CÓMO VENCER
Pláticas acerca
del Libro de Jueces
J. T. Mawson
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("")
y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles
("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser
consultadas al final del escrito
6.ª Plática: Cómo Vencer
la Religión Carnal
Lectura Bíblica: Jueces
13: 1 a 5
¿QUIÉNES fueron estos
Filisteos que mantuvieron a
Israel en semejante esclavitud y los llevaron a semejantes miseria y pobreza?
¿Y qué representan? Ellos surgieron en Egipto (Génesis 10: 13, 14), pero aunque
ellos habían dejado Egipto atrás y habían entrado en la tierra que Dios había
prometido a Su pueblo, ellos no habían tomado Su camino; el camino de ellos
había sido fácil y un atajo evitando el Mar Rojo y el Río Jordán. Estas cosas
que prefiguraban liberación y bendición mediante la muerte y la resurrección de
Cristo no tuvieron lugar en su historia. Ellos estaban en la tierra del pueblo
de Dios pero no habían viajado hacia ella por el camino ordenado por Dios.
(Éxodo 13: 17). En realidad, ellos no tenían derecho alguno en la tierra en
absoluto pues Dios la había asignado a Israel. (Deuteronomio 32: 8, 9). Ellos
son una representación o figura del Cristianismo secularizado, es decir, de la
religión hecha aceptable para el hombre no regenerado. El Ritualismo y el
Modernismo son algunos de los Filisteos de nuestro día; y son realmente
supersticiones y filosofías paganas que han invadido la esfera de la fe y la
convirtieron en una casa grande de vasos mezclados, pues leemos, "Empero
en una casa grande, hay no solamente vasos de oro y de plata, sino también de
madera y de barro: y algunos son para honra, y otros para deshonra". (2ª
Timoteo 2: 20 - VM); y ellos están oprimiendo duramente al verdadero Israel de
Dios. Ellos se acercan a Dios con los labios pero desprecian el ejercicio de
corazón y la vida espiritual que han marcado los avivamientos de días
anteriores. Afirman ser hijos de Dios pero no tienen derecho a esa relación
porque no han recibido al unigénito Hijo de Dios por medio de la fe, y no han nacido
de nuevo. (Juan 1: 12, 13). Ellos tienen apariencia de piedad pero niegan la
eficacia de ella. (2ª Timoteo 3: 1 a 5).
Un Rasgo Notable
Un rasgo notable en
la historia de estos Filisteos fue
su ansiedad por obtener y estropear las posesiones más sagradas y preciosas del
pueblo de Dios. Yo paso por alto el hecho de que tanto Abraham como Isaac
estuvieron en peligro de ser despojados de sus esposas por ellos (Génesis,
capítulos 20 y 26), pues estos incidentes surgieron de la propia cobardía y
falta de fe en Dios de ellos ; pero, el capítulo 21 nos dice que ellos quitaron
violentamente uno de los pozos de Abraham, y el capítulo 26 nos dice que ellos
llenaron de tierra los pozos de agua que Abraham cavó. Lo hicieron porque
envidiaban a Isaac; fue un trabajo malintencionado y desvergonzado. Luego,
cuando Isaac cavó otros pozos, ellos los reclamaron y se esforzaron por
conseguirlos. Estos pozos eran esenciales para la vida de los patriarcas y sus
familias, y los capítulos 4 y 7 del evangelio de Juan nos dan el derecho de
interpretarlos como representando al Espíritu Santo que nos es dado y que es
indispensable para la vida del pueblo de Dios ahora. Pero, ¿qué lugar hay para
el Espíritu Santo en la religión carnal de nuestro día? Allí donde prevalecen
las supersticiones de los ritualistas y las críticas blasfemas y la duda
científica, Él es un Espíritu contristado y apagado, los pozos han sido cegados,
llenados con tierra; y tampoco el Espíritu tiene algún lugar en la formalidad
muerta la cual, mientras se jacta de la corrección de su credo, no tiene fe ni
vehemencia. Los Filisteos se apoderaron también del arca del pacto (1º Samuel 5:
2), y estuvieron en la tierra prometida como si fuera suya, y Joel 3: 5 dice de
ellos: "Habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y
hermosas metisteis en vuestros templos".
Lo equivalente a esto
es visto en nuestro día en el
hecho de que los hombres que no han entrado en el reino de Dios naciendo de
nuevo sino que están en él solamente por profesión, son aceptados como líderes
y maestros en él, y han añadido el nombre de Cristo a sus propias fábulas
filosóficas, y han tomado las cosas preciosas y hermosas de nuestra santa fe y
las han unido al hombre tal como él es en su naturaleza caída, como si no
hubiese ninguna necesidad de regeneración y redención, y de una nueva creación
en Cristo Jesús.
