LA DEIDAD Y LA HUMANIDAD DE CRISTO
No hay un
asunto mayor, entre las cubiertas del Libro, que aquel que el Señor mismo planteó a los hombres de Su día - "¿Qué pensáis
del Cristo?" (Mateo 22:42). En estas cuatro cortas palabras Él puso ante ellos el eje central alrededor del cual todo gira.
Los más
profundos fundamentos de la fe yacen aquí, y cualquier error o falta en este asunto es seguro que hará que su influencia se
sienta a través de todo el edificio. Tal como John Newton lo expresa: -
'La prueba es: ¿Qué pensáis del Cristo?
Para probar tanto vuestro estado como vuestro esquema;
Vosotros no podéis estar correctos en el resto
A menos que vosotros penséis correctamente acerca de
Él.'
Nuestro
objetivo es mostrar que las Escrituras presentan a nuestro Señor Jesucristo como el Dios
verdadero quien, en gracia más allá de todo entendimiento, se hizo verdadero Hombre
para la vindicación de la gloria de Dios y para nuestra redención.
Tomaremos
separadamente las dos partes de nuestro tema, y comenzaremos afirmando la DEIDAD DE
JESÚS.
Antes que
nada, vayamos al Antiguo Testamento. Es un dicho cierto que 'Los acontecimientos venideros proyectan antes sus sombras.' Pequeños
acontecimientos proyectan pequeñas sombras; grandes acontecimientos proyectan grandes sombras. Comenzando con Génesis 3:15,
donde abundan referencias a la venida de Uno que habría de ser un Libertador. Aquel Uno venidero es de importancia tan majestuosa
que Él proyecta una sombra que se extiende sobre todos los cuatro mil o más años antes de Su advenimiento. Bien podemos preguntar
QUIÉN es Él.
Que Isaías
9:6 nos responda la pregunta: "Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos es dado: y el dominio estará sobre su hombro; y se
le darán por nombres suyos: Maravilloso, Consejero, Poderoso Dios, Padre del siglo eterno, Príncipe de Paz."
(Isaías 9:6 - VM). Tomen atenta nota de esta notable profecía. Ella no habla de alguna manifestación pasajera de Dios como
fue el caso cuando Jehová apareció por un breve momento en aspecto humano a Abraham, tal como está registrado en Génesis 18.
"Poderoso Dios" es el nombre del Niño que va a nacer, el Hijo que va a ser dado, el cual, tal como muestra el siguiente versículo,
se va a sentar sobre el trono de David, desde donde ejercerá dominio (Isaías 9:7), produciendo una consiguiente era de justicia
y paz en la tierra.
Además:
Isaías 9: 6 y 7, son el clímax de la profecía que comenzó en Isaías 7, cuando Isaías encontró a Acaz, Rey de Judá, y le dio
una señal de parte del Señor. La señal fue, "He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel."
(Isaías 7:14 - LBLA) - Emmanuel, que significa "Dios con nosotros." (Mateo 1:23).
Isaías 8
hace referencia adicional al Emmanuel venidero, y Su rechazo es insinuado en los versículos 14 al 18 de ese capítulo; y luego,
en Isaías 9, nosotros descubrimos que el Hijo de la virgen va a nacer no sólo para ella misma, sino como el don de Dios a
todo Israel, el Libertador y Rey que ha de venir, y Su Nombre nos es dado en su quíntuple completitud.
Pues bien,
tengan en mente que, hablando generalmente, en la Escritura un nombre es descriptivo de aquel que lo posee, y no una mera
etiqueta sin ningún significado tal como los nombres son a menudo hoy en día con respecto a nosotros; y entonces, ponderen
el significado del 'Nombre' del Hijo de la virgen en su carácter quíntuple.
"Maravilloso."
- Algo singular o único, sobrepasando enteramente el conocimiento humano común.
"Consejero."
- Uno caracterizado por la sabiduría, el recurso, y la autoridad. Aquel que está en el secreto de los consejos divinos y puede
ponerlos en práctica.
"Poderoso
Dios." - El título pleno de la Deidad. La palabra Hebrea para Dios está en el singular El,
no Elohim, la cual es plural. El Hijo de la virgen es Dios singularmente, si uno
puede hablar así.
"Padre del
siglo eterno" o "Padre de la eternidad." - Aquel desde quien emanan y tienen su existencia las edades eternas (o siglos eternos).
