LA NUEVA CREACIÓN
William C. Reid.
Todas
las citas bíblicas se encierran entre
comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
VM = Versión
Moderna, traducción de 1893 de
H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY,
Suiza).
La "creación" es
mencionada en la Escritura de diferentes maneras, cada una de las cuales
presenta algún rasgo especial para la enseñanza de los santos de Dios, por
ejemplo, Proverbios 8 trae al Señor Jesús ante nosotros como el Hombre de los
consejos de Dios, dando testimonio de la escena en la que Él sería hallado con
Sus compañeros para la delicia y la gloria de Dios. Juan 1, Colosenses 1, y
Hebreos 1, declaran la gloria de la Persona del Hijo; mientras que Efesios 3
nos dice que el propósito actual de la creación era dar a conocer a las
inteligencias (seres espirituales) celestiales por medio de la Iglesia, la
multiforme sabiduría de Dios. El relato más detallado de la creación es el
presentado en Génesis 1 y 2; y el hombre es presentado allí como su cabeza y
centro.
La
ruina de la vieja creación.
El hecho de que Dios ha hablado
de la "nueva creación" en Su palabra, implica que la creación
relacionada con Adán se ha vuelto vieja y está expirando. La Escritura confirma
esto mostrando asimismo que la creación se ha arruinado por causa del pecado
del hombre. Cuando Adán cayó, todo aquello de lo cual él era cabeza compartió
las consecuencias de su caída ((Romanos 8: 19-22). En esta Escritura Dios ha
mostrado que antes que la vieja creación expire, ella será libertada de la
esclavitud de corrupción a la que Adán la llevó.
La
expiración del mundo antiguo; el comienzo de uno nuevo.
De Adán surgió una raza de
hombres, conectada con él en la vieja creación, todos ellos pecadores por
naturaleza y práctica. Caín, el primogénito de Adán, demostró el odio que había
en la naturaleza del hombre, matando a su hermano; y pronto el mundo que estaba
contaminado con la sangre de Abel se volvió tan corrupto que Dios tuvo que limpiarlo
con una inundación de agua. Un nuevo mundo emergió luego del Diluvio, con Noé
como su cabeza; pero pronto el pobre Noé mostró que él no se podía controlar,
mucho menos podía controlar el mundo nuevo. Aunque fue un mundo nuevo, no fue
una nueva creación; cada sucesiva generación y desarrollo de los tratos de Dios
con los hombres demostraron que el hombre era incorregible, y que la vieja
creación estaba arruinada sin posibilidad de recuperación. La jefatura en Noé
fue degradada; el Sacerdocio fue profanado en los hijos de Aarón; los hijos de
Samuel pervirtieron el juicio. La Realeza fue deshonrada por los hijos de David,
los Reyes de Israel, y por los grandes monarcas Gentiles. Todo este mal se
consumó cuando el mundo rechazó al Hijo de Dios. En Su cruz el mundo fue puesto
en evidencia por Dios y su juicio fue sellado.
Dios
trabajando — en medio de las ruinas de la vieja creación.
Cuando los Judíos persiguieron al
Señor Jesús por sanar al hombre impedido en el día de reposo, Él replicó,
"Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo." (Juan 5). Desde el
momento de la caída del hombre en Edén, pareciera que el reposo de Dios fue
quebrantado, y que Él comenzó a trabajar de nuevo con vistas a una "nueva
creación." En consonancia con la actividad de Su Padre, el Hijo había
venido en Humanidad y a la tierra a trabajar para el establecimiento de una
escena donde el Padre pudiese reposar en Su amor, para nunca más ser perturbado
por la entrada del pecado o de cualquier mal que Le contristase en Su corazón.
Para asegurar esto el Hijo sería hallado aquí en fatiga y trabajo, poniendo los
fundamentos en Su obra y muerte de aquel mundo nuevo donde la gloria de la
nueva creación pudiese ser exhibida en aquellos que una vez fueron pecadores y
estaban lejos de Dios.
Dios trabajando — preparando vasos para gloria.
En las riquezas de Su gloria,
Dios está preparando vasos de misericordia para gloria (Romanos 9:23). Estos
son los santos que actualmente tienen casas terrenales, tabernáculos, mientras
esperan su "casa no hecha de manos, eterna, en los cielos." (2ª.
Corintios 5). Dios ha forjado a Sus santos para este destino glorioso,
formándolos espiritualmente en nueva creación; para que si bien ellos están
conectados en sus cuerpos con la creación que gime, ellos ya están en la nueva
creación en cuanto a su condición espiritual. Entre las ruinas de la vieja
creación, Dios está trabajando para producir los vasos en los cuales la gloria
de la nueva creación será exhibida. Una hermosa ilustración de esto se
encuentra en 2º. Crónicas 4 donde, después de describir los vasos del Templo, la
Palabra dice, " Los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra
arcillosa, entre Sucot y Seredata."
Dios trabajando — preparando vasos para testimonio.
