? No había ningún vínculo,
ningún deseo y si el hombre era pecador no había aptitud alguna en la sencilla
exhibición de ello.
La Capacidad para la Comunión
Pero en el Hijo por el Espíritu
Santo, por la obra de Cristo y la operación del Espíritu Santo, Dios es
revelado y en el amor del Padre la justicia y la santidad son mantenidas y son
glorificadas, con capacidad de comunión en el disfrute tanto del Padre como del
Hijo y el entendimiento de todos estos procederes conferidos por la presencia
del Espíritu Santo.
Por eso mientras Juan dice que
Dios de tal manera amó al mundo, dondequiera que él habla de la gracia y del
poder que lleva al hombre al conocimiento y al disfrute de Dios él habla del
Padre y del Hijo añadiendo después en las palabras de Cristo la presencia y la
obra del Consolador.
Distinción de Personas y
Unidad de Naturaleza
Por tanto nosotros vemos que no
puede haber una revelación plena de Dios sino a través del Hijo por el Espíritu
y por ende del Padre. La revelación plena del único Dios sólo es así, — Padre,
Hijo y Espíritu Santo. Esto es lo que el único Dios es, a saber, una identidad
de voluntad y de existencia de modo que ellos son esencialmente uno y uno solo
pero diferentes en el querer y en el actuar (y nosotros podemos distinguirlos
en el querer y en el actuar y de ahí que hablemos comúnmente de personas), pero
nunca queriendo o actuando excepto en la voluntad común y en unidad de
naturaleza.
Yo temo mucho el lenguaje humano acerca
de esto. Pero afirmo que la única revelación plena del único Dios verdadero es
la revelación de Él a través de la Trinidad. Nuestras oraciones se elevan de
igual manera. Por medio de Él nosotros tenemos entrada por un mismo Espíritu al
Padre. (Efesios 2: 18).
Seleccionado de J. N. Darby
5 - La Unidad de la Deidad,
por Frederick George Patterson
La unidad de la Deidad era la
gran doctrina del Antiguo Testamento y esto en contraste con la pluralidad de
los dioses de los paganos. Indicios eran presentados constantemente y sin duda
en la medida en que la fe veía que más estaba por venir y detrás de todo esto.
Pero la unidad de la Deidad era el tema en cuestión. "Oye, Israel: Jehová
nuestro Elohim [Dios], Jehová uno es". (Deuteronomio 6: 4 - JND).
"A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová, Él es Elohim
[Dios], — y no hay otro fuera de él. (Deuteronomio 4: 35 - JND).
La Trinidad Revelada
La Trinidad de las Personas nunca
fue conocida en el alma hasta que el Espíritu Santo fue dado para morar en
nosotros. Por eso ni siquiera los apóstoles sabían plenamente quién era Aquel
que andaba misericordiosamente con ellos en la tierra. Si hubiese sido posible
para ellos saber que Dios estaba allí, — cuando el Hijo estuvo revelando al
Padre en la tierra, — habría sido posible conocer a Dios en dualidad; es decir,
que Él podía ser conocido pero sólo en dos personas. Esto no podía ser. El Hijo
revela al Padre en la tierra, el Padre mora en Él y hace las obras, pero el
Espíritu Santo era el poder mediante el cual el Hijo echaba fuera demonios, —
todo era presentado al hombre. Pero Cristo debía morir y resucitar y
subir a lo alto y dar el Espíritu Santo a los que Le obedecen, y ahora mediante
el poder del Espíritu Santo yo conozco al Padre revelado en y por el Hijo. Un solo
Dios es así conocido en la Trinidad de las Personas como una verdad subjetiva
en la conciencia del alma. Pedro pudo decir: "Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente" (Mateo 16: 18), y pudo tener una revelación divina de
esto por parte del Padre pero ello fue ineficaz en aquel momento tal como lo
son muchas cosas en nosotros mismos hasta que son conocidas subjetivamente en
nuestras almas. Unos pocos versículos más adelante en Mateo 16 él muestra que
la carne no había sido amortizada en él como para estar a la altura de la
revelación (Mateo 16: 21-23) y de hecho dicha revelación nunca tuvo su poder
hasta que él recibió después el Espíritu Santo. El Espíritu dado cuando Jesús
fue glorificado hizo toda la diferencia.