"Príncipe
de Paz." - Aquel que, en última instancia, pondrá fin a todas las discordias de la tierra bajo un gobierno justo.
Nosotros
podemos resumir todo el pasaje diciendo que hay solamente una palabra que describe adecuadamente el carácter y el ser reales
del Hijo de la virgen, y esa palabra es DIOS.
Vayan ahora
Miqueas 5:2. Tal como la profecía del Hijo de la virgen es recordada en Mateo 1, así esta profecía es citada en Mateo 2, y
ambas se refieren allí a Cristo. Belén era de poca importancia en sí misma, insignificante entre los miles de Judá, no obstante,
ella iba a saltar a la fama imperecedera. ¿Y por qué? "De ti me saldrá el que
ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad." (Miqueas 5:2 -
LBLA).
Noten que
no tenemos aquí al Niño nacido, al Hijo dado a nosotros, es decir, a Israel, sino a Aquel que "me saldrá" (Miqueas 5:2), es
decir, saldrá para Jehová, para ser Su Gobernante en medio de Israel. Como "juez de Israel" (Miqueas 5:1), Él sería rechazado
tal como el versículo 1 insinúa, porque Él era el "santo Hijo [o, Siervo] Jesús"
de Jehová, contra Quien se unieron "Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel." (Hechos 4:27). Con todo,
este Siervo santo fue tan infinitamente grande, que sus orígenes [o salidas] eran desde tiempos antiguos, desde los días de
la eternidad. (Miqueas 5:2 - LBLA).
Es imposible
evadir la fuerza de esta asombrosa declaración. El Niño que yacía en el pesebre de Belén era Aquel cuyos "orígenes [o salidas]"
habían sido desde los días de la eternidad. Él había salido como el Obrero activo en la creación, ya que por medio de Él Dios
hizo el universo [o los mundos] (véase Hebreos 1:2). Él había salido, asimismo, como el Ángel de la presencia de Jehová en
días pasados, pero nunca de manera tal como cuando, haciéndose carne mediante el vientre de la virgen, Él salió para Jehová
en Belén. Nuevamente, nosotros debemos decir que hay sólo una palabra que expondrá adecuadamente el carácter y el ser reales
del Niño de Belén, y esa palabra es DIOS.
Pasamos
al Nuevo Testamento, y en Romanos 1: 1-4, leemos que "el evangelio de Dios" es "acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que era del linaje de David según la carne." Es el Hijo de Dios quien llegó a ser linaje de David por la encarnación, y aunque
Él fue rechazado como Hijo de David, no obstante, Él fue declarado "Hijo de Dios con poder . . . por la resurrección de entre
los muertos." Esta es la manera en que el Evangelio nos es presentado y ello es digno de mucha atención. Que una Persona en
la Deidad, la cual no puede ser descrita, llegará ser el Hijo de Dios mediante la encarnación, es una teoría falsa que se
ha hecho revivir en nuestro día. La verdad presentada en el Evangelio de Dios es que, por la encarnación, el Hijo de Dios
llegó a ser Hijo de David. Después, nuevamente, en Romanos 9:5, leemos acerca de la gloria suprema de Israel, es decir, la
de la raza de ellos "de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos."
En estas palabras tenemos la confirmación más clara posible de lo que acabamos de estar viendo en el Antiguo Testamento. Sin
embargo, si deseamos la exposición plena de la deidad de Cristo, nosotros la encontraremos en los primeros capítulos de Juan,
Colosenses, y Hebreos. Tomemos el primero de estos pasajes y analicemos los cuatro primeros versículos.
En este
breve pasaje (Juan 1: 1-4) se declaran seis hechos tremendos en cuanto a la "Palabra [o Verbo]."
1. "En el
principio era el Verbo." (Juan 1:1). Él no comenzó a ser [o, a existir] en el principio,
sino que Él era [o existía], es decir, Él existía
en el principio. El Verbo, o la Palabra, tiene existencia eterna.
2. "El Verbo
era [o estaba] con Dios", y si es con entonces Él debe ser distinguido como teniendo
una Personalidad Suya propia. El Verbo, la Palabra, tiene Personalidad distintiva.
3. "El Verbo
era Dios." Aunque distinto en cuanto a Su Persona, no obstante, el Verbo [la Palabra] era Dios. El Verbo tiene Deidad esencial.
