Las Fiestas de Jehová - George
Christopher Willis
Capítulo
6
La
Fiesta de los Panes sin Levadura
"Siete
días comerás con ella pan
sin levadura, pan de aflicción" (Deuteronomio 16: 3)
"Nuestra
pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la
fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad,
sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad. (1ª Corintios 15: 7, 8)
«Entonces, dentro de Su
casa me llevó,
Él me trajo donde se
celebra la Fiesta,
Me hizo comer con Él mi
Padre,
A mí, que rogué por el
pan del esclavo.
No como un suplicante a
Su puerta,
Sino como hijo dentro de
Su casa —
Al amor, al gozo, al
cántico,
A la gloria, he llegado»
La Fiesta
de los Panes sin Levadura
comenzaba el día después de la Pascua, y duraba siete días. Siete días tiene el
significado de un período de tiempo perfecto. El cordero era inmolado el día
catorce al atardecer; la Fiesta de los Panes sin Levadura comenzaba después que
principiaba el día quince, lo cual era inmediatamente después del atardecer,
por lo que no quedaba tiempo entre la Fiesta de la Pascua y la Fiesta de los
Panes sin Levadura. No había ningún intervalo de tiempo entre la muerte del
cordero, la aspersión de la sangre y la celebración de la Fiesta.
Los siete
días de la Fiesta de los
Panes sin levadura es un retrato de toda la vida del creyente, y así podemos
comprender que tan pronto como una persona confía en la preciosa sangre de
Cristo, entonces su vida como creyente comienza a celebrar la Fiesta de los
Panes sin Levadura.
La inmolación
del cordero era un solo
acto, y la Pascua era considerada como una Fiesta de un día. También lo eran la
Fiesta de las Primicias, la Fiesta de Pentecostés y el Día de la Expiación.
Estas Fiestas de un solo día apuntan a ciertos grandes actos de la mano de
Jehová, cada uno de los cuales era perfecto y completo en sí mismo. Pero esas
Fiestas de siete u ocho días apuntan al resultado de estos grandes actos de
Dios.
Así como
la Pascua es un cuadro de la
muerte de Cristo, la Fiesta de los siete días de los Panes sin Levadura habla
de la vida del creyente en la tierra desde el día en que él confía en Cristo
hasta que deja esta tierra. Ella habla de la comunión con Dios, basada en la
redención, en santidad y verdad. La sangre de Cristo es el fundamento de toda
verdadera comunión con Dios. La única manera de continuar en esta comunión es
alimentarse del cordero sacrificado, — alimentarse de Cristo, el cual murió por
nosotros. La única manera de disfrutar del cordero sacrificado es quitando la
levadura (el mal) lo cual da lugar a la santidad en la senda del creyente aquí
abajo.
El Espíritu
Santo nos dice el
significado de este tipo. Él dice: "Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue
sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja
levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin
levadura, de sinceridad y de verdad. (1ª Corintios 15: 7, 8).
La sangre
en los postes y en el dintel
era el fundamento de todo, no sólo de la seguridad sino de la paz. Mientras yo
procure examinar la sangre, no tendré verdadera paz, — pero cuando yo aprendo
que es el pensamiento de Dios acerca de la sangre, y no el mío, lo que me hace
estar a salvo, entonces puedo tener paz verdadera. La sangre era para los ojos
de Dios, los que estaban dentro de la casa no podían verla, pero por medio de
la fe tenían una paz perfecta cuando estaban protegidos en ella.
Debemos
recordar, también, que no se
trataba acerca de si acaso las personas de la casa eran buenas o malas. No se
trataba de si ellos estaban felices o tristes, — pacíficos o asustados, — lo
que los hacía estar a salvo era la sangre en la puerta para los ojos de Dios.
Cuando
yo aprendo esto, y confío sólo
en la sangre, y en la Palabra de Dios, hay conocimiento de la salvación y de la
paz verdadera con Dios.
Sólo con
esta paz verdadera en
nuestros corazones podemos alimentarnos con gozo del cordero asado. Todos los
redimidos se reunían alrededor de esa mesa con un solo corazón para celebrar la
Fiesta.
