CÓMO VENCER
Pláticas acerca
del Libro de Jueces
J. T. Mawson
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("")
y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles
("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser
consultadas al final del escrito.
3.ª Plática: Cómo Vencer la Carne
Lectura Bíblica: Jueces 3: 12 a 30
¿Qué es la Carne?
NUESTRA plática acerca de "la carne" no es
acerca de lo que es físico, el cuerpo, sino acerca de ese principio maligno
dentro de nosotros que hace que el YO sea el centro de nuestros pensamientos y
modos de obrar en lugar de Dios. La carne se opone a la voluntad de Dios y no
puede agradarle. (Romanos 8: 8). Ella no se sujeta a la ley de Dios, y si se le
permite actuar siempre servirá a la ley del pecado. (Romanos 7: 25). La carne
apareció en este carácter por vez primera cuando Eva extendió su mano para tomar
el fruto del árbol prohibido creyendo que al hacer eso ella llegaría a ser
mayor de lo que Dios la había hecho. El YO fue su objeto en aquel acto en lugar
de Dios, y desde aquel día todos los hombres por naturaleza han nacido en este
mundo en la carne, es decir, ellos están controlados siempre por el amor al YO,
a Sí mismos, en lugar de estar controlados por el amor a Dios. Ésta es la
naturaleza de todo hombre no renovado.
Pero un gran cambio ha tenido lugar en aquellos
que han creído el evangelio de la gracia de Dios; ellos han nacido de nuevo por
medio del Espíritu de Dios, y han recibido el Espíritu Santo. Él mora en ellos
de modo que de ellos se puede decir que, "Sin embargo, ustedes no están en
la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en
ustedes". (Romanos 8: 9 – NBA). Ellos han recibido una vida y naturaleza
nueva que, en lugar de hacer que el yo sea el centro y la circunferencia de
todos sus pensamientos, ella dirige sus deseos y esperanzas a Dios mismo.
Esta es la naturaleza y vida nueva que ha
recibido cada uno de nosotros que hemos sido salvos. Pero, la carne permanece
en nosotros y es solamente cuando andamos en el Espíritu que seremos libre de
la esclavitud de sus deseos. Leemos, "Andad en el Espíritu, y así jamás
satisfaréis los malos deseos de la carne". (Gálatas 5: 16 – RVA).
Los Moabitas
son una Sorprendente Figura de la Carne
En primer lugar, el de ellos fue un mal comienzo. (Génesis
19: 37).
En segundo lugar, ellos fueron excluidos de la
congregación del pueblo de Dios (Deuteronomio 23: 3; Nehemías 13: 1).
En tercer lugar, ellos debían ser completamente
destruidos; siendo la última mención de ellos en la Escritura: "Vivo yo,
dice Jehová de los ejércitos… (ciertamente) que Moab será como Sodoma… y
asolamiento perpetuo". (Sofonías 2: 9).
Con respecto a la carne, leemos en el Nuevo
Testamento: "Que ninguna carne se gloríe delante de Dios". (1ª
Corintios 1: 29 – VM); y en el Antiguo Testamento, "He decidido poner fin
a toda carne". (Génesis 6: 13 –
NBA).
"Sólo para Él"
"(Aod) Entró donde estaba él tomando el
fresco en el cenador alto, que era sólo para él, y
le dijo: “Tengo que comunicarte una palabra de parte de Dios, ¡oh rey!” Eglón
se levantó de su silla". (Jueces 3: 20 – NC).
Pero, en la historia que está ante nosotros
encontramos otras indicaciones que confirman el pensamiento de que en Eglón y
los Moabitas tenemos un tipo de la carne. Eglón tenía su palacio de verano, un
lugar de confort y placer, y él lo tenía "sólo para él".
