El Espíritu de Dios y las Teorías de la
Mente
Todas
las citas bíblicas se encierran entre
comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas
dobles ("") se indican otras versiones mediante abreviaciones que
pueden ser consultadas al final del escrito.
De la revista "The Christian's Friend": 1885.-
Hay un mal muy común pero muy
grande y sutil que se encuentra entre nosotros, y puede existir en aquellos de
cuyo Cristianismo no hay la menor duda, y cuyas fe y esperanza están en la obra
de nuestro Señor Jesucristo. Se trata de esto: la mente humana en los que han
andado por largo tiempo en las sendas del Señor, así como en aquel que sólo se
ha convertido últimamente, es muy capaz de abordar audazmente las cosas divinas,
e incluso tratar de explicarlas en detalle. Escrito está, "la carne para
nada aprovecha" (Juan 6: 63). Es solamente el Espíritu de Dios el que
puede enseñar; porque yo, como un Cristiano, soy llevado a esa nueva esfera
donde Él es todo. Los que adoran al Padre, "en espíritu y en verdad es
necesario que adoren". (Juan 4: 21 al 24). La exhibición de cualquier otra
cosa es la exhibición de la mente del hombre; porque el Espíritu no puede ir,
ni va, más allá de lo que está escrito. Yo debo recordar dos cosas si deseo ser
conducido a más verdad. Una es que debe ser vista en mí la fidelidad actual
conforme a la verdad que Dios ya me ha revelado. Sin esto no puede haber nada
más que se me comunique, ni ningún avance. Si yo asumo que veo algo más que los
demás cuando soy infiel a lo que ya es la porción conocida de ellos, así como a
la mía propia, ello es solamente un engaño de la carne que procura exaltarse a
sí misma mediante estos medios, o por cualquier otro medio.
Cuán a menudo se encuentra a la
mente (incluso en aquellos que desean refrenarla) divagando y formando teorías
en cuanto a las cosas de Dios.
Después se recurre a la Palabra para encontrar apoyo Escritural a estas cosas
que, procediendo del viejo hombre, deberían haber sido rechazadas de inmediato.
Si yo deseo avanzar en la verdad,
la segunda cosa es una que debo guardar cuidadosamente. Es que ningún poder de
mi mente, ninguna cantidad de razonamiento, puede enseñarme la más sencilla de
las cosas divinas. Solamente el Espíritu Santo puede explicarme y enseñarme, si
se encuentra en mí lo primero arriba mencionado, a saber, que yo estoy actuando
en fidelidad en todo lo que Él ya ha
traído ante mí.
¿Cómo puedo yo discernir lo que
meramente es de la mente, y lo que es del Espíritu? El funcionamiento de la
mente humana en mí como Cristiano es visto cuando yo me procuro cualquier teoría,
y luego recurro a la
palabra de Dios para tratar de establecerme en ella. Es exactamente lo
contrario a esto cuando Dios me enseña. Entonces la Palabra viene en primer lugar,
no la teoría. La teoría puede ser
presentada a mí de una manera muy sutil (de hecho, este es generalmente el
caso). Ella es denominada un, 'pensamiento hermoso', por ejemplo, por alguien
indocto, y nosotros olvidamos su origen.
Todo esto es para cegarnos, y para envanecernos. Después viene el fruto. Estando
nosotros mismos cegados, nos ponemos a trabajar para enseñar e iluminar a los
demás acerca del tema, y desde allí seguimos el rastro de todas las sectas y
sistemas de los hombres. Aquí se originaron todos ellos. Yo debo ir a la
palabra de Dios para enterarme de lo
que hay allí, no para añadir cualquier cosa debido a que yo tengo alguna mayor
claridad de visión que la que tuvieron aquellos que fueron usados por Dios para
escribirla. El hecho de que esos santos hombres han hablado y han escrito la
Palabra, y usaron mejores palabras que la palabra humana, palabras "que
enseña el Espíritu Santo" (1ª. Corintios 2: 13 – VM), debiera reprender la
vana suposición de que mis teorías o mis palabras pueden tener lugar aquí. Yo
considero que el Espíritu me está guiando cuando en sencillez y dependencia yo
leo y medito acerca de la palabra de Dios, y veo lo que me es revelado en ella,
y así soy guiado hacía adelante; pero la Palabra
viene primero, no la teoría. Cuando esto es así, yo no tengo que formular una
teoría. Todos los que están en sujeción a la palabra de Dios (y al Espíritu, el
maestro) están satisfechos con ella,
y la teoría es innecesaria. Si la palabra de Dios no es suficiente, la 'teoría'
forma una secta.
H. C. Anstey.
Traducido
del
Inglés por: B.R.C.O. – Julio 2019.-
Otras
versiones de La Biblia usadas en esta
traducción:
LBLA = La Biblia de las Américas, Copyright
1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.
VM = Versión Moderna,
traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones
Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).