La plenitud de la Deidad
En Jesús "habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad". (Colosenses 2: 9). Nunca
habrá y no podría haber ninguna revelación adicional de Dios pues todo ha sido
revelado, de lo contrario el Hijo de Dios no ha cumplido Su misión lo cual es
sencillamente imposible. La Trinidad de las Personas ha sido dada a conocer y
el Hijo ha asumido la condición de hombre en la Deidad, — Él ha obrado la
redención y nos ha reconciliado con Dios mediante Su muerte, y habiendo
resucitado con Él nosotros hemos sido sellados con el Espíritu de Dios y así estamos
ante Él en Cristo Jesús y Él está en nosotros ante los hombres. Lo uno
establece nuestro lugar ante Dios; lo otro establece nuestros deberes
ante los hombres.
La Distinción de las Personas
No hay que confundir las Personas
de la Trinidad pero tampoco hay que separarlas. Cada Persona (tal como
hablamos) hace diferentes cosas pero todas trabajan de manera conjunta y en la
unidad de la Deidad. El Padre envía al Hijo; el Hijo no envía al Padre. El Hijo
muere por mí, no el Padre. El Espíritu santifica, da vida, y sin embargo
también lo hacen el Padre y el Hijo. Todo esto es conocido ahora en el
cristianismo y bajo la gracia y es muy diferente de lo que esperaban los que
estaban bajo la Promesa o de lo que sentían los que estaban bajo la ley.
Bajo la primera los Patriarcas lo conocían como El Shaddái (Dios
Todopoderoso). Véase Génesis 17: 1 y Éxodo 6: 3. Él era el Omnipotente que
velaba sobre el peregrino de la fe. Con Israel era Jehová, — Aquel que existía
por Sí mismo el cual llevaría a cabo todo lo que Él había prometido. Con
nosotros es el Padre revelado por el Hijo y conocido por medio del Espíritu
Santo que mora en nosotros, — un Dios en trinidad. Sin embargo Aquel que es eso
para nosotros, — a saber, el Padre, — nos dice que Él es el mismo que era
Todopoderoso para los Patriarcas y Jehová para Israel. Compárese con 2ª Corintios
6: 18 y léase "Jehová" en
lugar de "Señor" donde ello tiene esta significancia.
El Conocimiento del Carácter
de Dios
Ustedes preguntan también: «¿El conocimiento del
carácter de Dios daría certeza por sí solo?»
En abstracto yo respondería que sí. Pero precisaría mi respuesta diciendo que ustedes
no pudieron conocer plenamente Su carácter hasta que la cruz fue algo pasado, así
que la obra de Cristo debe entrar así como Dios ha sido revelado en la
tierra. Yo puedo ser atraído a Él como Hombre en la tierra pero la conciencia
debe ser limpiada por Su obra que rasga el velo y todo el carácter de Dios debe
ser conocido, perfecto en gracia, cara a cara con el hombre en su peor momento.
Con el conocimiento de una revelación tal debe haber certeza.
F. G. Patterson
6 - Un Dios - Un Mediador
"Porque hay un solo Dios, y
un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a
sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no
miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad. (1ª Timoteo 2: 5-7).
La unidad de Dios es la verdad
fundamental del Antiguo Testamento ya que era el testimonio central del cual el
pueblo judío era responsable en un mundo que en cualquier otra parte estaba
entregado a la idolatría. Debemos añadir que Jehová el Dios de Israel era aquel
único Jehová, Su nombre propio en relación con Su pueblo en la tierra.
"Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para
que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue
formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay
quien salve". (Isaías 43: 10-11).
Pero durante la economía judía
aunque se sabía que Dios era uno Él no era conocido como tal. "Sus caminos
notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras". (Salmo 103: 7). Él moraba
en la oscuridad incluso donde se
rodeaba con un pueblo como posesión y un velo cubría cualquier muestra que
había de la presencia divina de modo que el sumo sacerdote se acercaba sólo una
vez al año con nubes de incienso y no sin sangre para que él no muriese. Sólo
Jesús Le dio a conocer verdaderamente como vemos (donde menos se habría podido esperar)
por aquel incomparable acto de gracia en el que Él cumplía toda justicia cuando
fue bautizado por Juan en el Jordán.