Aquí, en una breve frase, el carácter completo de
la carne es puesto de manifiesto. La carne es completamente egoísta; no tiene
nada para dar a Dios; cada pensamiento, esperanza y ambición encuentra al yo
como eje; todo lo que tiene lo tiene 'sólo para sí misma.' Oh, ¿no ha
encontrado usted a menudo esta cosa detestable forzando su liderazgo cuando usted
menos lo esperaba? Usted ha hecho un acto de bondad. El amor y la compasión
formaron el motivo, pero apenas el acto había sido realizado cuando se infiltró
ese vil pensamiento: «¿Qué pensarán de mí ahora?» Puede que usted haya recibido
una gran ayuda en algún servicio para el Señor, pero, en lugar de humillarse
por la gracia que le utilizó, y dar toda la gloria a Aquel que es la fuente de
la misma, hubo una jactancia y una exultación internas como si por su propia
fuerza usted hubiera realizado la obra. O tal vez, el servicio fue un fracaso,
y usted se abatió y se deprimió, no porque el Señor hubiera sido deshonrado,
sino porque usted no había brillado como había esperado hacerlo. Alguien más
hizo algo mejor que usted, o le superó en consagración, conocimiento o
habilidad, y los pensamientos de rivalidad y celos se apoderaron de usted de
inmediato. Se trató de la carne, vil e incorregible, que buscaba todo 'sólo para
sí misma.' Oh, que pudiéramos tener una vislumbre verdadera de su total
odiosidad, y alejarnos de ella con aversión.
La Carne no tiene Ninguna Reivindicación sobre
el Cristiano
Los Moabitas no tenían ninguna reivindicación verdadera
sobre Israel, y sin embargo encontramos que Eglón había establecido su trono en
la ciudad de las palmeras (ciudad que era la puerta misma de la tierra y la
ciudad que Dios había tomado con mano poderosa para Su pueblo, es decir,
Jericó), y desde aquel lugar de poder él gobernaba Israel e imponía tributos
sobre ellos, así que aquello sobre lo cual sólo Dios tenía derecho a exigir de
ellos estaba siendo entregado al rey de Moab.
Qué fiel retrato es este del estado de miles de Cristianos. La carne no
tiene derecho alguno a gobernarnos pues, "somos deudores, pero no a la
carne para que vivamos conforme a la carne". (Romanos 8: 12 – RVA).
Nosotros no tenemos ninguna deuda para con aquel principio maligno dentro de
nosotros que quiere que el yo sea todo excluyendo a Cristo; y por eso tenemos
perfecto derecho a ignorar sus clamoreos y a andar en el Espíritu; y aun así, como
Eglón de Moab recibió de Israel lo que sólo Dios podía reivindicar; así, ¡lamentablemente!,
a menudo los Cristianos brindan tiempo y pensamiento y fuerza a la carne,
olvidando todo el tiempo que la Escritura nos dice que, "si vivís conforme
a la carne, habéis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las prácticas
de la carne, viviréis". (Romanos 8:
13 - RVA).
Que nuevamente sea dado por cierto y enfatizado
que si usted es un Cristiano, la carne es una usurpadora si ella lo domina
pues, "ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el
Espíritu de Dios habita en ustedes". (Romanos 8: 9 – NBA). Cuando nosotros
creímos el evangelio de nuestra salvación, el Espíritu de Dios asumió Su
habitación en nosotros; y el sellado del Espíritu significa que el Señor ha
reivindicado aquello que Él ha comprado con Su propia sangre. La obra del
Espíritu dentro de nosotros es ahora desplazar el yo y derrotar para siempre el
dominio de la carne haciendo que Cristo sea supremo en nuestros afectos.
Usted puede estar seguro de que la carne no
cederá fácilmente el cetro y que estará siempre alerta para imponerse. Leemos,
"Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo
que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagáis lo
que quisierais". (Gálatas 5: 17 – RVA).
Todos Nuestros Esfuerzos para Dominar la Carne
Son Inútiles
No supongamos que la carne puede ser mejorada o
hecha apta para Dios. De Moab fue dicho: "quedó su sabor en él, y su
olor no se ha cambiado". (Jeremías 48: 11). También es cierto que,
"Lo que es nacido de la carne, carne es". (Juan 3: 6). Ella puede
hacerse religiosa, pero permanecerá en independencia de Dios y en rebelión
contra Él. Ella se inmiscuye a menudo en las cosas divinas, pero incluso allí
ella procurará que todo sea, 'sólo para sí misma.' La carne no puede ser
educada, persuadida, o hacer que se sujete a la ley de Dios, pues su naturaleza
es absolutamente contraria a esa ley.