¡Qué Fiesta
es para el pecador
redimido! Ese cordero asado es el mismo Señor Jesús que ha soportado la ira y
el juicio de Dios contra mis pecados. Alimentarse de Él es fortaleza. Lomos
ceñidos, calzado en nuestros pies, bordón en la mano, todo ello nos habla de
que somos peregrinos. Ellos estuvieron en Egipto, pero no eran de él, —
estuvieron listos para dejar Egipto en cualquier momento. Así que los santos de
Dios son sólo peregrinos aquí abajo, el mundo no es nuestro hogar. Estamos en
él, pero no somos de él. La cruz cortó los lazos que nos unían a este mundo.
Las cuerdas que ataban mi
corazón a la tierra
fueron soltadas por la
mano de Jesús:
Ante Su cruz me hallé —
Como un extranjero en la
tierra.
No importa
si la Fiesta de los Panes
sin Levadura era celebrada en Egipto, en el desierto o en la tierra de Canaán,
estas señales eran siempre las mismas. No importa si el cristiano es visto como
un "extranjero" en el mundo, Éxodo 12: 11; como un
"peregrino" en el desierto, Números 9: 3; o como "poseedores" de la tierra
de la promesa, Josué 5: 10, la Fiesta es exactamente la misma. Así que
aprendemos que la comunión del santo se basa en la redención, es sostenida por
medio de alimentarse de Cristo, y es mantenida segura en santidad y separación
del mal. Estos son principios que nunca cambian, son como el carácter de Dios
mismo.
En nuestro
último capítulo nos dimos
cuenta de que los israelitas alimentándose del cordero asado, pueden ser
comparados con los santos participando de la cena del Señor hoy en día. La verdadera
marca de esa cena es la adoración. Mientras nos alimentamos de Aquel que murió
por nosotros y recordamos Su muerte, nuestros corazones se inclinan ante Él en
adoración, desbordándose en alabanza y adoración a Él mismo. Nada de ese
cordero asado debía ser dejado hasta la mañana, Éxodo 12: 10, y ello nos habla
acerca de que la verdadera adoración no puede ser conocida separada de la
muerte de Cristo. La adoración verdadera no puede estar nunca rancia:
debe ser una adoración que está siempre fresca.
La Fiesta
debía celebrarse con
"panes sin levadura", y no debían ser vistos levadura o pan con
levadura en sus casas. Por favor, observen ustedes lo cuidadosos que fueron los
mandamientos de Jehová sobre este asunto.
1º. No
se debía comer pan con
levadura.
2º. No
debía ser vista ninguna
levadura.
3º. No
se permitía que hubiera
levadura en sus casas. (Éxodo 13: 7).
¿Qué es
la levadura? Es el material
que ahora ponemos en la harina para hacer pan. Los pequeños agujeros que vemos
en el pan son causados por la levadura que hay en él. Un muy pequeño trozo de
levadura pronto afectará a una gran cantidad de harina. Podemos ver que hincha
la masa y la hace parecer grande. Si dejamos que siga trabajando en la masa,
pronto la masa se agriará, y en poco tiempo se pudrirá y deberemos desecharla.
Un pequeño trozo de esta masa leudada puesta en una masa fresca y limpia sin
levadura pronto leudará, o agriará, todo el trozo de masa que antes no había
leudado. De esta manera vemos que la levadura aumenta muy rápidamente.
Se requería
que las personas procurasen diligentemente que toda la levadura fuera quitada,
o de lo contrario, "un poco de levadura" dejada atrás pronto leudaría
"toda la masa".
La levadura
es una figura del mal, — solamente del mal, — siempre del mal, y de un mal tal
que lleva la corrupción dondequiera que ella obra. Nada de esto debe ser
permitido donde la comunión con Dios es buscada. La carne siempre estará
presente, pero no se debe permitir que el pecado obre y entre en nuestras
vidas, ya sea en secreto o públicamente, o de lo contrario, la comunión con
Dios es imposible.
"Dejad
también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, etc." (Colosenses
3: 8).
"Desechando,
pues, toda malicia". (1ª Pedro 2:1).
"Desechando
toda inmundicia". (Santiago 1:21).
Estas
son palabras que muestran lo que Dios quiere decir en cuanto a quitar la
levadura por parte de aquellos que querrían tener comunión con Dios.
Quizás
la vieja levadura se refiere a viejos hábitos, viejos pecados que hemos llegado
a amar, viejas asociaciones en las que continuamos y disfrutamos antes de
convertirnos. Estos viejos pecados pueden llevar al creyente nuevamente al
cautiverio si él no vela, y no busca diariamente la comunión con nuestro Señor
Jesucristo.