Cuando allí el Espíritu Santo
descendió sobre Él el Padre desde el cielo Le proclamó como Su Hijo amado. La
Trinidad quedó revelada. Es en las personas del Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo donde Dios, el único Dios, es realmente conocido. Sin Jesús esto era
imposible y cuando Él da el primer paso la Trinidad resplandece en unidad, —
amor y luz, donde no hay ninguna tinieblas. Qué infinita es nuestra deuda con
el Verbo hecho carne el cual se dignó habitar como en un tabernáculo con
nosotros, Hijo unigénito que dio a conocer a Dios y reveló al Padre.
Así y tal como necesitamos nosotros
tenemos una imagen adecuada del Dios invisible y este Jesús es mediador de Dios
y de los hombres aunque obviamente la mediación va más allá de la
representación pues hay dos partes en ella, su Humanidad y Su rescate, ambas de
especial importancia si Dios ha de ser conocido y si el hombre pecador ha de
ser adecuadamente bendecido en el conocimiento de Dios.
El mediador es un Hombre para que
Dios pueda ser conocido por los hombres. Lo Absoluto se diferencia de lo
relativo por un abismo infranqueable para nosotros. Nosotros las criaturas
somos universalmente relativas. Pero si el hombre no puede elevarse por sí mismo
hasta Dios y aquellos de la humanidad que son justos por gracia repudiarían y
abominarían en su esencia un pensamiento tan presuntuoso, Dios puede descender
y de hecho lo hace en un amor infinito hasta el hombre en su culpa y miseria
con un juicio interminable ante él.
De la revista "El Tesoro
Bíblico", volumen 15, página 90
7 - El Bautismo de Jesús,
por John Nelson Darby
Jesús mismo se presenta para el
bautismo pero Él viene a situarse en medio de Su pueblo. Ciertamente Él no se
une al pueblo rebelde y recalcitrante sino que desde el primer paso que dan los
que por gracia oyen la palabra del testimonio de Dios, desde el primer paso en la
buena senda Él se encuentra con ellos en Su gracia infinita. Nosotros sabemos y
estamos de acuerdo con el testimonio de Juan de que Aquel que vino no tenía
necesidad de arrepentimiento. Todo lo contrario; Él estaba cumpliendo la
justicia. Pero para los Suyos ello sólo fue lo que era conforme a Dios. La vida
de Dios que emitió su primer aliento en la atmósfera de Dios dio su primer paso
de la manera divina en medio de los hombres hacia el reino que iba a aparecer. Él
no los dejaría allí solos; Él asumió Su lugar con ellos. ¡Gracia infinita,
dulce pensamiento lleno de Su amor por los corazones de los Suyos!
Observen también ustedes de qué
manera Él se humilla aquí al nivel de Su mensajero: leemos, "Así conviene
que cumplamos toda justicia". (Mateo 3: 15). Él dice, por así decirlo: «Tú tienes tu parte y yo la
mía en el cumplimiento de la voluntad de Dios».
¡Allí Él ya es un siervo! Él es bautizado y Su lugar es asumido en medio de los
Suyos, —en medio del remanente fiel que anduvo bajo el efecto del poder de la
Palabra de Dios. Y ahora, ¿dónde está Él, el Siervo, Aquel que se humilló a Sí
mismo, que tiene Su lugar con Su pueblo pobre, los más pobres de Su rebaño? El
cielo se abre, el Espíritu Santo desciende sobre Él, el Padre Le reconoce como Su
Hijo, Él es el modelo de la posición que Él ha asumido para nosotros por medio
de la redención. Nunca antes el cielo se había abierto de tal manera; nunca
había habido en la tierra un Objeto que Dios pudiera reconocer como haciendo Su
complacencia. Ahora lo había.