Esta es una lección que debe ser aprendida,
aunque su aprendizaje es siempre un proceso amargo. El progreso de la lección
es presentado en Romanos capítulo 7.
En primer
lugar, usted anhela hacer el bien y
usted se decepciona tristemente cuando averigua que sólo puede hacer lo
que es malo.
En segundo lugar, usted busca el motivo y le
repugna el hecho de encontrar que de usted, es decir de su carne, no puede
salir nada bueno por la sencilla razón de que nada bueno existe en ella.
En tercer lugar, usted hace grandes esfuerzos
para deshacerse de la terrible pesadilla, y la desesperación llena su
corazón cuando usted comprueba que todos dichos esfuerzos son en vano. Después,
cuando usted ya no sabe qué hacer y abandona la lucha, la carga es levantada
por otra mano. Despunta el día y se aclara la manera de liberarse del terrible
marasmo en el que usted ha luchado. Pero esta liberación sólo puede ser alcanzada
a la manera de Dios.
Cómo se Obtiene la Victoria
Dios encontró un
príncipe en Israel que no solamente escapó del yugo de Moab sino que también
pudo libertar a otros; y al contemplar los modos de obrar de Aod nosotros nos
enteraremos del modo de liberación. Él fue comisionado para llevar el tributo
de los Israelitas al monarca de Moab, y de lo que sigue a continuación podemos
concluir que este no fue un trabajo agradable; pues él debió haber sentido lo
degradante que era para el pueblo de Dios estar esclavizado de esa manera. No
hay victoria aparte del ejercicio de alma. Si nosotros estamos satisfechos con
andar conforme a las cosas de la carne, y con el estilo de vida Cristiano común
que vemos a todo nuestro alrededor, nunca conoceremos el gozo y la libertad del
poder sobre la carne.
El nombre de Aod significa «El que alaba» y él era un verdadero hijo de su padre
Gera cuyo nombre significa «combate o disputa». Usted puede estar seguro de que
si usted ha de llegar a ser «El que alaba» en la plena alegría de la victoria,
debe haber en primer lugar ejercicio y conflicto de alma; pues la victoria, el
gozo y la alabanza son siempre el fruto del verdadero ejercicio de alma.
Junto a las Piedras de Gilgal
Habiéndose liberado de su misión a Eglón, Aod
fue a las canteras de piedras de Gilgal donde tallaban los ídolos. Aquel fue el
lugar correcto para el hombre que sentía la servidumbre bajo la cual Israel
gemía, y fue el lugar donde un sentimiento tal se intensificó enormemente; pues
fue allí donde el oprobio de Egipto había sido quitado. (Josué 5: 9). El pueblo
de Dios había sido siervo en tierra extranjera, pero cuando llegaron a Gilgal
ellos no solamente fueron libres, sino que fueron llevados a la tierra de la
libertad; allí tuvo lugar la circuncisión, y la circuncisión fue la señal de
la libertad de ellos.
Fue desde Gilgal, como libertos de Dios, desde
donde ellos habían avanzado obteniendo victoria tras victoria; y si ellos no
hubiesen olvidado aquel lugar y sus lecciones, — ellos nunca habrían conocido la
derrota y la esclavitud, y los gritos de júbilo a causa de la victoria jamás
habrían cedido lugar a las lamentaciones de Boquim. (Jueces 2).
Al ir a Gilgal, Aod había llegado al punto de
partida, de hecho, el punto donde empezó la vida verdadera, la vida que Dios
quiso que viviera el pueblo, a quienes Él había redimido tan maravillosamente.
Gilgal era el sitio más interesante en la
tierra:
En primer lugar, estaban allí las doce piedras tomadas del lecho del río
Jordán. (Josué 4).
En segundo lugar, la circuncisión tuvo lugar allí. (Josué 5: 1 a 9).
En tercer lugar, la pascua fue celebrada (Josué 5: 10).
En cuarto lugar, ellos comieron del fruto de la tierra. (Josué 5: 11, 12).