Los Cinco Príncipes de los
Filisteos
Los Filisteos estaban
gobernados por cinco príncipes
(Josué 13: 3; Jueces 3: 3); y esta religión moderna también está gobernada por
cinco príncipes, pues ella está gobernada por cinco sentidos. Sus adeptos, sus
seguidores, están controlados por lo que es natural, y todo lo que está fuera
del alcance de los sentidos es más o menos negado. Nada es para ellos el hecho
de que la Escritura dice: "El hombre natural no acepta las cosas del
Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son
cosas que se disciernen espiritualmente". (1ª
Corintios 2: 14 – NBA). El hombre natural es lo único que les preocupa pues
no conocen otro, y ellos cumplen esta Palabra misma al rechazar todo lo que es
milagroso en la Palabra. La encarnación, la muerte sacrificial y la
resurrección del Señor Jesús son negadas y ridiculizadas, y Sus milagros son descartados
o minimizados mediante una explicación o excusa. Es rechazado todo lo que
ofendería a un mundo que ha crucificado al Señor de gloria, o que el hombre
natural no puede entender, ver o sentir.
Es algo singular que
aunque este pueblo sólo poseyó
una franja muy pequeña de la tierra de Canaán, ésta haya tomado su nombre de
ellos, pues Filistea significa la tierra de los Filisteos, pero este nombre
sólo se le da en la Escritura cuando su juicio es predicho. (Éxodo 15: 14;
Isaías 14: 29, 31; Joel 3: 4). Ellos se hicieron prominentes por vez primera en
Génesis 21 donde despojaron violentamente a Abraham de un pozo de agua, y
fueron ellos los enemigos más persistentes de Israel a través de toda su
historia en la tierra; y en el Antiguo Testamento hay más acerca de ellos que
de cualquier otra nación, exceptuando a Israel, y la última mención de ellos en
la Escritura es, "Pondré fin a la soberbia de los filisteos".
(Zacarías 9: 6). Acerca de la condición de cosas que es el antitipo de ellos en
nuestro día, el Señor ha dicho, "Te vomitaré de mi boca". En
la Iglesia laodicense nosotros vemos a los Filisteos en plena vigencia.
Tanto el Racionalismo
como el Ritualismo atraen al
hombre natural que se alegra que su mente sea hinchada y sus sentimientos sean
conmovidos, y ambos oscurecen a Cristo; pues, de hecho, Él no tiene lugar en
ninguno de los dos. Muchos discípulos de corazón sincero, enredados en estas
cosas y sin ver ninguna puerta para libertarse de ellas, deben estar gritando
como María junto al sepulcro vacío: "Se han llevado a mi Señor, y no sé
dónde le han puesto". Preguntémonos, ¿Qué se puede hacer?
Pero, ¿es posible
que Cristianos verdaderos se vean
afectados e influenciados por lo que evidentemente no es de Dios? Sí, lo es.
Los Cristianos a menudo se dejan llevar por la plausibilidad de los esfuerzos y
las enseñanzas que profesan tener en vista la mejora de los hombres, cuando el fulcro
y la palanca de tales mejoras no son de Dios sino de los hombres. También es
fácil confundir el sentimiento natural con el verdadero sentimiento espiritual,
y existe la tendencia en todos a apoyarnos en nuestro propio entendimiento en
lugar de apoyarnos en la sabiduría del Espíritu de Dios. Nosotros necesitamos
estar bien fundamentados en la solemne verdad de que "El hombre natural no
acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las
puede entender". (1ª Corintios 2: 14 – NBA). El evangelio no es de los
hombres, ni proviene de hombres, pero no hay nada más en el cielo o en la
tierra que puede bendecirlos. Sólo en el evangelio de la gracia de Dios el
perdón de los pecados es ofrecido a los hombres. Es divino y proviene de Dios.
Sólo por el Espíritu de Dios son conocidas sus glorias, y sólo los que han
recibido el Espíritu pueden apreciarlas.
Los Filisteos fueron
los más empedernidos de todos los
enemigos de Israel y los mantuvieron en esclavitud durante un período más largo
que cualquier otro, y a medida que Israel se debilitó en la fe el poder de
ellos se hizo mayor; y tampoco fueron finalmente derrotados hasta que la
supremacía de David, — tipo de Cristo en la victoria de la resurrección, — fue un
hecho establecido en la tierra.
La Liberación de Israel
Al tratar con la manera
de liberarse de este pueblo
Filisteo encontramos al principio una característica muy singular. Los Israelitas,
en este caso, no elevaron el clamor por liberación como en ocasiones
anteriores. Parece que ellos aceptaron el yugo y se contentaron con su suerte.
Esto se hizo muy evidente cuando Sansón comenzó a liberarlos, pues lo
reprendieron diciendo: "¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre
nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto?". (Jueces 15: 11). Y estaban tan
completamente descontentos con todos sus esfuerzos que lo ataron con cuerdas y
lo llevaron a sus enemigos.
Tenemos aquí un triste
retrato de lo que existe en el
día actual: a saber, la Iglesia se ha doblegado ante el dominio de estos Filisteos
modernos, y, ¡cuán lamentable! muchos de los que son real y verdaderamente el
pueblo de Dios parecen satisfechos con que ello sea así. Podemos estar seguros
de que este estado de cosas no satisface a los que están verdaderamente
ejercitados de corazón en lo que es para Su gloria.