También para nosotros el velo se
ha rasgado y el cielo se ha abierto. Hemos sido ungidos y sellados por el Espíritu
Santo como lo fue Jesús; el Padre ha reconocido que ya somos Sus hijos amados
en este mundo. Él fue eso en Su propio y pleno derecho, digno de serlo en Sí
mismo. Nosotros somos introducidos por gracia y por la redención. Pero una vez
que ha entrado en medio de Su pueblo Él muestra cuál es la posición que les
corresponde al estar ellos en Él; tal como acabo de decir Él es el modelo de
dicha posición. ¡Qué felicidad! ¡Qué gracia! Pero observen atentamente que su
Persona divina sigue siendo siempre tal y es además una diferencia que nunca se
pierde cualquiera que sea Su humillación y Su gracia hacia nosotros. Cuando el
cielo se abre para Jesús Él no tiene ningún objeto por encima del cual mirar
para fijar Su atención. Él mismo es el objeto que el cielo contempla. Cuando el
cielo se abre para Esteban, así como para nosotros por medio de la fe, Jesús el
Hijo del Hombre es su objeto en el cielo que se ha abierto para Su siervo.
(Véase Hechos 7). El Señor asume en gracia un lugar con nosotros. Él nunca
pierde el Suyo ni para el Padre ni para el corazón del creyente. Cuanto más
cerca estamos de Él más Le adoramos.
Observen ustedes también otra
cosa aquí. Es en la humillación voluntaria de Jesús y por medio de ella que
toda la Trinidad es revelada plenamente por primera vez. El Hijo está allí, el
objeto especialmente conspicuo como Hombre, el Espíritu Santo viene y permanece
sobre Él y la voz del Padre Le reconoce. ¡Maravillosa revelación asociada a la
posición que el Hijo había asumido. El Hijo es reconocido como Jehová en el
Salmo 2. El Espíritu Santo es encontrado en todas partes en el Antiguo
Testamento. Pero la revelación plena de las tres Personas en la unidad de Dios,
— que es la base del cristianismo, —se reserva para el momento en que el Hijo
de Dios asume Su lugar en medio de los pobres de Su rebaño, Su verdadero lugar
en la raza en la cual Él tenía Sus delicias, es decir, estar con los hijos de
los hombres. (Proverbios 8: 31). ¡Qué gracia es la del cristianismo! Qué lugar
es aquel en que se encuentran nuestros corazones. Si nosotros hemos sido enseñados
por Dios entonces hemos aprendido a conocer esta gracia y a Aquel en quien dicha
gracia ha venido a nosotros. Entonces he aquí nuestra posición en Cristo Jesús ante
Dios nuestro Padre según esta gracia, a saber, hemos sido hechos aceptos en el
Amado. (Efesios 1: 3-6).
Adaptado de J. N. Darby
8 - Oposición a la Verdad de
la Trinidad, por Paul Wilson
Satanás engañó en primer lugar a
los hombres introduciendo la adoración de muchos dioses (politeísmo) y luego
cuando Dios llamó a Abraham y a su descendencia para que dieran testimonio
contra este mal Satanás estaba preparado con la mentira de que había dos dioses,
— uno de la luz y otro de la oscuridad . Entonces Dios habló por medio del
profeta Isaías contra la falsedad del dualismo del diablo. El testimonio distintivo
de Israel para Dios en la medida en que había fidelidad fue que sólo Jehová era
Dios, — siendo Jehová el nombre por el que Él se había revelado en la relación
de pacto con Israel.
La Revelación de la Trinidad
Cuando llegamos al Nuevo
Testamento nosotros encontramos una revelación adicional de Dios pues
encontramos allí que hay tres Personas distintas en la única Deidad, — Dios el
Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. La palabra «Trinidad» ha sido utilizada
para
expresar esta verdad bienaventurada. Las Escrituras afirman claramente que cada
una de las Personas de la Deidad es Dios pues leemos, "Subo a mi
Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios". Él habla del Padre como
Dios (Juan 20: 17).