En quinto lugar, el Príncipe del ejército de Jehová asumió su lugar como
líder y guía. (Josué 5: 13 a 15).
Nos ocuparemos únicamente de los dos primeros
de estos importantes acontecimientos ya que tienen una relación más particular
con nuestro tema actual, y si son entendidos tendremos poca dificultad para
comprender lo que siguió después de ellos.
Las Doce Piedras
Estas piedras habían sido tomadas del lecho del
río donde estuvieron firmes los pies de los sacerdotes que llevaban el arca.
(Josué 4). Ellas debían ser un recordatorio para las generaciones no nacidas
aún de que el arca permaneció detenida en medio del lugar de la muerte para que
el pueblo pudiese pasar limpio al lugar de la vida.
El tipo nos habla de manera elocuente acerca de
la condición en que nosotros estábamos y de lo que Dios ha hecho por nosotros.
'Nosotros en muerte yacíamos.'
Por medio del pecado entró la muerte; y así
también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos
5: 12); pero Jesús, la Verdadera Arca del Pacto, estuvo en nuestro lugar en la
muerte para que nosotros pudiésemos estar libres de ella para siempre y estar
con Él en vida de resurrección. ¿Podemos nosotros pensar acerca de la manera
que Dios ha acordado para liberarnos sin conmovernos profundamente? El amor es
la fuente de todo ello y el amor lo ha llevado a cabo; un amor que muchas aguas
no pudieron apagar, y que no pudo ser extinguido por todas las ondas de la
muerte; y si las aguas de la muerte no pudieron apagar la llama ardiente de
este amor, tampoco pueden las edades del tiempo oscurecer su resplandor. Este
amor es eterno y omnipotente. Cuando nosotros vemos este amor resplandeciendo
en tan directo contraste con el aborrecible egoísmo de la carne, ¿acaso no nos deleita
saber que el plan compasivo y sabio de Dios era que estemos separados de la
carne y unidos al amor para siempre?
Pero estas doce piedras fueron colocadas
limpias fuera de las hinchadas olas del Jordán; ellas fueron instaladas en la
tierra de la promesa donde la rica bendición de Jehová era la porción del
pueblo, y ellos son un tipo del lugar Cristiano hoy en día. Nosotros ya no
estamos en condenación y muerte sino en Cristo, en la luz plena del favor de
Dios, en la tierra de la promesa que fluye leche y miel. Este lugar de
bendición delante de Dios no ha sido obtenido por alguna obra o algún merito
nuestro. Es Dios quien nos ha establecido en Cristo y nos ha ungido, y también
nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. (2ª
Corintios 1: 21, 22). Nosotros hemos sido hechos aceptos en el Amado y
bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
(Efesios 1: 3, 6).
Ahora bien, se puede dar el caso de que
nosotros no entendamos lo que significa todo esto, pero ello es evidentemente
algo grande y bueno, y es lo que Dios ha hecho por nosotros, para que el
sonido mismo de ello haga que nuestros corazones latan más rápidamente y nos
llene de anhelo por entrar en el gozo de todo ello. Y cuanto más claramente
veamos que nosotros somos salvos así por gracia y no por nosotros mismos, mayor
será nuestro deseo de entender y disfrutar este lugar de aceptación y favor.
La Circuncisión
La circuncisión del pueblo estuvo íntimamente
ligada a las doce piedras en las orillas del Jordán; y si las piedras
representan la gracia de Dios para con nosotros, la circuncisión da a conocer Su
juicio implacable sobre la carne, a saber, ella debía ser cortada, — y las
personas que fueron objeto de Sus actos de gracia en los días antiguos tuvieron
que llevar en sus cuerpos la marca de la condenación de la carne.