Sin embargo, no es
poco consuelo encontrar que si
Israel era indiferente a su propia condición, Jehová no lo era y Él se dispuso
a liberarlos a Su manera. El ángel de Jehová apareció a la esposa de Manoa, una
mujer de la tribu de Dan. Ella no era la que los hombres habrían elegido. Ni
siquiera se da su nombre y era una mujer estéril, — una deshonra entre el
pueblo de Israel y despreciada a los ojos de las hijas. Pero esta mujer sin
nombre y despreciada, de la más insignificantes de las tribus de Israel, fue el
vaso escogido por Dios a través del cual Él pudo realizar Su propia voluntad. Nosotros
vemos así que es enfatizada la gran verdad de que Sus caminos no son los
caminos de los hombres. "Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna
cosa tengo necesidad" (Apocalipsis 3: 17), es el lenguaje jactancioso del Cristianismo
secularizado que anda en el destello irregular de su propia luz tenue. Pero,
"Lo necio del mundo escogió Dios… y lo menospreciado escogió Dios, y lo
que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia".
(1ª Corintios 1: 27 a 29).
"He aquí que tú eres
estéril, y nunca has tenido
hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo", fue el mensaje de parte de
Dios a la mujer, y este mensaje ella lo recibió en fe sencilla y sin reservas.
Su debilidad y su deshonra son puestas de manifiesto con denuedo para que
pudiese ser evidente que esta liberación iba a venir de Dios y no por el poder
del hombre. Fue de la debilidad, de la esterilidad y de la muerte de donde Dios
iba a sacar fuerza y victoria.
Pero, si la debilidad
y la deshonra caracterizaron a
la mujer a los ojos de los hombres, ella tuvo una fe perfecta e incuestionable
en las benignas intenciones de Dios hacia ella, y esto debió haber sido lo más
precioso y aceptable a Sus ojos. En aquel entonces ella era la esposa de Manoa,
cuyo nombre significa «descanso.» La confianza en Dios y el descanso del
corazón son como una sola cosa; están firmemente unidos y no pueden ser
separados.
El hecho de que la
confianza en Dios produce el
descanso del corazón fue ilustrado de manera notable en el Apóstol Pablo. En
sus días había apariencia de piedad sin la eficacia de ella, y los falsos
maestros hacían grandes estragos entre aquellos por los que él había trabajado
tan celosamente. Sin embargo, él no se amilanó ni se avergonzó, porque sabía en
quién había creído; su confianza estaba en el verdadero David, en Jesús, el
cual había resucitado de entre los muertos. De modo que, aunque él presenta el
alejamiento de muchos de la verdad, él está lleno de descanso en cuanto a todo
ello.
"Acuérdate", él escribió
a su hijo en la fe
Timoteo, "de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos
conforme a mi evangelio". (2ª Timoteo 2: 8).
Si nosotros dejamos
a un lado su confianza de corazón
y las cosas que podrían haberlo distraído, tal como son presentadas en la
segunda epístola a Timoteo, veremos qué recursos y fuerza él tuvo en
Jesucristo.
2ª TIMOTEO 1
"Ya sabes esto, que
me abandonaron todos los que
están en Asia". (Versículo 15).
"Pero no me
avergüenzo, porque yo sé a
quién he creído". (Versículo 12).
2ª TIMOTEO 2
"La palabra
de ellos carcomerá como gangrena… quienes
se extraviaron con respecto a la verdad… y trastornaron la fe de algunos".
(Versículos 17, 18 – RVA).
"A pesar de todo,
el sólido fundamento de
Dios queda firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos".
(Versículo 19 – RVA).
2ª TIMOTEO 3
"Los malos hombres
y los engañadores irán de mal
en peor, engañando y siendo engañados". (Versículo 13).
"Pero persiste
tú en lo que has aprendido…
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia". (Versículos 14 a 17).
2ª TIMOTEO 4
"En mi primera defensa
ninguno estuvo a mi lado,
sino que todos me desampararon". (Versículo 16).
"Pero el Señor
estuvo a mi lado, y me dio
fuerzas". (Versículo 17).
Lo Grande y Esencial
La característica
sobresaliente en aquel que iba a
derrocar el poder de los Filisteos fue el Nazareato. Dos veces se repite el
anuncio a la esposa de Manoa donde el ángel de Jehová declaró: "el niño
ha de ser nazareo, separado para Dios". (Jueces 13: 5 – VM). Ahora
bien, un Nazareo tenía que estar separado de ciertas cosas; pero más importante
que todo esto era que él era separado para algo. Él lo iba a ser «para Jehová»,
un vaso dedicado al servicio de Dios.
Él se caracterizaba
por la abstinencia del fruto de la
vid, tenía que estar separado de lo que pudiera contaminar, y su cabello tenía
que permanecer sin cortar. Estas tres cosas también las encontraremos siendo muy
prominentes en la segunda epístola de Pablo a Timoteo.
1.— El fruto
de la vid es un tipo,
indudablemente, de los deleites de la vida natural, y el Nazareo de hoy en día prestará
atención a la exhortación: "Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado
de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin
de agradar a aquel que lo tomó por soldado". (2ª Timoteo 2: 3, 4).
2.— La separación
de la contaminación es muy
necesaria y el hombre de Dios es instruido a ello: "Apártese de la
iniquidad todo aquel que nombra el nombre del Señor… Si pues alguno se habrá
limpiado de éstos, separándose él mismo de ellos, será un vaso para honra,
santificado, útil al dueño, y preparado para toda obra buena". (2ª
Timoteo 2: 19, 21 – JND).
3.— La cabeza
con el cabello sin cortar era
evidentemente un signo de dependencia, — de debilidad aferrándose a la fuerza.