4. "Este
[el Verbo, o la Palabra] era en el principio con Dios." (Juan 1:2). Por lo tanto, Él no es meramente una manifestación de
la Deidad en el tiempo. El Verbo [la Palabra] tiene Personalidad eterna.
5. "Todas
las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho." (Juan 1:3). Él fue el Creador activo y
nada se originó aparte de Él. El Verbo [la Palabra] tenía originalidad creadora.
6. "En él
estaba la vida." Pasamos aquí de "todas las cosas" que incluyen la creación inanimada, a aquello que, en sus manifestaciones
inferiores, caracteriza la creación animada - a ese misterio profundo de la vida que en su naturaleza misma debe permanecer
sin resolver para la criatura. El Verbo [la Palabra] tiene vitalidad esencial.
Y ahora,
¿queda alguna duda persistente en cuanto a quien es "el Verbo [o la Palabra]"? Entonces, simplemente sigan leyendo el pasaje
de Juan 1 hasta que lleguen a los versículos 16 y 17. "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, . . . , lleno de
gracia y de verdad. Juan dio testimonio de Él . . . [y] de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Porque
la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo." El Verbo [la Palabra]
ha asumido perfecta humanidad, y como
tal Su nombre es JESUCRISTO. Es un hecho muy digno de notar que cada uno de los
cuatro pasajes que ya hemos examinado (Isaías 9, Miqueas 5, Romanos 1, Juan 1), a la vez que enfatizan la deidad del Señor Jesucristo, declaran muy claramente Su verdadera humanidad.
En efecto,
la HUMANIDAD DEL SEÑOR JESÚS parecería estar tan claramente sobre la superficie
del Nuevo Testamento que cualquier demostración detallada de ella habría de ser bastante superficial. Y no obstante, el gran
adversario y corruptor de la fe no ha dejado de asaltar esta verdad, y desde días muy tempranos en la historia de la Iglesia
hasta el día de hoy, han existido teorías sutiles en circulación, las cuales, al mismo
tiempo que Le ensalzan como Hombre, no obstante, niegan la plenitud y la perfección de Su Humanidad. Decimos esto teniendo
en mente que el hombre, como creado por Dios, se compone de tres partes constituyentes,
"espíritu, alma y cuerpo", según 1 Tesalonicenses 5:23.
El Señor
Jesús reclamó cada una de estas tres para Él mismo. Le encontramos diciendo, "Mi espíritu"
(Lucas 23:46), "Mi alma" (Marcos 14:34), Mi
Cuerpo (Mateo 26:12).
No obstante,
el peligro es que algunos asentirían a esto, pero procederían a cercenar la fuerza de lo que ellos admiten, afirmando que
estas palabras sobre Sus labios no querían dar a entender lo que ellas habrían dado a entender en los nuestros; que Su espíritu,
Su alma, Su cuerpo deben ser entendidos en algún sentido especial, de modo que, por ejemplo, no se debe enseñar que Su cuerpo
sagrado era un cuerpo humano real, ni tampoco que Su espíritu como siendo un espíritu humano real. Si esto fuese verdad, nosotros
no deberíamos tener "el Hombre Cristo Jesús." (1 Timoteo 2:5 - BTX) en ningún sentido
real, en absoluto.
Sin embargo,
no se nos deja razonar en este asunto. Hebreos 2: 16 y 17 declaran claramente que ya que Él no se inclinó a socorrer a los
ángeles sino a la descendencia de Abraham, Él "debía ser en todo semejante a sus hermanos." Noten estas dos importantes palabras
- EN TODO. Si es EN TODO, entonces
es en espíritu y en alma y en cuerpo.
Hebreos
4:15 añade una confirmación adicional de este gran hecho declarando que como nuestro Sumo Sacerdote Él "fue tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado." Decimos nuevamente, noten estas dos importantes palabras - EN TODO - calificadas en esta instancia por las tres palabras adicionales "pero sin pecado" o "aparte del pecado."