Ahora bien, el juicio de la carne ejercido por
Dios no lleva implícito el pensamiento acerca de un hombre que es castigado por
un crimen y que es restaurado a la sociedad después de haber sufrido ese
castigo. El pensamiento es totalmente diferente. Se trata de la completa
anulación de la carne como medio de gloria para Dios o de bendición para el
hombre. Las palabras de Jesús están llenas de significado: "La carne para
nada aprovecha". (Juan 6: 63). Ella está absoluta y completamente
desprovista de lo bueno. Usted puede estar seguro de que este es el caso o Dios
no la habría eliminado del terreno. Pero, tengamos en cuenta que Él ha hecho
esto para que toda bendición sea de Él mismo y se establezca así sobre un
fundamento inamovible y eterno.
Si aún tenemos alguna duda en cuanto a su
carácter improductivo y su total incapacidad para apreciar lo que es de Dios
para rendirle a Él lo que Le corresponde, sólo tenemos que considerar el
Calvario.
El bendito Hijo de Dios había vivido a la vista
de los hombres; ellos habían visto Sus modos de obrar y habían oído Sus
palabras; Él exhibió en medio de ellos la ternura y la gracia del Padre; y al
final de todo ello, ellos escupieron en Su rostro. A Él le dieron de puñetazos,
fue traicionado, y fue crucificado como siendo absolutamente detestable y
aborrecible para ellos. En aquel lugar y momento exactos la carne reveló su
amarga enemistad contra Dios y demostró, de manera concluyente y para siempre,
que no había ningún provecho en ella ni para Dios ni para nosotros. Ella demostró,
en efecto, que era una vid silvestre, que no daba ningún fruto. Y habiendo ella
rechazado al Hijo de Dios, la gran y definitiva prueba final, ella ha sido
rechazada por Dios y nunca podrá ser rehabilitada.
Pero, cuán bueno es para nosotros enterarnos
que la muerte de Cristo, la cual manifestó el carácter de la carne, mostró
también el corazón de Dios en todo su amor. Dicha muerte demostró que Él no
puede verse impedido en Sus intenciones de bendecir a los hombres, y también
demostró que esta bendición debe ser sólo sobre la base de lo que Él es y puede
hacer, y no, en absoluto, sobre la base de lo que nosotros somos.
Leemos, "Por gracia sois salvos… y esto no de vosotros". (Efesios 2: 8). Aquí, en
dos frases, está el resumen de todo el asunto. "Por gracia sois salvos",
es la colocación de las piedras en la tierra, "y esto no de vosotros",
es la circuncisión de la carne.
Durante cuatro mil años la carne ha
predominado, pero toda su sabiduría, poder, autosuficiencia, cultura y
religión, sólo demostraron ser inútiles y sin provecho. Ella no puede levantar
su cabeza y jactarse en la presencia del Señor. Condenación y muerte son su
verdadero y apropiado destino funesto.
Incluso el propio Cristo fue cortado de la vida
de la carne, aunque la muerte no tenía ninguna reivindicación sobre Él. Él podría
haber vivido para siempre en la condición que asumió pues Su carne era santa;
cada fibra de Su bendita constitución estaba consagrada a Dios; Él cumplió
perfectamente con cada responsabilidad, y ninguna mácula de pecado manchó jamás
Su perfecta humanidad. Si Él hubiese seguido viviendo en esa condición, habría
vivido solo: pero Él murió, y en Su muerte el pecado en la carne fue condenado.
En la muerte de Cristo nosotros vemos la carne
desechada por completo pues la muerte es el fin de la misma, — ella se ha
encontrado con su juicio. Si bien en realidad nosotros aún no hemos muerto, en
la estimación de Dios nosotros hemos desaparecido del terreno de la carne; y
esto también es cierto acerca de la fe. Nosotros no estamos ahora delante de
Dios en el terreno de lo que somos porque en aquel terreno sólo podríamos ser
condenados, pero estamos delante de Él en Cristo y allí no hay nada más que
favor. Hemos sido sepultados con Él… se nos dio vida juntamente con Él… hemos
sido resucitados con Él. (Colosenses 2: 12, 13). "Sepultados con él
en el bautismo". La marca de la muerte está sobre nosotros y en lo
sucesivo asumimos el lugar de la muerte a esa vida de carne y pecado.
Ahora bien, la muerte para un hombre no
convertido significaría ser cortado de todo lo que constituía la vida para él.