Pero Dios no sólo ha estado
preparando a los santos para la gloria; Su nueva obra creativa es producir vasos
en los cuales Su gracia pueda ser manifestada incluso aquí. Esta es la
enseñanza de Efesios 2, "Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas." Las obras de Dios nunca pueden ser producidas por el hombre en la
carne, pero aquellos que han sido creados en Cristo tienen la habilidad dada
divinamente para trabajar de una manera que glorifica a Dios y que Le complace.
Como creados "en Cristo" nosotros participamos del carácter de Cristo
y podemos así manifestar Sus rasgos de gracia y hermosura.
De esto aprendemos algo del
triunfo actual de Dios. Satanás, al 'deshacerse' de Cristo, pensó sin duda que
él se aseguraba una victoria completa, pero Dios obró de una manera tal que
muchos vasos, cada uno del orden y carácter de Cristo, como creados en Él, están
ahora en la tierra continuando la vida celestial que fue manifestada aquí perfectamente
en Él.
Las
relaciones de la carne, y las nuevas relaciones.
El tema de la nueva creación en
2ª. Corintios 5 es introducido con, "De manera que nosotros de aquí en
adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la
carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura (lit.: "nueva
creación") es." Según la carne Jesús era de Israel, y el Hijo de
David; pero ninguna de las relaciones que fueron Suyas en esta línea, Le pertenecen
a Él en la nueva condición en que Él entró en resurrección. De todas ellas se
prescindió en la cruz, cuando Él dijo a Su madre, "Mujer, he ahí tu
hijo", y a Juan, "He ahí tu madre." Esto fue enfatizado aún más
cuando en resurrección el Señor dijo a María Magdalena, "No me toques,
porque aún no he subido a mi Padre; mas vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi
Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios." (Juan 20: 17). En
esas palabras, las cuales dijeron que María ya no podía conocer a Cristo según
la carne, estaba la revelación divina de las nuevas relaciones a las que el
Señor había llevado a los Suyos en resurrección. Los discípulos fueron llamados
"amigos" previamente por el Señor, pero no pudieron ser llamados
"hermanos" hasta que Él hubo entrado en la nueva condición de vida,
en vida de resurrección."
"Las cosas viejas
pasaron — todo se ha hecho nuevo."
(2ª. Corintios 5:17 – VM).
Las cosas que han sido
corrompidas y profanadas por el hombre en la vieja creación no tienen lugar
alguno en la nueva creación. Todo en esta esfera espiritual es nuevo y de Dios.
La vida y las relaciones son nuevas; también lo son los afectos, los gozos, las
bendiciones, las riquezas y las glorias. En este nuevo orden nuestros
pensamientos y sentimientos son nuevos, y los deseos del corazón y las
disposiciones de la mente renovada son hacia cosas que el hombre natural nunca
ha conocido. Mucho de lo que existe en la vieja creación fue introducido por el
hombre; pero en la nueva creación todas las cosas son de Dios. No hay allí ni
un solo principio del mundo del hombre; nada de su filosofía o de su alardeada
erudición, nada de los ornamentos que engalanan su ciudad, ni ninguno de los
atractivos que atraen a la carne.
Reconciliación y Nueva Creación.
Todas las cosas de esta nueva
creación tienen su origen en el Dios que nos ha reconciliado consigo mismo por
medio de Jesucristo (2ª. Corintios 5:18). Evidentemente Dios nos ha llevado a
relaciones correctas con Él mismo para hacer que nos dediquemos a las cosas que
Le pertenecen. Por medio de la muerte de Su Hijo, nosotros, que en otro tiempo
estábamos lejos, hemos sido acercados por Él. Al derramar Su amor en nuestros
corazones por medio del don del Espíritu Santo, Él ha desterrado la enemistad
hacia Él que en otro tiempo estaba allí. Ahora, como estando delante de Dios
conscientes de Su amor, y como siendo hechura Suya, nosotros somos libres de
explorar las maravillas de la nueva creación centrada en Cristo Su amado Hijo.
Estos dos asuntos no solamente están asociados en 2ª. Corintios 5, sino que se
encuentran juntos en Efesios 2:16. En esta última Escritura ambos, Judíos y
Gentiles, son reconciliados con Dios en un solo cuerpo. Como formando el cuerpo
de Cristo en la nueva creación, la iglesia es el vaso en el cual los rasgos de
Cristo son manifestados ahora en la tierra, y en el cual la gloria de Dios será
mostrada en los siglos venideros.
Un
hombre en Cristo.
Pablo dijo por el Espíritu en 2ª.