El cabello largo es la gloria de la mujer; es la señal de su dependencia del
hombre como vaso más frágil. Este es el lugar en el que Dios la ha colocado y
la verdadera gloria es la ocupación perfecta del lugar en el que uno está
colocado. Pero del hombre se dice: "La naturaleza misma ¿no os enseña que
al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Pues él es imagen y gloria
de Dios". (1ª Corintios 11: 7 a 15). El lugar del varón era liderar; él fue
hecho señor de esta creación; los demás iban a depender de él, pero él sólo
debía confiar en Dios. ¡Lamentablemente! en la caída él quiso independizarse de
Dios y de ahí todo el dolor, la aflicción y la muerte.
El cabello
de las mujeres es una de las
características de esos terribles escorpiones que atormentarán a los hombres
durante el período del juicio del que se habla en Apocalipsis 9. Se dice que
tenían en sus cabezas como coronas de oro, y sus caras eran como caras de
hombres, y tenían cabello como cabello de mujer. Su primera apariencia es
grandiosa e imponente; parecen ser poderosos e independientes; pero detrás de
todo esto es evidente que deben su fuerza a alguien más: dependían de Apolión
el Destructor. (Apocalipsis 9: 11). El rostro del verdadero Nazareo tenía que
ser el rostro de un hombre: tenía que ser valiente e inquebrantable en
presencia del enemigo, pero también tenía que llevar el cabello largo, como el
de las mujeres, porque todo su poder residía en depender de Dios. Este debía
ser el más prominente de todos los rasgos que lo caracterizaban, aunque ello se
convirtiera en una vergüenza para él a los ojos de los demás: y si esto se
perdía él se volvía tan débil como los demás hombres. El apóstol Pablo fue un
verdadero Nazareo cuando escribió: "De buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,
para que repose sobre mí el poder de Cristo… porque cuando soy débil, entonces
soy fuerte". Él había aprendido que la dependencia total significaba el
verdadero poder, pues el Señor le había dicho: "Bástate mi gracia; porque
mi poder se perfecciona en la debilidad". (2ª Corintios 12: 9, 10). Esta
es ciertamente la enseñanza espiritual para nosotros que nos
proporcionan las trenzas sin cortar (guedejas) del Nazareo.
Esta debilidad que
se aferra a la fuerza del Señor es
vista claramente en 2ª Timoteo: "Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la
gracia que hay en Cristo Jesús". (2ª Timoteo 2: 1 - NBA). "De todas
ellas me libró el Señor". (2ª Timoteo 3: 11 - NBA). "El Señor estuvo conmigo".
(2ª Timoteo 4: 17 - NBA).
El Señor Jesús, Nuestro
Ejemplo Perfecto
El Señor Jesús fue
el verdadero Nazareo, totalmente consagrado
a Dios. Su servicio voluntario no fue impedido por los consuelos y las alegrías
de esta vida. Cuando Él vino al mundo no tuvo más refugio que un establo, y en
lugar de cuna, un pesebre. Las zorras tenían sus guaridas y las aves del cielo
sus nidos, pero Él no tuvo ni hogar ni lugar de descanso en la tierra. Él siempre
rehusó dejarse influenciar por quienes habrían elegido para Él una senda más
fácil y, a ojos de ellos, más natural.
Él anduvo sin mancha
y sin contaminación por el mundo:
y dolorosas tentaciones Le acosaron constantemente pero nunca fue entrampado;
las cosas pecaminosas que atraían a otros hombres no tuvieron ningún encanto
para Él. Él estuvo siempre y completamente separado de los pecadores y
totalmente consagrado a la voluntad de Dios.
Luego, por último,
Él siempre fue Uno absolutamente
dependiente. Su lenguaje fue: "Mañana tras mañana me despierta, despierta
mi oído para escuchar como los discípulos". (Isaías 50: 4 – LBA). En todo
lo que Él hizo y dijo fue enseñado por
Su Padre, cuya voluntad vino a hacer día a día. Esta voluntad se cumplió; ni
más ni menos. Su comida fue hacer la voluntad de Su Padre. Él no tuvo otro
motivo para vivir que la gloria de Su Padre, y a lo largo de toda Su vida
terrenal dependió completa y totalmente de Dios, de modo que pudo decir: "Sobre
ti fui echado desde la matriz". (Salmo 22: 10 – VM).
En Él hay gracia suficiente
para capacitarnos para
andar en Sus pisadas, y al hacerlo, la vida victoriosa del Nazareato será
nuestra.
El Nazareato Fue la
Fuerza de Sansón
Mientras Sansón mantuvo
esta condición inviolada él
fue un vaso adecuado para el poder de Dios, y en la primera frescura y fuerza
de esto él es una débil prefiguración de Cristo y Su obra.
Tenga usted en cuenta
que Sansón vino al mundo con el
propósito expreso de derrocar a los Filisteos y libertar así al pueblo de Dios;
y entendiendo que ésta era su misión, no es de extrañar que un joven león, un
tipo del poder de Satanás, rugiera contra él. (Jueces 14).
Pero Sansón fue más
que un rival para el león y lo despedazó
como se despedaza un cabrito. De la misma manera, todos los poderes de las
tinieblas se reunieron contra el Señor Jesucristo porque Él vino a poner de
manifiesto todo lo que era falso y a establecer todo lo que era verdadero.