Pero yo estoy persuadido de que si viéramos la muerte a la luz en la cual Dios
nos la presenta encontraremos en ella la puerta de la libertad, pues esta
verdadera circuncisión de Cristo, "no hecha de manos", es la señal
de la libertad del Cristiano.
La carne servirá siempre a la ley del pecado y
el pecado es un cruel capataz, como los egipcios que hicieron servir a Israel
con rigor; y la única manera de liberarse de este gran propietario de
esclavos es mediante la muerte. Un hombre es dueño de un esclavo y lo
mantiene en dura esclavitud, pero llega un día en que ese esclavo ya no
responde a la llamada del amo. Él ha muerto y ahí termina la dominación del
amo. «Pero», usted puede decir, «yo no estoy muerto; no he recibido el salario
que el pecado paga.» (Romanos 6: 23). Eso es cierto; pero también es cierto que
Jesús, en perfecto amor, lo recibió por usted para que usted pudiera tomar su
lugar en la muerte con Él y ser liberado del viejo capataz para servir a Dios;
porque de usted es el privilegio de considerar la muerte de su Sustituto como suya.
La bien conocida historia Napoleónica ilustrará
esto. Un ciudadano había sido llamado a la guerra, pero otro había ido bajo su
nombre y su número, y fue muerto en la batalla. Poco después se necesitaban
otros hombres para las guerras de Napoleón y nuevamente este ciudadano fue
llamado, pero él reclamó la libertad de servicio sobre la base de que, en tal o
cual batalla, él había muerto en la persona de su sustituto. El caso fue
remitido al Emperador el cual confirmó su reclamación. "Así también
vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús,
Señor nuestro". (Romanos 6: 11). De este modo usted será hecho libre para
entregarse a Dios y andar en la bienaventurada libertad del Espíritu y
disfrutar de la grosura de la tierra a la que Él le ha llevado.
Pero estamos anticipando aquello que nuestra
historia revela. Unamos estas dos cosas —
1. Las
piedras sobre las orillas del Jordán exhiben nuestro lugar de asociación con
Cristo en el favor de Dios, lugar que es de toda Su gracia.
2. La
circuncisión significa que la carne no tiene lugar alguno allí: pues ella no
podría obtener aquel lugar: ni podría permanecer allí porque ella carece
totalmente de mérito y es muy maligna y ofensiva a los ojos de Dios. Leemos,
"Los que están en la carne no pueden agradar a Dios". (Romanos 8: 8 –
VM, NBA, JND)
La Muerte de Eglón
Desde sus meditaciones en Gilgal Aod regresó a
la presencia del Rey Eglón, pero su misión en esta ocasión fue muy diferente a
la anterior. Él no llevaba ahora ningún presente del pueblo esclavizado sino un
mensaje de un Dios libertador. "Tengo un mensaje de Dios para ti".
(Jueces 3: 20 – VM). Y aquel mensaje fue uno de juicio; pues la daga de dos
filos, ahondada en el corazón mismo del rey, fue el juicio de Dios sobre uno
que había mantenido a Israel en esclavitud.
Nosotros ya hemos visto que Dios ha condenado
la carne una vez para siempre y que Él nunca se retractará de esto; pues Él ha
demostrado que ella para nada aprovecha y nosotros debemos llegar a la misma
conclusión en nuestra experiencia. Tenemos que aprender que no hay ningún provecho
en la carne para nosotros y así estaremos preparados para aceptar la condena de
Dios sobre ella, y así clavar verdaderamente la daga de dos filos en el corazón
de la misma.
El varón que había estado en Gilgal no pudo
tolerar la presencia y la dominación de Eglón en la tierra y en las vidas del
pueblo de Dios; y tampoco nosotros toleraremos la carne y sus actividades en
nuestras vidas si hemos aprendido verdaderamente las lecciones que Gilgal
enseña y, al contario, nosotros seremos muy implacables en nuestro juicio sobre
sus más mínimos movimientos.
Existe mucha confusión en las mentes de muchos
Cristianos en cuanto a lo que realmente significa juzgar la carne. Algunos se
lamentan siempre de su maldad y fracaso y, consecuentemente, se sienten muy
miserables y se imaginan que esto es el juicio propio. Pero ello es todo lo
contrario.