Corintios 3, " De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura (lit.:
"nueva creación") es." El capítulo 12 de esta epístola presenta
la experiencia de un hombre en Cristo. Visto de manera abstracta como un hombre
en Cristo, Pablo revela que él fue arrebatado hasta el tercer cielo, el hogar
del hombre en Cristo. Allí, en el Paraíso, el lugar de la delicia, él oyó cosas
de las que no pudo hablar en la tierra. Nuestra condición actual de carne y
sangre nos impide conocer la bienaventuranza plena de lo que es nuestro en
Cristo, porque nosotros "ahora vemos obscuramente, como por medio de un espejo"
(1ª. Corintios 13:12 – VM); pero hay muchas cosas que podemos conocer, las
cosas dadas gratuitamente a nosotros por Dios, las cosas "que ojo no vio,
ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de
hombre — Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu." (1ª. Corintios
2: 9, 10).
El
nuevo hombre — su creación.
Cuando el Señor Jesús estuvo en
la tierra, el Padre abrió los cielos y dijo, "Este es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia." (Mateo 3:17). Aquí estuvo un Hombre enteramente
diferente de todo otro hombre; y fue el propósito de Dios tener una raza de
hombres, todos semejantes a Cristo. En el "nuevo hombre" esta raza ha
sido creada. El Judío y el Gentil eran dos hombres en enemistad, a causa de la
ley; pero en la cruz el motivo de la enemistad fue quitado, y Cristo creó en Sí
mismo de los dos un solo y "nuevo hombre", e hizo así la paz.
(Efesios 2: 11-11). Ninguno de estos dos hombres pudo complacer a Dios; así que
una clase enteramente nueva de hombre tuvo que ser creada en los rasgos de
Cristo. Este nuevo hombre ha sido creado según Dios en justicia y santidad
verdadera (Efesios 4:24); y en él no hay nada de "griego ni judío,
circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que
Cristo es el todo, y en todos." Colosenses 3:11). No solamente estas
distinciones entre estas diferentes clases de hombres no son halladas en el
nuevo hombre; sino que ni uno de ellos lleva sus rasgos, porque todos sus
rasgos vienen de Cristo; y Cristo es la vida de todos los que participan en
este nuevo hombre creado.
El
nuevo hombre — su testimonio.
Después de revelar en Efesios 4
que el nuevo hombre es creado según Dios, los santos son exhortados, "Por
lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo."
(Efesios 4:25). De este y de los versículos que siguen a continuación nos
enteramos que los rasgos del nuevo hombre han de ser manifestados en todos
nuestros tratos con nuestros semejantes. Después hay exhortaciones con vistas a
la manifestación de los rasgos del nuevo hombre en los círculos de la familia y
de la actividad. Finalmente, en el conflicto, con la armadura de Dios, la cual
es la vestimenta del nuevo hombre, nosotros debemos representar a Dios en el
día malo. En todas estas esferas los rasgos del nuevo hombre han de evidenciar
el testimonio de Dios.
La
exhibición de la nueva creación.
El propósito de Dios al
vivificarnos y colocarnos en Cristo en los lugares celestiales es para "mostrar
en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para
con nosotros en Cristo Jesús." (Efesios 2: 6, 7). Esto es la exhibición de
gracia en gloria; y para esto Dios está erigiendo un Templo, un santuario, en
el que Su naturaleza santa resplandecerá, en aquellos unidos a Su Hijo. La
iglesia es este vaso de gloria; vista en Efesios 2:21 como "un templo
santo en el Señor", y en Apocalipsis 21 como "La desposada, la esposa
del Cordero — la ciudad santa — teniendo la gloria de Dios." En medio de
los tumultos de los sistemas de esta época actual, proclamando a gran voz su
propia grandeza y gloria, Dios está levantando silenciosamente Su estructura,
la cual es el fruto de la obra de Cristo, y la corona de Su hechura. Mucho
después de que todo sistema humano haya perecido para siempre, esta iglesia
gloriosa, concebida en sabiduría divina y forjada por el poder de Dios,
subsistirá en la exhibición eterna de Su amor y Su gloria en la nueva creación.
La
regla de la nueva creación.
Después de disertar acerca de la
ley y la gracia en su defensa del Evangelio, hacia la conclusión de la epístola
a los Gálatas, Pablo dice, "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale
nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden
conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de
Dios." (Gálatas 6). El Judaísmo y su rito ceremonial de la circuncisión
eran para el hombre en la carne, y en ellos se jactaba Israel; pero en la luz
de la nueva creación ellos han sido expuestos como no teniendo valor alguno. El
viejo orden, que suponía que el hombre tenía la capacidad de obtener la
bendición divina, ha sido cerrado en la cruz; y el nuevo orden, en el cual
"todas las cosas son de Dios" (2ª. Corintios 5:18 – VM), ha sido
abierto para nosotros en la gracia de Dios en la nueva creación. Los que andan
por la regla de la ley no pueden tener paz mientras se esfuerzan por conseguir
la bendición que ellos no pueden obtener; pero los que andan mediante la regla
de la nueva creación, los que no dependen de sus propios esfuerzos, reciben
misericordia divina, y la paz que viene por confiar solamente en Dios. Que
nosotros vivamos por medio de la fe en el Hijo de Dios, buscando las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, y seremos así bendecidos
por andar mediante la regla de la nueva creación.
William C. Reid
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Diciembre
2018.-