Pero, en la muerte Él obtuvo la victoria; al morir derrotó al enemigo; y así
como el cuerpo muerto del león de Sansón produjo alimento y dulzura, la muerte
de Jesús produce vida y alimento para el alma y gozo verdadero para el corazón.
Nosotros vemos la realidad y la fidelidad del amor divino exhibidas en ese gran
conflicto y en esa victoria, y toda nuestra bendición la debemos a aquel amor.
La Miel Estuvo en
Sus Manos (Jueces 14: 9)
La mano que hirió
al león tomó la miel, el singular
fruto de su victoria, y Sansón la compartió con sus padres mientras caminaban
en compañía de él.
El gran antitipo de
esto debería producirnos gozo
abundante. Toda bendición está en la mano poderosa que derrotó el poder de
la muerte, y es el deleite de nuestro Señor Jesucristo dispensarnos lo que
Él sostiene con tanta seguridad.
Algunos, en la vanidad
de sus imaginaciones, quieren
hacernos creer que la salvación, y en realidad toda bendición, ha sido depositada
en la Iglesia para nosotros, y que no podemos conocer ni realizar estas cosas
aparte de ella. ¡Qué desgracia para nosotros si esto fuera así!; porque la
Iglesia, como vaso responsable del testimonio aquí, ha fracasado por completo,
ya que ha unido sus manos con el mundo que rechazó al Señor. Pero Cristo nunca
puede fracasar: Él se ha levantado victorioso por encima de toda la ruina y los
despojos que el pecado y la muerte han causado, y todas las promesas de Dios
son "sí y amén" en Él, y al adherirnos a Él tendremos nuestros
corazones alimentados y gozosos por medio de los dulces frutos de Su muerte.
Los Filisteos que
vinieron al banquete de bodas y que
sólo estaban nominalmente unidos a Sansón, no probaron la miel del cuerpo
muerto del león, y todo el asunto no fue más que un enigma para ellos. Estos Filisteos
representan a aquellos a los que ya se ha hecho referencia, los que son profesantes
sin poseer la vida, los que han aceptado la apariencia de Cristianismo sin la
eficacia (2ª Timoteo 3: 5). Para todos ellos, la verdad de Dios no es más que
una serie de doctrinas que hay que discutir y enigmas que hay que resolver,
porque "el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque
para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se
disciernen espiritualmente". (1ª Corintios 2: 14 - NBA). No hay nada en la
muerte de Cristo que atraiga a los tales; ellos no pueden entender la bendición
que sale de la muerte; no pueden entender cómo puede salir alimento del devorador,
o dulzura del fuerte. "Cristo crucificado, para los judíos ciertamente
tropezadero, y para los gentiles locura". (1ª Corintios 1: 23).
Pero, lo que es un
perfecto enigma para los hombres no
renovados, sean ellos religiosos o sabios, es para nosotros que somos salvos,
poder y sabiduría de Dios. Al poderoso devorador, — la muerte, — se le ha hecho
producir comida para nosotros, y del Fuerte ha salido dulzura; porque la gloria
plena del amor de Dios que todo lo vence y no cambia ha resplandecido en la
muerte de Jesús. La sabiduría y el poder de Dios fueron vistos allí en toda su
grandeza y las almas de los que ven estas cosas son salvadas y satisfechas. Nunca
es demasiado el énfasis que se puede hacer acerca de esto, porque es sólo
cuando nosotros vivamos en la realidad de estas cosas que venceremos a los Filisteos;
y siempre existe el peligro de ocuparse sólo en la doctrina, incluso con
respecto a los que son verdaderamente convertidos. Nosotros debemos tener una
doctrina correcta y retener la forma de las sanas palabras (2ª Timoteo 1: 13),
pero debemos saber cuál es el trasfondo de las palabras, o lo subyacente, y
cuáles son las realidades que expresan las doctrinas. Muchos están perdiendo el
tiempo tratando de dilucidar cuestiones intrincadas y discutiendo dogmas, y al
mismo tiempo pierden la dulce miel que puede ser disfrutada en compañía del
Señor. Esta resolución de enigmas es un trabajo árido y sin provecho; y que podamos
darnos un festín con la miel es el deseo del Señor para nosotros.
La Intención de los
Filisteos
El siguiente acontecimiento
importante en la historia
de Sansón fue el intento de los Filisteos de hacerlo prisionero. Ellos se dieron
cuenta de que él llegaría a ningún acuerdo con ellos. Él fue un enemigo público
decidido, así que "los filisteos subieron y acamparon en Judá, y se
extendieron por Lehi. Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido
contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido". (Jueces
15: 9, 10). El objetivo de ellos fue prender al Nazareo y dejarlo
indefenso. Satanás trabaja hoy en términos similares; y la actual falsificación
exánime del Cristianismo verdadero muestra muy claramente el éxito que él ha
tenido.
Es doloroso ver que
los hombres de Judá se aliaron con
los Filisteos en este propósito: ellos no tuvieron ningún deseo de liberarse de
su yugo: consideraban a Sansón como un perturbador de su paz y lo reprendían,
diciendo: "¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué
nos has hecho esto?" (Jueces 15: 11). Pero, ¿acaso no es ésta también la
tendencia del día actual? Si alguno levanta una voz de advertencia contra las
malas doctrinas o las prácticas mundanas que abundan, se le considera un
perturbador, se le debe cerrar la boca, se le debe prender y refrenar. Se le
dirá que es un error ir a los extremos; que la moderación es la gran aspiración.