Ocuparse de Uno Mismo no es Juicio Propio
Se dice a menudo, y con razón, que al diablo no
le importa si usted se ocupa en alabarse o en regañarse a usted mismo siempre
que usted se ocupe de usted mismo. Porque usted debe saber que usted nunca
puede ser más grande o elevarse más que aquello en lo cual está ocupado; y
mientras el yo llene sus ojos, Cristo es eclipsado.
Si usted ha dicho que nada bueno hay en la
carne, ha dicho todo lo que es necesario decir, y es ahora su derecho y su
privilegio volverse de ella a Aquel que es total y eternamente bueno y ocuparse
en Él. Pablo había ahondado el puñal en la carne cuando escribió, "Nosotros
somos la circuncisión, los que adoramos por el Espíritu de Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, y no confiamos en la carne". (Filipenses
3: 3 – JND).
Cuando una moción de censura es presentada y es
llevada a cabo en la cámara de los Comunes (Diputados), el gobierno cae y un
nuevo ministerio asume su lugar. Eso es lo que usted debe hacer: presentar una
moción de censura contra la carne. ¿Cómo puede hacerse esto? Deje usted de
apoyarla en las bancadas de gobierno; vuélvase al Señor, y deje que el Espíritu
Santo de Dios tome las riendas y lo guíe en lo sucesivo. No confíe en una
persona en la que no tiene confianza alguna; usted no le confiaría sus secretos
y mucho menos le permitiría dirigir y controlar su vida; y sin embargo, ¿no es
ésta la forma en que usted ha tratado a la carne? De ahí el fracaso y la
esclavitud. Oh, tome usted la espada de dos filos de la verdad de Dios, en
cuanto a la carencia de valor de ella, y ahóndela hasta la empuñadura en el
corazón de ella; termine con ella, — deshágase de ella, — no hable más con ella,
— y en lo sucesivo ande usted en la feliz libertad del Espíritu y en el
ocuparse en Cristo.
Entonces será evidente que usted a llegado a la
conclusión de Dios en cuanto al asunto y usted será fiel a su circuncisión.
El Feliz Resultado
Entonces Aod fue al monte de Efraín. Efraín
significa «el lugar fructífero» y nosotros podemos producir fruto para Dios
sólo en la medida en que la carne sea juzgada. Hemos sido unidos a Cristo por
el Espíritu en vida de resurrección para reproducir en nosotros lo que salió a
relucir en Jesús, para que Dios pueda ser glorificado a través de nosotros.
Fue en Efraín donde Aod pudo tocar el cuerno y
reunir al pueblo para que compartiera con él la victoria que él había obtenido,
y este es el resultado de la liberación. Si los canales están libres la vida
nueva que tenemos en el Espíritu fluirá para bendición de los demás. A diferencia
de la carne, el nuevo hombre no tiene nada "sólo para él "; este
nuevo hombre se deleita en compartir sus alegrías y demuestra la verdad de las
palabras: "Hay quien reparte, y le es añadido más". (Proverbios 11:
24 – NBA). Siguiendo esta línea usted llegará a ser como el hombre que
Cristiano vio en casa del Intérprete —
«A quien algunos tenían por loco—
Cuanto más regalaba, más tenía.»
(N. del T.: Cita de "El Progreso del
Peregrino" de John Bunyan)
Usted me puede decir que ha tratado de juzgarla
carne y que ha fracasado una y otra vez; que ella es demasiado fuerte para usted;
pero seguramente usted ha olvidado que Dios ha enviado Su Espíritu a su
corazón, que Él está allí para desplazarla carne y hacer espacio para Cristo, y
todo el asunto depende ahora de su deseo. ¿Se ha vuelto Cristo indispensable
para usted? ¿Ha encontrado tal porción en Él y en Su amor que su alma clama «¡Sólo
Él puede satisfacer»? Ah, entonces, en dependencia del Espíritu, su camino será
ciertamente resplandeciente.