Aunque ello nos humilla,
es algo muy bueno que nosotros recordemos que las raíces de cada pecado que el
hombre ha cometido alguna vez permanecen en la carne de todo hijo de Dios, — y
si no fuera por la gracia de Dios que nos guarda por medio del poder del
Espíritu Santo, estos pecados producirían su fruto. Aquellos que nos dicen que
las raíces del pecado ya no permanecen en su carne, sólo se engañan a sí
mismos, y hacen un daño muy grande a los santos de Dios y traen deshonra al
Nombre de Cristo. (1ª. Juan 1: 8). El Señor no les diría a los santos del Nuevo
Testamento que se deshicieran de estos pecados, si la raíz de los mismos
hubiese desaparecido de sus corazones, y no hubiera peligro de caer en ellos.
Si la "vieja
levadura" representa esos viejos pecados cometidos antes de la conversión,
tal vez podamos considerar también la "nueva levadura", que tal vez
representaría otros pecados a los que el incrédulo no es tentado. Estos
pecados, desgraciadamente, podemos verlos a menudo en el pueblo del Señor
ahora. Algunos de estos pecados son la soberbia espiritual, los celos, la
jactancia, un espíritu sectario, el deseo de tener preeminencia, la mala
doctrina, la duda y la crítica de la Palabra de Dios, y muchos otros pecados
que ustedes pueden haber encontrado en ustedes mismos.
Estos pecados, si no son
juzgados, y si no velamos, estropearán nuestra comunión tan verdaderamente como
los pecados que para el hombre parecen ser peores. Satanás usa a menudo estos
pecados para estropear nuestra comunión con el Señor y con los demás. Por lo tanto,
queridos hermanos, velemos y seamos sobrios, apartemos la levadura de nuestras
vidas, y busquemos la gracia de Dios para juzgarla tan pronto como aparezca.
Es bueno que recordemos
que la Fiesta de los Panes sin Levadura, cuando el pueblo de Dios se reunía
alrededor de ese cordero asado, con los Panes sin Levadura sobre la mesa
delante de ellos, no sólo representaba la comunión con Jehová, sino la comunión
en la separación del mal, con la persona de Cristo como centro. El método del
hombre para la unidad y la comunión es restar importancia al mal, — cubrirlo, y
no tomarlo en cuenta, — y podemos ver esto constantemente en las uniones y
concilios que a menudo llevan el título de cristianos, pero que en realidad
están lejos de estos principios fundamentales que Dios ha establecido tan
claramente para nosotros en Su Palabra.
Un gran hombre del mundo dijo una vez acerca de un cristiano, «No
conozco a nadie en toda Inglaterra con mayor habilidad que Juan, — pero él se
somete a ese antiguo Libro como un necio». Que ustedes y yo, queridos hermanos,
procuremos siempre someternos a «ese antiguo Libro», aunque el mundo, incluso
el mundo religioso, nos considere necios. El mal debe ser juzgado y eliminado
si se quiere disfrutar de la comunión con Dios, ya sea en nuestras vidas
individuales o en la asamblea de los santos.
Los panes sin levadura debían ser comidos durante siete días. Los
"panes sin levadura, de sinceridad y de verdad", es lo que el
Espíritu de Dios nos dice que significa esta parte del tipo. Quitar la levadura
es un aspecto de esta verdad, comer Panes sin Levadura es el otro aspecto de
esta verdad.
Estos dos aspectos son sacados a relucir muy claramente en Santiago 1:
21, "Por lo cual, desechen ustedes toda inmundicia y abundancia de malicia",
(esto nos habla acerca de que hay que desechar la levadura), y, "recibid
con mansedumbre la palabra implantada", (esto nos habla acerca de que hay
que alimentarse de los Panes sin Levadura). Tenemos el mismo pensamiento en 1ª
Pedro 2: 1, 2, donde leemos, "Desechando, pues, toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién
nacidos, la leche espiritual no adulterada (o, sincera), para que por ella
crezcáis". Siempre es peligroso ver sólo un aspecto de cualquier verdad.