"Este es el verdadero Dios, y la vida eterna", es una evidencia
concluyente de que el Hijo es Dios (1ª. Juan 5: 20). Muchos versículos hablan
de la distintividad de la persona del Espíritu Santo y de Su deidad. En Hechos
5 Pedro acusó a Ananías de mentir al Espíritu Santo en el versículo 3 y luego
en el versículo 4 él dice: "No has mentido a los hombres, sino a Dios".
Preguntémonos, ¿De quién sino de Dios podría decirse que Él (el Espíritu Santo)
reparte a cada uno en particular como él quiere" (1ª Corintios 12:1)?
Aunque hay insinuaciones en el
Antiguo Testamento de que hay tres Personas en la Deidad ello no fue revelado realmente
hasta el bautismo del Señor Jesús, — el Hijo, —en el río Jordán. En aquel
momento los cielos se abrieron sobre aquel hermoso Objeto en la tierra y el
Padre habló al Hijo diciendo: "Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo
complacencia", y el Espíritu Santo descendió sobre Él. (Marcos 1: 10, 11;
Mateo 3: 16; Lucas 3: 22).
El Testimonio en el Antiguo
Testamento
Esta revelación de la Trinidad
fue rechazada obstinadamente por los judíos a pesar de que la insinuaba el
Antiguo Testamento que ellos profesaban creer y honrar; por ejemplo, el primer
versículo de Génesis 1 fue un enigma hasta que esta luz resplandeció sobre él. La
expresión, "En el principio creó Dios", tal como está escrita en el
idioma hebreo tiene un sustantivo plural (Elohim) combinado con un verbo
singular (creó). De ello se deduce claramente que Elohim incluye a las
diferentes Personas de la Deidad y el verbo singular indica que ellas actúan
como uno solo en la creación. (Sin embargo debemos observar que cuando la
creación es atribuida a una Persona de la Deidad en particular es atribuida al
Hijo [Colosenses 1: 16; Hebreos 1: 2]). Lo mismo es visto también en relación
con la creación del hombre. En Génesis 1: 26 leemos, "dijo Dios [Elohim]:
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza".
La Falsificación
Está por llegar el día en que
Satanás tendrá otra falsificación con que oponerse a la Trinidad de la Deidad.
Él mismo encabezará una trinidad del mal. Él dará su poder a la cabeza venidera
del Imperio Romano revivido (llamado en la Escritura "la bestia") y
juntos trabajarán con la cabeza apóstata de Israel en la tierra de Palestina
(el falso profeta que habla mentiras) en un último y desesperado intento de
frustrar los propósitos de Dios con respecto a Su Rey en Sión.
En un sentido el falso profeta es
llamado el anticristo pero en otro sentido todo el triunvirato malvado será
anti (o contra) Cristo, — Cristo en Su carácter triple de profeta, sacerdote y
rey. El jefe del estado judío será «anti
profeta» porque
hablará mentiras y realizará prodigios mentirosos; el jefe de la confederación
romana será «antirey» porque él será el
gobernante que ejercerá un gran poder y desafiará a Dios y a su Cristo; el
diablo mismo es «anti
sacerdote» porque él es
el acusador de los hermanos y en aquel momento lanzará su poder en la lucha contra
el remanente que teme a Dios.
Todos los Enemigos son Reprimidos
Pero todo el poder y el ingenio
del hombre y del diablo no servirán de nada porque Cristo vendrá a la hora
señalada y lanzará a la bestia y al falso profeta dentro de un lago de fuego
(Apocalipsis 19: 20), y el diablo será arrojado al abismo por mil años después
de lo cual también será lanzado en el lago de fuego donde aún estarán la bestia
y el falso profeta. (Apocalipsis 20: 1-3, 10). Todo el poderío de las tinieblas
de este mundo debe sucumbir ante Él cuando él viene a poner a Sus enemigos por estrado
de Sus pies (Salmo 110: 1), y Él debe reinar hasta que habrá puesto a todos los
enemigos bajo Sus pies. (1ª Corintios 15: 25). Y pensar que Él nos asociará a
los que creemos en Él en el día de Su rechazo con Él mismo en aquel día en que
gobernará las naciones con vara de hierro. (Salmo 2: 9; Apocalipsis 2: 27).