Pero, juzgada mediante ese estándar, una temperatura tibia tiene su
justificación, y el fuego resulta condenable porque es extremadamente caliente.
Pero, ¿qué dice el Señor? "Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni
caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío
ni caliente, te vomitaré de mi boca". (Apocalipsis 3: 15, 16).
Cristianos,
necesitamos despertar a la justicia.
Necesitamos ser impulsados y llenados con un fervor de consagración a Cristo
que consumirá toda nueva cuerda con la que una profesión indiferente nos
ataría, para que sin trabas podamos contender "ardientemente por la fe que
de una vez para siempre fue entregada a los santos" (Judas 3 – NBA), y así
permanecer fieles a nuestro Señor.
El Lugar de Poder
Pero Sansón
habitó en la cueva de la peña de Etam. Es
cierto que él permitió que sus hermanos lo ataran durante un tiempo, pero
cuando el Espíritu de Jehová vino sobre él, sus cuerdas parecieron como el lino
quemado en el fuego, y con la quijada de un asno mató a mil hombres. La cueva
de la peña es, evidentemente, el lugar desde donde se obtiene la victoria. Representa
la estabilidad y la fuerza; lo que es inamovible, y sobre lo cual las tormentas
deben golpear en vano. Nuestro Señor se ha convertido en una peña para
nosotros. Él ha puesto un fundamento amplio y profundo, y ningún asalto o
tormenta puede sacudir ese fundamento. El que edifica sobre dicha peña está
seguro para siempre. La peña es Él mismo. Todos los pensamientos e intenciones
de Dios están asegurados en Él, como Aquel levantado de entre los muertos, "el
cual ha abolido la muerte, y ha sacado a luz la vida y la inmortalidad por medio
del evangelio". (2ª Timoteo 1: 10 – VM).
Si nosotros queremos
ser victoriosos, debemos adherirnos
a Él estrechamente en este bienaventurado carácter: y así seremos preservados
de la depresión y la derrota. Además, sólo a medida que probamos la realidad de
Su poder y Su gracia nos mantenemos libres de lo que no es más que una
falsificación vacía, y sabiendo a Quién hemos creído, estamos seguros de que el
sólido fundamento de Dios se mantiene firme a pesar de todos los intentos por
derribarlo. Entonces podremos enseñar con mansedumbre a los que han caído en
este lazo del diablo, — a saber, religión sin realidad, — y el resultado puede
ser que ellos reconozcan la verdad. (2ª Timoteo 2: 25, 26).
A menudo se ha puesto
de relieve que el momento de la
victoria es el momento de mayor debilidad, y Sansón sintió esto. Él estaba muy
sediento e invocó a Jehová, y dijo: "Tú has dado esta grande salvación por
mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los
incircuncisos?" (Jueces 15: 18). Este era su temor: caer en manos de los
incircuncisos, estar en poder de ellos. Ahora bien, se habla constantemente de
los Filisteos de esta manera. La circuncisión, que habla de cortar y apartar la
carne, no tenía lugar con ellos; y, siendo este el caso, era correcto que el Nazareo
temiera caer en poder de ellos. Ojalá hubiera más de este temor hoy en día; ello
haría que nosotros fuésemos más como Sansón en su dependencia de Dios.
De Qué Manera es Mantenida
la Vida Victoriosa
Pero Dios tenía una
provisión para Su siervo abatido
pero dependiente: se trató del pozo de agua.
"Entonces abrió Dios
la cuenca que hay en Lehi; y
salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto
llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, que significa «la fuente del que
clamó.» (Jueces 15: 19). No es la
primera vez en la Escritura que el agua y la roca son encontradas juntas. Ambas
son necesarias para nosotros pues es por el agua, que nos sugiere la vida en el
poder del Espíritu, que la vida del Nazareo se mantiene en frescura y vigor.
"En el último y gran
día de la fiesta, Jesús se
puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El
que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues
aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún
glorificado". (Juan 7: 37 a 39).
Aquí está la provisión
para el mantenimiento de la
vida del Nazareo; porque es por el Espíritu de Dios que el alma es mantenida en
contacto con las cosas de Cristo, la nueva vida es mantenida en su frescura y
vigor, y el Nazareo es renovado día tras día. Además, el poder para ayudar a
los demás es dado por el mismo y solo Espíritu.
Sansón juzgó a Israel
durante veinte años. Aunque los Filisteos
estaban allí, él mantuvo lo que era para Dios a lo largo de todo ese período.
¿Deseamos nosotros
contender valientemente por la
verdad, mantenernos firmes por Cristo, guardando Su Palabra y no negando Su
Nombre? Entonces, tres cosas son absolutamente necesarias: —
En primer
lugar, El Nazareato, — Consagración al Señor.
En segundo lugar,
La Roca, — El conocimiento de la
perfecta estabilidad de todos los propósitos de Dios en Cristo resucitado de
entre los muertos.
En tercer lugar, El
pozo de agua, — La dependencia del
Espíritu de Dios para refrigerio del alma y poder para el servicio.