¿Qué significa "no adulterada" (o, sincera)? En Filipenses 1: 10
tenemos la palabra «sincero», allí significa algo «puro cuando
se lo ve a la luz del sol». Ustedes pueden sostener un vaso, o
una gota de agua al sol, y encontrarlos bastante puros. Ello es ser «sincero»
en esta significación. De modo que «sinceridad» significa dejar que el radiante
resplandor de la luz de Dios en Su Palabra resplandezca en nuestro andar y en
nuestros modos de obrar, y entonces juzgar cualquier cosa que yo encuentre
contraria a ella. Pero, ¿quién hay que deje que este radiante resplandor de la
luz de Dios resplandezca en sus modos de obrar, y que ella no encuentre nada
más que lo que es puro? Sólo Uno, y ese es el Señor Jesucristo. Él es el
"Pan que descendió del Cielo". Él es el pan sin levadura "de
sinceridad y de verdad". Otro ha traducido la palabra «sinceridad» como
«un carácter transparente». Así como el cordero asado Le presenta como el
Cordero de Dios sin mancha que soporta la ira y el juicio de Dios contra mi
pecado, así el pan sin levadura Le presenta como el Hombre santo, puro y sin
mancha que descendió del cielo. ¡Qué Fiesta ha sido preparada para mí aquí!
Ciertamente ella hará que yo deje que el radiante resplandor de la luz de la
Palabra de Dios resplandezca en mi andar, y también en mis modos de obrar. Sin
duda esto mostrará a menudo en nuestras vidas aquello que no es
"puro" para esa luz, y nos humillará, y hará que nos postremos en
confesión y vergüenza ante nuestro Señor. Pero este es Su modo de obrar, y es
la senda de santidad y salud para nuestras almas. Sólo de esta manera podemos
disfrutar de la Fiesta; es una senda amarga para la carne, y Jehová sabía esto
porque mandó, "con hierbas amargas lo comerán". (Éxodo 12: 8). Nunca el alma
disfruta tanto de Cristo como
cuando se juzga a sí misma. Las hierbas amargas nos permiten disfrutar más del
cordero asado y del pan sin levadura.
Estar 'al resplandor del sol' ante Dios siempre nos lleva a la Cruz y
a la Persona de Cristo. "El "pan de aflicción" (Deuteronomio 16:
3) y las hierbas amargas, siempre formaban parte de la Fiesta. En 1ª Corintios
5: 8, encontramos que no sólo eran "panes sin levadura, de
sinceridad", sino "panes sin levadura, de sinceridad y de
verdad". Esto también es parte de la Fiesta. Cristo dijo, "Yo soy la
verdad". Todo es Cristo. Él es nuestro alimento. La verdad de Dios debe
tener su lugar. "Todo el consejo de Dios" (Hechos 20: 27) debe ser
recordado, nada retenido, — ninguna parte descuidada, — ninguna parte exaltada
en forma desmedida. De esta manera, la "comunión de los santos",
primero con su Dios, y luego entre ellos, se mantendrá ininterrumpida a través
de los "siete días" de la Fiesta, — es decir, durante toda nuestra
vida terrenal, "hasta que Él venga", y luego, en esa resplandeciente
mañana de resurrección, los santos vivos y los santos que duermen serán todos
reunidos a la casa del Padre, al brillante Hogar donde la levadura nunca puede
entrar, y donde todo lo que ha quebrantado y estropeado la comunión aquí abajo
ha pasado para siempre, y con un solo corazón y una sola voz nos reuniremos
alrededor del Cordero que fue inmolado, — Él,
nuestro único objeto, — y su alabanza, nuestro único tema.
¡Apura
Señor ese día!
¡Oh, feliz mañana! El
Señor vendrá
Y llevará a Su pueblo
que espera al hogar
¡Más allá del alcance
de las preocupaciones!
Donde la culpa y el pecado
son todos
desconocidos:
El Señor vendrá y reclamará
lo Suyo,
Y los situará con Él en
Su trono,
Para compartir la resplandeciente
gloria.
La mañana de la
resurrección romperá
Y todos los santos
dormidos despertarán,
¡Sacados de nuevo en luz!
¡Oh, mañana, demasiado
resplandeciente para ojos mortales!
Cuando toda la iglesia
rescatada se levantará
Y volará hacia cielos
insondables —
Llamada con Cristo a
reinar.
¡Oh Señor! Nuestros
espíritus peregrinos anhelan
Cantar el cántico eterno
De la gloria, el honor,
el poder;
Hasta entonces, cuando
todo Tu poder ejercerás
Bendito Salvador, nuestro
escudo serás,
Porque Tú te has revelado
a nuestras almas
Tú mismo — nuestra fuerza
y nuestra torre.
G. C. Willis
Traducido del Inglés al Español por B.R.C.O.-
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas
dobles
("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960
(RVR60).