"Señor, apura aquel día
de rayo sin nubes,
Esa perspectiva resplandeciente,
infalible;
Donde Dios resplandecerá con
luz divina,
En gloria que nunca se
esfumará".
Paul Wilson
9 - Oración a Dios, por John
Nelson Darby
Yo no puedo hacer una oración a
Dios sin toda la Trinidad. «Por
medio de Cristo tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.» (Efesios 2: 18).
J. N. Darby
10 – Los Tratos de Dios con
Sus Hijos, por George Vicesimus Wigram
Nosotros que como individuos conocemos
el amor del Señor Jesús debiésemos tener claramente ante nuestras mentes lo
inescrutable de Su Persona dándonos cuenta de que Sus glorias son del carácter
más elevado posible. Él mismo lo afirma y dice: "Nadie conoce al Hijo,
sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
lo quiera revelar". (Mateo 11: 27). Cualquier intento de análisis y
cualquier sentimiento en cuanto a que nosotros hemos comprendido al Hijo es todo
un error. El Hijo ha presentado al Padre y los planes del Padre y no nos
corresponde comprender a Aquel mediante el cual ellos han sido presentados.
El Creador
En Colosenses 1 encontramos
algunas glorias sorprendentes. Pablo habla de la imagen del Dios invisible, el
Primogénito de toda creación, preeminente allí pues por medio de Él (o en Él)
fueron creadas todas las cosas que hay en el cielo y en la tierra, visibles e
invisibles, ya sean tronos, dominios, principados o potestades; todo fue creado
por medio de Él y para Él. Juan también lo afirma. Ninguna cosa fue traída a la
existencia sino por medio de Él, el Señor Jesucristo. Aquel que trae algo a la
existencia debe estar por encima de esa cosa y de hecho también por encima de
todas las cosas. Pablo añade que ellas no sólo fueron creadas por medio de Él
sino para Él. Todas estaban relacionadas con Él y con la manifestación de Su
gloria divina. Además (Colosenses 1: 17), "Él es antes de todas las cosas".
Él existía antes de todo ya que Él era la única causa de todo y la causa debe
tener prioridad y superioridad a todo efecto, y él añade: "todas las cosas
en él subsisten", o se mantienen cohesionadas, tienen consistencia. Él
sostiene todo mediante la mano de Su poder.
Luego Pablo pasa a hablar de la
redención, del lugar peculiar que Él tendría para con una parte de los
redimidos, a saber, "Cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y
por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la
tierra como las que están en los cielos". (Colosenses 1: 18-20).
La Iglesia e Israel
Él ansía aquel momento asombroso
cuando habrá cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia: todo
traído por Él mismo bajo el poder de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, y en el cielo por encima de Él mismo teniendo la iglesia, la esposa, y en
la tierra teniendo a Israel, la nación bajo gobierno y luego bajo bendición, y
todo lo que no se sometiese será enviado al lago de fuego.
¿Quién desde el principio hasta
el final es el hacedor de todo ello? El Hijo de Dios, el Hombre que me amó y se
entregó a Sí mismo por mí, — el Hombre que colgó entre dos malhechores en el
Calvario. El poder divino era Suyo; el nombre de todos los que deben estar con
Él en la gloria Le fue dado por el Padre. ¿Qué clase de persona era esa? Oh,
amados amigos, la luz que estaba activa en el reino de la creación fue
exhibida. ¡Qué exhibición de poder, de ternura, para aquellos en la tierra!
¡Qué poder omnipotente que sacará del polvo a todos los que duermen en la
muerte y los elevará a la gloria celestial y llenará la tierra con una nueva
raza, semejante a Él en la gloria de arriba llenando todo y para siempre en los
cielos nuevos y en la tierra nueva en los cuales mora la justicia!
El Plan Divino
Yo creo que puedo seguir el
rastro desde la creación hacia abajo de los pasos graduales desde el hombre
puesto en el Jardín de Edén hasta el orden más bajo de la creación. Pero desde
la más alta expresión de la perfección humana hasta el Dios infinito hay un
abismo entre ambos. El más pequeño grano de arena llevado por el viento tenía
una relación más estrecha conmigo que la que yo tengo como criatura con el Dios
todopoderoso e infinito. Cuando considero el final de lo que Dios está haciendo
yo me asombro. Hay la plenitud de la gloria divina en un Hombre y en toda la
altura de esa gloria están el Hombre perfecto y un pueblo en el cielo. El cielo
no fue hecho para el hombre; Él ha dado la tierra a los hijos de los hombres.