Este es
un pasaje notable, digno del estudio más profundo. Hebreos 4:14 enfatiza la grandeza de nuestro Sumo Sacerdote tanto en Su
persona como Hijo de Dios, como de Su posición en los cielos. Hebreos 4:15 enfatiza Su gracia
por el hecho de que Él ha experimentado en forma práctica cada tentación que acosa a Sus santos, exceptuando siempre aquellas
que son solamente tentaciones para nosotros a causa de nuestras naturalezas caídas pecaminosas. Algunas tentaciones se dirigen
al espíritu, otras al alma, otras al cuerpo; en efecto, no es difícil discernir que, en el desierto, el diablo dirigió sus
tres tentaciones en esas tres direcciones. En Lucas 4: 1-13 ellas son presentadas en el orden ascendente: cuerpo-alma-espíritu;
las pruebas más feroces son siempre las que se dirigen a la parte más elevada del hombre. Siendo el Señor Jesús verdadera
y plenamente Hombre, la prueba era completa. Él se graduó plenamente en la escuela del padecimiento, y por eso Él puede compadecerse
en todo, aparte del pecado.
Estos dos
pasajes en Hebreos dejan abundantemente claro que la verdad en cuanto al lugar de nuestro Señor Jesucristo como nuestro Mediador
y Sacerdote, estriba en el hecho de que Él se hizo HOMBRE en el sentido pleno y correcto de esa palabra; de ahí el énfasis
colocado sobre Su humanidad en 1 Timoteo 2:5: "pues hay un solo Dios y un solo Mediador entre Dios y los hombres: el Hombre
Cristo Jesús." (1 Timoteo 2:5 - BTX). Él es, de hecho, aquel "Árbitro" por quien Job suspiraba, el cual "ponga su mano sobre
nosotros dos." (Véase Job 9: 32, 33). Él sabía que Dios no es hombre tal como él lo era, y de ahí la necesidad imperativa
de Uno lo suficientemente grande que pusiera Su mano sobre Dios, con todo, lo suficientemente lleno de gracia para poner Su
mano sobre uno como Job.
El Nuevo
Testamento es la revelación del Árbitro del deseo de Job - JESÚS, quien es tanto
DIOS como HOMBRE.
. . . .
.
¿Cómo explica usted una declaración como "mi Padre es mayor que yo"(Juan 14:28 - NTPESH) y otras
declaraciones similares que, según afirman algunos, muestran que el Señor Jesús no era realmente Dios?
Suponiendo
que nosotros no pudiéramos explicarlas en absoluto, estas declaraciones, muchas de las cuales ocurren en el Evangelio de Juan,
proporcionarían una base de muy poco peso para negar el gran hecho de Su deidad, tan plenamente expuesta en Juan 1: 1-14,
como ya hemos visto.
La explicación
es, no obstante, muy sencilla. El Señor Jesús era el Enviado del Padre, a quien "el Padre santificó [es decir, apartó] y envió
al mundo" (Juan 10:36), y como tal, Él llegó a ser el Siervo de la gloria del Padre y de la bendición del hombre - el verdadero
siervo Hebreo de Éxodo 21: 2-6.
El Hijo
encarnado, por tanto, se sometió al Padre, moviéndose y actuando con referencia a Él en lugar de actuar por Su propia iniciativa.
Por eso, citando nuevamente del Evangelio de Juan, "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre"
(Juan 5:19). Todas estas Escrituras, y otras similares, se refieren a la posición que el Hijo asumió en relación al Padre
cuando Él asumió la humanidad.
En el mundo
de los negocios nosotros, algunas veces, vemos a un padre llevar a sus hijos a una sociedad igualitaria y, no obstante, reteniendo
él mismo una voz controladora en asuntos de alta política y alta finanza. Los hijos están en igualdad absoluta con su padre y muchísimo más activos que él ejecutando las transacciones de la empresa, sin
embargo, ellos están subordinados a su juicio maduro y a su sabiduría. Que esta
ilustración muestre de qué manera entre los hombres estas dos cosas pueden presentarse juntas en perfecta consistencia una
con otra.
Nosotros
distinguimos, por tanto, entre lo que el Señor Jesús era y es esencialmente - igual con Dios, y lo que Él llegó a ser relativamente
- subordinado a la voluntad del Padre.
Otro pasaje difícil es Marcos 13:32, en el que el Señor niega el conocimiento del día y la hora de Su
regreso. ¿Cuál es la fuerzo de eso?
