CRISTO
"FORMADO EN VOSOTROS"
F. B. Hole
(Extractado de la
revista "Scripture Truth" Volumen 17, 1925, página 184)
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles
("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RV60) excepto en los lugares en que además de las comillas dobles
("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que pueden ser
consultadas al final del escrito.
Un siervo de Dios como el Apóstol
Pablo, el cual combinó en sí mismo tanto el evangelista como el pastor de
almas, no podía descansar satisfecho con la profesión de confesión externa o la
suposición externa del lugar cristiano, o la asunción externa del lugar
cristiano, por muchas que fueran esas profesiones. Nada más que la realidad
interior le satisfaría. Las iglesias de Galacia tuvieron su origen en la
acogida entusiasta que dieron a Pablo y a su mensaje. En su epístola a ellas él
no niega la profesión de ellos ni la posición eclesiástica de ellos, pero sí
expresa una grave aprensión en cuanto a ellas, y una ansiedad tan aguda que es
comparable a los dolores de parto, porque todavía no podía reconocer que Cristo
se encontrara en ellos y, consecuentemente, tuvo que decir: "estoy
perplejo en cuanto a vosotros". (Gálatas 4: 19 a 20).
Llamamos a prestar atención
sobre esto porque la tendencia a contentarse con la mera profesión es muy
fuerte en la actualidad. Es bueno cuando las almas profesan la fe en Cristo, y
por lo tanto asumen el lugar de estar, "en Cristo", — ya sea que
ellas se den cuenta del significado de ese término o no. Sin embargo, lo que el
verdadero siervo de Cristo anhela es encontrar a Cristo formado en nosotros,
porque entonces él sabe que las almas están en Cristo, y toda duda
acerca de ellos es eliminada de su mente.
En la última parte de Romanos
5, tenemos la necesidad del hombre, y la intervención Divina en vista de la
necesidad del hombre considerada desde el punto de vista, no de las
transgresiones, sino de la naturaleza y la herencia. Adán fue, como podemos
llamarlo, la antigua fuente de la humanidad, y, ¡lamentablemente! esa fuente y
el caudal que ha procedido de ella están irremediablemente contaminados y
corrompidos. Dios ha intervenido levantando una nueva fuente manantial en
Cristo, una vez obediente hasta la muerte, y ahora resucitado de los muertos.
Aquí todo es perfección, y por medio del don pleno de la gracia el creyente
viene a estar bajo esta nueva Primacía y participa de esta nueva fuente de
vida. Nosotros no leemos mucho en Romanos 6 antes de encontrarnos por primera
vez en la epístola con la expresión, "en Cristo Jesús", aplicada a
nosotros mismos. Debemos considerarnos "muertos para el pecado, pero vivos
para Dios en Cristo Jesús". (Romanos 6: 11 - LBA). Tenemos "vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro"
(Romanos 6: 23), y "NO hay pues ahora condenación alguna para los que
están en Cristo Jesús"- (Romanos 8: 1 - VM).
Tal como en relación con
los modos de obrar dispensacionales de Dios, los Gentiles, que por
naturaleza son como ramas de olivo silvestre, contra naturaleza han sido
injertados "en el buen olivo" (Romanos 9: 24). Igualmente, en
relación con el propósito eterno de Dios, nosotros los creyentes, que no
éramos más que pecadores, judíos o gentiles, hemos sido injertados en Cristo, y
ahora estamos en Cristo. En la naturaleza lo bueno siempre es injertado
en el tronco sin valor, en la gracia, sea ello un asunto de los modos de obrar
de Dios, o de Su propósito eterno y vital, la cosa funciona en la dirección
opuesta. Nosotros, los que creemos, somos de Dios en Cristo Jesús. (Véase 1ª
Corintios 1: 30). Mediante un acto Divino de infinito favor nos encontramos
siendo partícipes de la vida y la naturaleza mismas de Cristo. De Él provenimos
y en Él estamos.