Pero a un pueblo se le ha dado vida por medio del Espíritu Santo, ellos han
sido adoptados como hijos, han sido revestidos de cuerpos gloriosos (1ª
Corintios 15: 49-53), y a partir de Él todo se fusiona en Dios. (1ª
Corintios15: 28). Todo el Padre es presentado en el Hijo, Dios en gloria
divina, el Dios-hombre en aquel trono y una compañía preparada como esposa en
la gloria, y desde ahí, paso a paso, ello presenta unidad en lo que está ante
la mente divina.
Oh, ¡qué lugar tenía el Hombre
que murió en el Calvario en la mente de Dios Padre! No es de extrañar que el
corazón de Pablo estallara: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo". (Efesios 1: 3). "Toda bendición
espiritual" - ¡son nuestras por medio de Él, de Aquel que es el Padre de
nuestro Señor Jesucristo! Él nos escogió en Cristo antes que el mundo existiese.
La mente se remonta al lugar que Él tenía en el seno del Padre. Y se puede
preguntar, ¿qué entendemos nosotros por la expresión "toda bendición
espiritual"? ¿Tenemos pensamientos claros en cuanto a ellas? ¿Podríamos
sentarnos y escribir una lista de ellas tal como hacemos una lista de los
bienes en esta vida? Las bendiciones a Israel, — ¿qué son ellas en comparación?
Comunión
En las cosas divinas (las cosas
de arriba) no bastará con la Escritura; arriba
es un asunto de comunión. ¿Sabemos nosotros lo que es la comunión con el Padre
y con el Señor Jesucristo? Es probable que las personas que lo saben lo
mostrarían en sus rostros. ¿Sabemos nosotros lo que esto significa? — ¡Qué cosa
tan bienaventurada es que el Padre tenga un Hijo así y que aquel Hijo tenga un
Padre así? Decir estando acostado en tu cama por la noche, «¡Allí están ellos en lo
alto;¡cuán bienaventurado es Dios con un Hijo tal! ¡Qué feliz es Cristo por ser
el Hijo de un Padre tal, — el Hijo que ha traído todas las riquezas de la
gracia para que incluso yo pueda disfrutarlas!»
El corazón de uno mira al otro conociendo la relación y lo que ésta implica y
se deleita en ella. Ello es una pequeña muestra de la nueva creación.
Nosotros tenemos que esperar en
paciencia con Él y no sólo esperarle a Él. Él está esperando a Su iglesia que
es creada por Dios en Cristo Jesús. Pero la iglesia es creada para buenas obras
y Dios las preparó de antemano para que andemos en ellas. (Efesios 2: 10). ¿Acaso
no hay obras para las que tú has sido creado? Aquel que murió por ti, que vive
por ti, — ¿acaso no tienes tú que vivir para Él? ¿En grandes cosas? No, en
pequeños detalles. Comer para Él, beber para Él, dormir y despertar para Él. ¡De
qué manera eso ennoblece toda la trayectoria de un cristiano! Cuando me voy a
descansar, ¿estarán los ojos de Cristo sobre mí? Por la mañana cuando inicio mi
día, ¿lo hago con Cristo, — para vivir para Cristo? ¿Cómo puedo yo hacerlo?
Somos un espíritu con Él.
Adaptado de G. V. Wigram
11 - La Unidad de Amor por
Nosotros, por John Nelson Darby
He estado profundamente
interesado y conmovido por la reciprocidad de intereses entre el Padre y el
Hijo en el amor de ellos por nosotros. (Véase Juan 17). Sus comunicaciones son
entre ellos mismos, o al menos por las palabras del Hijo dirigiéndose al Padre yo
me entero del modo en que ellos comparten este amor. Nosotros hemos sido dados
al Hijo por el Padre; el Hijo nos ha manifestado el nombre del Padre. Él ha
guardado a los discípulos en el nombre del Padre; ahora el Padre los ha de
guardar. El Padre ha de bendecirlos porque son de Él pero también porque el
Hijo es glorificado en ellos. También el Hijo nos ha dado todas las palabras
que el Padre Le dio para Su propio gozo. ¡Qué pensamiento es que el Padre y el
Hijo piensen así acerca de nosotros!