Muy similar
a lo que hemos estado diciendo recién. No obstante, añadiríamos esto: que la Escritura atribuye siempre al Padre los propósitos,
consejos, planes de la Deidad, el fijar tiempos y sazones [épocas]. Noten particularmente Hechos 1:7. "No os toca a vosotros
saber los tiempos o las épocas que el Padre puso en su sola potestad." (Hechos 1:7 - BTX). Ella atribuye igualmente acción
al Hijo, la ejecución de los propósitos de la Deidad, ya sea en la creación, redención, o juicio.
Estos son
misterios profundos de los cuales nosotros no sabemos nada aparte de la revelación y de los que, por consiguiente, hablaríamos
con reserva y reverencia. Es evidente que en Marcos 13:32, el Señor Jesús habló en estricto acuerdo con todo el tenor de la
Escritura. Sólo a Él pertenece la gloriosa actividad, la 'venida en las nubes.' Sólo al Padre pertenecen los tiempos y las
épocas, la fijación del día y la hora.
Algunas personas creen que el Señor Jesús, al hacerse hombre, se limitó a Sí mismo. Ellos tienen
lo que ellos llaman la teoría de la 'Kénosis'. ¿De qué manera eso está de acuerdo con la Escritura?
Al igual
que la mayoría de las mentiras del diablo, esta teoría tiene la apariencia de apelar a la escritura. La palabra Kénosis está tomada de la palabra Griega usada en Filipenses 2:7 [1], traducida "se anonadó a sí mismo" (TA) y
"se vació a sí mismo" (JND), siendo esta última la traducción más literal. El pasaje nos habla de cómo el Señor Jesús - siendo
en forma de Dios e igual a Dios, sin ningún tipo de 'robo' o 'asimiento ilegal'
(tal como fue el caso cuando Adán aspiró a ser como Dios) - se vació a Sí mismo al hacerse Hombre. Es decir, Él se despojó
de todo lo que Le hacía glorioso externamente hasta que Él fuese conocido sólo como el hijo del carpintero. De esta manera,
Él tomó un lugar en que Él pudo recibir de Dios todo aquello que de otra forma Él podría haber tenido, o podía haber hecho,
en Su derecho y poder propios, en lugar de tenerlo o hacerlo por el Espíritu de Dios.
[1]
N. de. T.: G2758 - κενόω - kenóo de G2756; vaciar i.e. (figurativamente) denigrar, neutralizar, falsificar:-
(fe) vana, hacer (vana), despojar, desvanecer. (Fuente: DICCIONARIO STRONG - Palabras hebreas, arameas y griegas del Antiguo
y Nuevo Testamento y su traducción en la Versión Reina Valera 1960 de James Strong)
Ello no
significa que Él dejó de ser lo que Él era, o que Él llegó a ser ignorante y sometido a las opiniones y engaños comunes de
Su día, tal como se afirma de manera blasfema. El registro completo del Evangelio niega tal maligna interpretación de este
texto. ¿Qué dijo Él acerca de Él mismo y de Sus enseñanzas? - "Mi testimonio es verdadero." (Juan 8:14). "Mi juicio es verdadero."
(Juan 8:16). "Según me enseñó el Padre, así hablo." (Juan 8:28). "Procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad,
la cual he oído de Dios." (Juan 8:40). "¿Quién de vosotros me convence de pecado?" (Juan 8:46 - VM). Todas estas citas vienen
de un solo capítulo: Juan 8.
Los incrédulos
sostienen teorías que son bastante inconsistentes con las enseñanzas del Señor, de ahí que Sus palabras deban ser desacreditadas.
El proceso de descrédito es más probable que tenga éxito si Su confiabilidad puede ser socavada bajo la cubierta de rendir
homenaje a Su condescendencia, y también, si la cosa completa puede ser etiquetada con un nombre 'científico' que suene a
mucha erudición a la vez que comunica poco o nada a la persona simple.
De ahí la
teoría de la 'Kénosis'.
Se ha dicho mucho en la predicación y en la literatura actuales acerca de "el Cristo" y del 'Jesús
histórico' como si ellos difícilmente fuesen lo mismo. ¿Existe algún fundamento Escritural para esto?