Sin embargo, nosotros no
estamos en Cristo aparte del Espíritu de Dios. Si Romanos 8:1 habla de nosotros
como estando "en Cristo Jesús", el versículo 2 habla del Espíritu como
el "Espíritu de vida en Cristo Jesús", y Él nos habita para poder Él
extender Su "ley", o control, sobre nosotros, liberándonos así del
control que antes ejercían sobre nosotros el pecado y la muerte. Como Espíritu de
vida en Cristo Jesús, Él pone en evidencia esa vida bienaventurada
en el santo. Como Espíritu de Cristo, Él forma a Cristo en
nosotros; y esto es lo que equivale de manera subjetiva al hecho de estar, "en
Cristo".
A modo de ilustración,
consideremos de nuevo el asunto del injerto. Si en la naturaleza fuera posible hacerlo
en esta dirección opuesta, de modo que una rama de olivo silvestre fuese
injertada en el buen olivo para participar de su raíz y su grosor, ¿cuál sería
el resultado? Seguramente sería este, a saber, que la rama de olivo silvestre
empezaría a dar aceitunas buenas y cultivadas. Así, y sólo así, se demostraría
al hortelano la realidad y la eficacia de la operación de injerto. La realidad
de la rama que está ahora en el buen olivo sería atestiguada por la buena
aceituna, en la forma visible de su buen fruto, que ha sido formado en ella.
Ahora bien, el problema de los
Gálatas radicaba precisamente en este punto. El verdadero evangelio había sido
predicado entre ellos, pues Pablo era el predicador. Ellos lo habían recibido
ostensiblemente y profesaban estar en Cristo, pero, en lugar de que Cristo fuera
formado tan claramente en ellos, como para que tuvieran celo por Él, ellos
estaban deseando estar bajo la ley, y el apóstol, el cual era como madre espiritual
de ellos fue llevado a sufrir nuevamente dolores de parto de alma a causa de
ellos. (Gálatas 4: 19).
¿Cuál sería hoy en día el
estado de ánimo de Pablo si se encontrara en medio de cristianos profesantes?
¡Qué dolores serían los suyos! Pero Pablo no está aquí. Entonces, ¿No sería
bueno que cada uno de nosotros sufriera un poco de dolor sobre este asunto? — y
posiblemente que cada uno lo sufriera sobre su propio caso. El examinarse uno
mismo, cuando se ha convertido en un hábito crónico, no es bueno; y sin
embargo, hay momentos en todas nuestras historias en los que es muy provechoso,
pues conduce al juicio de uno mismo. Si el yo es juzgado, entonces sólo Cristo
llena la visión del alma. Por consiguiente, el espíritu de juicio propio es
siempre bueno.
La asamblea en Corinto estaba en
una pobre condición. En su primera epístola, Pablo les dice claramente que
ellos eran carnales (véase 1ª Corintios 6: 11 a 18. En su segunda epístola él
indica que ellos eran mundanos. Fue a tales creyentes que él dijo, "puesto
que buscáis una prueba de que Cristo habla en mí, … Examinaos a vosotros
mismos, y ved si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿Acaso no sabéis
respecto de vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que seáis
reprobados?" (2ª Corintios 13: 3 a 5 - VM). Aquella que por profesión es
la iglesia hoy en día está empantanada en la carnalidad y en la mundanalidad.
Entonces, ¿no diría el apóstol exactamente lo mismo a nosotros hoy en día?
Al escribir a los Gálatas Pablo habla de sí mismo de este
modo: — "He sido 'crucificado' con Cristo; sin embargo vivo; mas no ya yo,
sino que Cristo vive en mí". (Gálatas 2: 20 - VM). Así que Pablo fue un
ejemplo brillante de eso que deseaba con tanto ahínco en los Gálatas. Más
adelante en la epístola, él también nos detalla "el fruto del
Espíritu", como, "amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza" (Gálatas 5: 22, 23). Estos nueve rasgos nos
presentan la vida de Cristo. Ellos nos predican a Cristo de manera
característica, – es decir, el fruto del Espíritu, y el resultado externo
de Cristo formado en nosotros.
Que cada uno de nosotros considere seriamente estas cosas
porque, en un día de mucha profesión externa, la realidad interna es de suma
importancia.
F. B. Hole
Traducido del Inglés
por: B.R.C.O. – Febrero 2021.
Otras versiones
de La Biblia usadas
en esta traducción:
LBA
= La Biblia de las
Américas, Copyright 1986, 1995, 1997, 2000 por The Lockman Foundation, Usada
con permiso.
VM = Versión Moderna,
traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones
Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).