La Pérdida del Nazareato
Pasamos ahora de las
victorias de Sansón a su terrible
derrota. La triste y vergonzosa historia no nos es ocultada, pues Dios quiere
enseñarnos no sólo cómo recorrer la senda de la victoria, sino también poner en
claro para nuestra advertencia el terrible resultado de alejarse de Él, para
que no confiemos en nosotros mismos.
Leemos, "Fue Sansón
a Gaza". (Jueces 16: 1).
Aquí está el comienzo
de ese curso descendente. Es
cierto que él sobrevivió en Gaza, aunque los de Gaza estaban decididos a
matarlo. Él no había renunciado en aquel entonces a su Nazareato y todavía
demostraba ser más fuerte que la fuerza de los Filisteos, que es el significado
de Gaza. Tomó la puerta y los pilares y su cerrojo, y los llevó hasta la cumbre
del monte que está frente a Hebrón. (Jueces 16: 2, 3).
Pero, la confianza
en sí mismo pareció caracterizarlo,
y debe haber olvidado que su fuerza estaba en la dependencia de Dios. Él no
prestó atención a la advertencia que su huida de Gaza debiese haber sido para
él, pues después sucedió que amó a una mujer en el valle, o junto al arroyo de
Sorec, cuyo nombre era Dalila. (Jueces 16: 4).
Sorec significa «viña»,
y es muy lamentable ver al
victorioso Nazareo, que había habitado en la peña y había bebido del pozo en Lehi,
bajar ahora a beber del arroyo que fluía por el valle de las viñas. Como Nazareo
había rechazado el fruto de la vid, y al comienzo de su carrera había matado un
león en las viñas. Allí venció al fuerte. Ahora, en el valle de las viñas, él cae
como víctima de Dalila, cuyo nombre significa «debilidad».
Aquí están los pasos
descendentes:—
Él amó a una mujer
en el valle de Sorec. (Versículo
4).
Le declaró todo lo
que había en su corazón. (Versículo
7).
Ella lo hizo dormir
sobre sus rodillas. (Versículo 19).
Las siete trenzas
(guedejas) de su cabeza fueron rapadas.
(Versículo 19).
Jehová se apartó de
él. (Versículo 20).
Los Filisteos lo prendieron.
(Versículo 21 - NBA).
Le sacaron los ojos,
lo ataron con cadenas de bronce y
lo pusieron a girar el molino en la prisión. (Versículo 21 - NBA).
Esta fue la profundidad
de la degradación a la que lo
llevó su alejamiento de Dios. Aquel cuyo nombre significa «semejante al sol» es
visto moliendo para los enemigos de Jehová en la ceguera y la oscuridad de su perdido
Nazareato.
Hay una mención de
una prisión en las Escrituras antes
de esto. José fue arrojado a ella porque se mantuvo firme en su consagración a
Dios y en su determinación de no pecar contra Él. Esa consagración significó
mucho padecimiento, pero fue la senda de la victoria. Aquí hay un contraste deplorable.
La prisión de José significó la victoria; la prisión de Sansón significó la
derrota total. Lo que una hueste de Filisteos y toda su fuerza no habían
logrado, su propio deseo desenfrenado lo había provocado. El que había liberado
a sus hermanos de los Filisteos estaba atado por ellos. El Nazareo de Dios se
convirtió en esclavo del diablo. El que se llevó las puertas de Gaza es
conducido de nuevo a través de esas puertas como prisionero, y el que había
hecho temblar y huir a sus enemigos es ahora una diversión para ellos en la
festividad de su dios. Si nosotros habíamos encontrado estímulo en las hazañas
de Sansón, aprendiendo de ellas lo que un individuo puede lograr cuando depende
de Dios, ahora se nos advierte contra la confianza en uno mismo al ver cuán
bajo puede caer el hombre fuerte.
Si nosotros queremos
escapar de tal derrota debemos
saber dónde reside nuestra fuerza; debemos conocer el secreto de "En-hacore",
«la fuente del que clamó» (Jueces 15: 19), cuyo secreto es la dependencia de
Dios y el juicio del yo.
Recuerde usted que
no fue la fuerza de los Filisteos lo
que venció a Sansón. Sus seducciones lo apartaron del camino de la consagración
a Dios. No fue el temor a la ira de ellos lo que lo venció. Él fue seducido y
atrapado por las sonrisas de Dalila; fue traicionado por su aparente amistad.
El deseo del demonio es engañar a todos los que son fieles al Señor, entramparlos
con aquello que no es de Dios. Esto es lo que Pablo temía para el pueblo de
Dios cuando escribió: "Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios;
pues os desposé a un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo. Pero
temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes
sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo". (2ª
Corintios 11: 2, 3 - LBA). Y este peligro es mayor que nunca en estos postreros
días.
Efectivamente,
es posible que el Nazareo caiga; es
posible que los que han vivido la vida de devoción a Dios
sin estorbos queden atados por las cadenas de bronce de una religión sin
vida y formal; incluso es posible encontrar a los tales moliendo en los molinos
de un mundo escarnecedor y que rechaza a Dios. Existen aquellos que una vez
fueron eminentes por su verdadera separación de corazón de la amistad del mundo,
que ahora son hallados asociados con él, — unidos con los que desprecian la
Cruz de Cristo y niegan su virtud, — en la promoción de esquemas y políticas en
las que Dios no tiene parte alguna. Ellos vuelven a edificar lo que
destruyeron, y sirven a aquello contra lo cual se oponían
y protestaban y, sin duda, se burlan de aquello a lo que sirven.
"¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad
contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye
enemigo de Dios". (Santiago 4: 4). Estas son palabras mordaces para los
tales, y nosotros no osamos suavizarlas. Ahí están con toda su fuerza incisiva:
nuestra tarea es prestarles atención.
La consecuencia de
este adulterio espiritual, de este descenso
hasta comprometerse con el mundo, es la pérdida de la visión y el poder
espirituales.
"Sus nazareos eran
más puros que la nieve, más
blancos que la leche; Más sonrosados eran sus cuerpos que el coral, su talle
más hermoso que el zafiro. Su aspecto se ha oscurecido más que el hollín; no
los reconocen por las calles; Su piel está pegada a sus huesos, seca como un
palo." (Lamentaciones 4: 7, 8 – RV1977).
Una Gran Recuperación
Pero, así como el
niño aprende el carácter del fuego
al quemarse y se niega a tocarlo en lo sucesivo, así el pueblo de Dios a menudo
aprende lecciones de gran valor a través de su fracaso; y así Dios triunfa y el
bien sale del mal.
Fue así en el caso
de Sansón. En su cautiverio sintió
la traición de la amistad de Dalila y se volvió a Jehová. "El cabello de
su cabeza comenzó a crecer". (Jueces 16: 22). Él juzgó lo que lo había
cegado y debilitado y adoptó una actitud sumamente intransigente frente a ello,
con el resultado de que él obtuvo una victoria mayor de la que hubiese sido
posible en cualquier momento durante sus días más resplandecientes. Dicha
victoria significó la muerte para él mismo; sin embargo, la victoria fue grande
y real.
Es un gran consuelo
recordar que el Señor no cambia y
que siempre está dispuesto a perdonar y a restaurar.
«Sin embargo, es dulce
descubrir que,
Si las nubes han oscurecido
mi vista,
Cuando ello pasa,
Hacia mí como antes,
Amador eterno, Tú
eres resplandeciente.»
La gracia del Señor
es mayor que todo el pecado de Su
pueblo. Su amor inextinguible arde hacia ellos en todo su resplandor y no puede
ser obscurecido. Él "es el mismo ayer, y hoy, y para siempre jamás".
(Hebreos 13: 8 – VM).
Si hemos sido entrampados
por el mundo para
conformarnos con él, — si hemos sido inducidos a renunciar a la senda de la consagración
de ojo sencillo al Señor, y de la dependencia indivisa de Él para juguetear con
el mundo y hemos sentido la amargura de hacerlo, aquí hay un estímulo para
nosotros. Aquel que no fue sordo a la oración de Sansón oirá nuestro clamor y
nos dará la liberación y la victoria.
Pero el yo dentro
de nosotros que fue entrampado por
el mundo debe ser juzgado por nosotros así como el mundo que nos entrampó. Esta
es ciertamente la lección que la muerte de Sansón nos enseñaría.
Juzgar al mundo y
juzgar al yo significa apartarse
completamente de ambos para volverse únicamente al Señor. Esta fue la senda que
Pablo recorrió. Él tuvo que resistir a Pedro, el cual dejó el lugar del Nazareo
para moler en el molino de una religión legal y carnal. (Gálatas 2: 11 a 14).
Pero para sí mismo él dice: "Mas nunca permita Dios que yo me gloríe sino en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por medio de la cual el mundo me ha sido
crucificado a mí, y yo al mundo". (Gálatas 6: 14 – VM).
Ahí estuvo el fin
del mundo religioso y del Pablo que
se dejaba entrampar por él. La Cruz de Cristo había revelado el verdadero
carácter de ambos, mientras que la grandeza del amor que la Cruz revelaba había
convertido a Pablo en un Nazareo para siempre; y ya que era Nazareo, él era un
hombre triunfante y alegre; porque el Nazareo es invencible mientras mantiene
su condición de Nazareo. Esa senda está abierta para todos. Ello puede significar
persecución y el rechazo del mundo; porque los que toman esta senda ciertamente
serán objeto de burla por ser inflexibles y limitados, e incluso tendrán que
llevar las marcas del Señor Jesús en su cuerpo (Gálatas 6: 17); pero el triunfo
final, la corona de justicia y la sonrisa del Señor están al final del
conflicto. Él ha dicho: "Al que venciere, le daré que se siente conmigo en
mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias". (Apocalipsis
3: 21, 22).
J. T. Mawson
Traducido del inglés por:
B.R.C.O. – Mayo 2021
Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:
JND = Una traducción del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento
(1884) por John Nelson Darby, versículos traducidos del Inglés al Español por:
B.R.C.O.
LBA = La Biblia de las Américas, Copyright 1986, 1995, 1997, 2000 por The
Lockman Foundation, Usada con permiso.
NBA = Nueva Biblia de las Américas, Copyright 2005 by The Lockman
Foundation.
RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por
Editorial Mundo Hispano) RV1977 = Versión Reina-Valera Revisión
1977 (Publicada por Editorial Clie).
VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929
(Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).