Pero nunca pierda usted de vista la muerte de
Cristo; y que la cruz de Cristo sea su gloria pues esa cruz es la senda de la
victoria así como Aod, en los vados del Jordán, un tipo de la verdad de nuestra
muerte con Cristo, mató a diez mil Moabitas.
"Y Reposó la Tierra Ochenta Años"
¡Hay un dulce sonido en esto! Es como estar en
una quieta bahía después del mar agitado; es el hogar después del conflicto
agotador; es la experiencia del alma que puede decir: "Gracias doy a Dios,
por Jesucristo Señor nuestro". (Romanos 7: 25); y en lo sucesivo ella
encuentra su deleite y su alimento sólo en Él.
Sopesemos Finalmente los Resultados
¿Hay
alguna ventaja en vivir según la carne? ¿Qué dice la Escritura?
"La
mentalidad de la carne es muerte" (es decir, la inclinación mental de la
naturaleza caída) (Romanos 8: 6 – JND).
"El
que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción". (Gálatas
6: 8 NBA). Este es el resultado inmediato y es, de manera inalterable, la
experiencia de todos los que siembran para la carne. El momento de la siembra
puede haber sido suministrado por una gratificación propia pero la cosecha ha
sido esclavitud y dolor, arrepentimiento y muerte espiritual.
"Porque
si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir ". (Romanos 8: 13 -
NBA). Este es el resultado final de ese camino.
Pero,
¿cuál es la ventaja de vivir y andar en el Espíritu?
"La
mentalidad del Espíritu es vida y paz" (es decir, la inclinación mental de
la nueva naturaleza) (Romanos 8: 6 – JND).
"Si
por el Espíritu hacéis morir las prácticas de la carne, viviréis".
(Romanos 8: 13 - RVA).
"El
que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna".
(Gálatas 6: 8).
Podría
ayudarnos aún más si ponemos lado a lado "las obras de la carne" y
"el fruto del Espíritu".
OBRAS
DE LA CARNE
|
Adulterio
|
Fornicación
|
Inmundicia
|
Lascivia
|
Idolatría
|
Hechicería
|
Enemistades
|
Pleitos
|
Celos
|
Ira
|
Contiendas
|
Disensiones
|
Herejías
|
Envidias
|
Homicidios
|
Borracheras
|
Orgías
|
Y cosas semejantes
|
FRUTO
DEL ESPÍRITU
|
Amor
|
Gozo
|
Paz
|
Paciencia
|
Benignidad
|
Bondad
|
Fe
|
Mansedumbre
|
Templanza
|
Gálatas
5: 19 a 23
"El
fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad"
Efesios
5: 9
|
La Victoria final
Pero, se acerca el momento cuando la carne no dominará
más pues, "Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y
herirá las sienes de Moab". (Números 24: 17). En visión profética
incluso el falso Balaam contempló el predominio del Cristo venidero sobre Moab.
Él iba a levantarse como la estrella de la esperanza para Su pueblo
esclavizado. Iba a tomar el cetro y, gobernándolos en justicia, los libertaría
para siempre de sus opresores. Lo que aún no es cierto para Israel debe serlo
ahora para usted. Cristo Jesús debe ser nuestra estrella polar, nuestra luz,
nuestra esperanza, nuestra guía, y debe ser el cetro gobernante en su vida.
¡Oh, que así sea! Coronadle en vuestros corazones: coronadle con vuestro afecto
indiviso: Permitid que Él sea supremo.
'Coronadle como Señor de todo.'
J. T. Mawson
Traducido del
inglés por: B.R.C.O. – Marzo 2021
Otras versiones de La Biblia usadas en esta traducción:
JND = Una traducción del Antiguo Testamento (1890) y del Nuevo Testamento
(1884) por John Nelson Darby, versículos traducidos del Inglés al Español por:
B.R.C.O.
NBA = Nueva Biblia de las Américas, Copyright 2005 by The Lockman
Foundation.
NC = Biblia Nacar-Colunga (1944) Traducido de las lenguas originales
por:Eloíno Nacar y Alberto Colunga. Ediciones B.A.C.
RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por
Editorial Mundo Hispano)
VM = Versión Moderna, traducción
de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166
PERROY, Suiza).