Jesús es
Su nombre personal como Hombre nacido en este mundo. Cristo, que significa el Ungido, es más bien descriptivo de un cargo
que Él ocupa. Pero Jesús es el Cristo (véase Hechos 17:3), y no hay ningún otro Cristo más que Él. La palabrería a la que
usted alude es solamente un ejemplo de esa "malignidad de los hombres que engañan con astucia para introducir el error." (Efesios
4:14 - TA). "El Cristo" es convertido por ellos en un ideal vacío, y el 'Jesús histórico' es tratado como Uno del orden del
Cristo mostrándonos de qué manera nosotros también podemos llegar a ser 'Cristos.' Ellos niegan así que "Jesucristo ha venido
en carne", y demuestran así ser ellos mismos de aquel espíritu del anticristo del que habla 1 Juan 4:3.
Nadie puede realmente confesarle a Él "venido en carne", excepto aquellos que creen en Su Deidad y en
Su Humanidad. Él vino en carne, por tanto Él es Hombre. Él - esa Persona - Jesucristo, vino en carne. Por lo tanto Él es Dios. Nosotros, meros hombres, no venimos
en carne. Nosotros somos carne.
La Escritura nos enseña claramente que nuestro Señor nació de una Virgen. Modernos teólogos incrédulos
lo han negado claramente, y tratan esto como un asunto de muy menor importancia. ¿Es ello, después de todo, un asunto de importancia
vital?
Ello es
vital en el grado máximo. Todo aquello que toca la veracidad de las Escrituras es vital, ya que si ellas no son confiables
en un detalle, ¿pueden ser ellas aceptadas como confiables en cualquier detalle?
Ello es
vital, además, en la medida que los fundamentos de la fe están relacionados con ella. En 1 Corintios 15: 45-49, tenemos al
Señor Jesús contrastado con Adán. "El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del
cielo." (1 Corintios 15:47).
Como un
asunto de mera numeración, Caín fue el segundo hombre; desde el punto de vista de este versículo él no lo fue: él fue solamente
Adán reproducido en la primera generación. Las personas andando sobre la tierra en la actualidad no son más que Adán reproducido
en - supongamos - la generación 150. Pero- pongan mucha atención - el Señor Jesús no fue Adán reproducido, en absoluto. Él
fue el segundo Hombre. Él fue Hombre,
en efecto, ya que él fue concebido por la Virgen María. Él fue completamente un Hombre
único de otro orden, ya que Él fue concebido del Espíritu Santo.
Todo otro
hombre hereda la naturaleza Adámica; Jesús no. Todo otro hombre viene al mundo bajo el penoso mayorazgo (por usar una palabra
legal) de pecado y muerte y condenación, de lo cual habla la última parte de Romanos 5. En el caso de nuestro bendito Señor,
el mayorazgo fue quebrantado. Él no nació conforme a las leyes de la reproducción humana. Él no fue de la raza Adámica, sino
que fue Él mismo, el postrer Adán, la Cabeza de una nueva raza en virtud de la muerte y resurrección.
Todos estos
grandes hechos caen por la borda si el nacimiento virginal no es verdad. ¡Ello es verdaderamente esencial!
Es difícil entender de qué manera el Señor Jesús puede ser Dios y Hombre a la vez. ¿Qué teoría sostienen
ustedes para explicarlo?
Nosotros
no sostenemos ninguna teoría, en absoluto. Sostenemos, más bien, que todas las teorías acerca de este asunto sagrado deberían
ser rígidamente evitadas.
Los propias
palabras del Señor fueron, "nadie conoce al Hijo, sino el Padre" (Mateo 11:27), y siendo esto así, ello muestra que hay profundidades
del misterio acerca de Él que la criatura, no obstante lo favorecida y exaltada que sea, jamás puede sondear.
Hay misterios
insondables en la creación. ¿Es entonces de extrañar que Él, quien fue Creador se dignara entrar en las filas de la creación
haciéndose Hombre? Hay misterios relacionados con la forma en que Él lo hizo que trascienden para siempre la mente de la criatura.
La verdad
en cuanto a la deidad absoluta y esencial del Señor Jesús es declarada abundantemente
en la Escritura, así como también lo es la verdad de la realidad, plenitud, y perfección
de Su Humanidad. El hecho de empezar a teorizar en cuanto a cómo pueden ser estas cosas, no es más que la impertinencia
natural de la mente humana. Nosotros tomamos, más bien, el lugar de creer lo que está revelado, inclinando nuestras cabezas
y adorando.
F. B. Hole
Traducido del Inglés por: B.R.C.O.
- Febrero 2011.-