J. N. Darby
12 - La Plenitud de la Deidad,
por John Nelson Darby
En la expresión, "Agradó al
Padre que en él habitase toda plenitud" (Colosenses 1: 19), el lector
puede ver a primera vista que la palabra "Padre" ha sido insertada
por nuestros traductores pues no aparece en el texto griego. Esto nos priva del
desenvolvimiento de la gloria en la Persona de nuestro bendito Señor. Una
traducción más precisa es, "Toda la plenitud se complació en habitar en
Él". (Colosenses 1: 19 – JND). En su lectura actual en nuestra Biblia es
simplemente la complacencia del Padre acerca del Hijo lo cual yo percibo que es
un nocivo menoscabo de la gloria divina del Hijo para privarnos de la
revelación de aquello en lo que para mí consiste el cristianismo, — una
revelación de la Trinidad conocida en la relación en la que somos llevados a
ella por la fe. En el capítulo 2 tenemos el hecho, a saber, "En él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Colosenses 2: 9), es decir,
en la encarnación del Hijo. Si bien como Jesús Él era el Hijo en unión personal
con la carne no podía haber separación del Hijo del Padre o del Espíritu aunque
fueran muy distintos en su relación. Por tanto aunque Él mismo realizaba los
milagros el Señor dice: "El Padre que mora en mí, él hace las obras"
(Juan 14: 10), y por otra parte Él dice, "Si yo por el Espíritu de Dios
echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios".
(Mateo 12: 28). Sin embargo el objeto directo de la fe es que Él era el Hijo
pero revelando al Padre y por lo tanto, "El que me ha visto a mí, ha visto
al Padre". (Juan 14: 9). En una palabra, la plenitud de la Deidad (como ha
sido dada a conocer por el Espíritu respecto a Él) "en él habita
corporalmente". Estas cosas pueden ser difíciles en cuanto a la
explicación humana pero no en cuanto a comunión donde el Espíritu de Dios está
pues Él revela en comunión según el poder de la verdad y de ninguna otra
manera. Y yo creo que aunque el intelecto humano se haga trizas contra la
gloria de la revelación divina, la plenitud de nuestro gozo y esperanza, la
solidez de nuestro cristianismo y consecuentemente la fuerza y energía
cristianas dependen principalmente de la claridad con que conocemos la unidad y
la Trinidad que nos ha sido dada a conocer en la encarnación que es la
revelación de ella. Yo creo que se trata de una revelación conocida, donde sólo
puede ser conocida en comunión por aquellos hechos partícipes del Espíritu por
la fe en Cristo Jesús.
J. N. Darby, adaptado
13 - La Trinidad
Alabanzas damos al Padre,
Dios en quien nos movemos y
vivimos;
Alabanzas de hijos que Él ama
oír;
Canciones de hijos deleitan Su
oído.
Alabanzas traemos al Primogénito,
Cristo el Profeta, Sacerdote y
Rey;
Alegres elevamos nuestro más
dulce canto
¡Al Cordero que una vez fue
inmolado!
¡Alabanzas al Espíritu Santo
Enviado desde el cielo en
Pentecostés!
Es sólo por medio de Él que
vivimos,
y recibimos la preciosa verdad.
Bendita sea nuestra porción
Gloriándonos en la Trinidad;
Por el evangelio de lo alto,
Por la palabra de que "Dios
es amor".
Montgomery, Himnario "La
Manada Pequeña", Himno Número 131
Traducido del Inglés
por: B.R.C.O. – Octubre 2022
Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:
JND = Una traducción del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento
(1884) por John Nelson Darby, versículos traducidos del Inglés al Español por:
B.R.C.O.