El Uso y el Mal Uso de la Verdad
Todas
las citas bíblicas se encierran entre
comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
VM = Versión
Moderna, traducción de 1893 de
H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY,
Suiza).
De la revista "The Bible
Treasury", Vol. New Series 9, 1912, 1913, p. 317
La verdad puede ser usada de
una manera falsa; ella puede ser usada también verazmente, pero de manera tal
como para desmentir el objetivo real de su revelación.
Contra la verdad, nuestro
archienemigo, el cual es un mentiroso desde el principio, está incesantemente
activo en sus esfuerzos para impedir el desarrollo de su fruto legítimo; ya sea
impidiendo por completo su entrada en el corazón del hombre, o pervirtiéndola
si ella ha hecho su entrada. Estas son las tácticas ejercidas de manera
uniforme, y, desgraciadamente, a menudo con una medida notable de éxito.
El Apóstol Pablo afirma lo
primero en 2ª. Corintios 4:4; donde, describiendo la política del dios de este
siglo, él escribe con respecto a los perdidos a los que él "ha cegado los
entendimientos de los que no creen." (2ª. Corintios 4:4 – VM). Este es el
esfuerzo inicial de Satanás — una política de prevención. Su esfuerzo
secundario es el de la perversión; y, en la proporción en que esto tiene éxito,
el verdadero objetivo para el cual la verdad revelada nos fue permitida, es
frustrado, usualmente por una de dos causas.
Es un instinto humano hacer de
la verdad un medio de satisfacer la curiosidad, o de extender el límite del
conocimiento propio, como un fin en sí mismo. Pero ninguna de estas cosas es el
objetivo para el cual la verdad ha sido revelada. Sin embargo, un mal que
existe hace mucho tiempo ha sido esta tendencia a usar la verdad divina para la
satisfacción de la curiosidad espiritual — un mero ejercicio mental. Por eso
han surgido multitudes de teorías ingeniosas basadas en ciertos pasajes de la Escritura
Santa. Hombres guiados por descubrimientos imaginarios, insuflados por su
propia importancia y gobernados por un espíritu insumiso, han arrastrado almas
inestables, contendiendo sobre palabras sin beneficio alguno, pero tendiendo, tal
como dice el apóstol, a trastornar a los oyentes (2ª. Timoteo 2:14 – VM); y
haciendo juego con eficacia en las manos del enemigo perdiendo un tiempo
valioso, y haciendo morir de hambre a las almas por medio de hacer que,
especulaciones y no Cristo, sean el objeto del corazón. Tan ciertamente como Él
es el Camino, tan enfáticamente Él es la Verdad, y especulaciones tales como
para hacer de la profecía algo incumplido, que el orden eclesiástico, o incluso
dogmas distintivos tales como la predestinación y la elección, o el bautismo, sean
un fin en sí mismos a los cuales la mente regresa constantemente,
lamentablemente es desacertado, porque el objetivo, como hemos dicho, no es
Cristo, sino la satisfacción o la curiosidad aunque ello sea de tipo espiritual.
Sin embargo, incluso la
observación superficial revela el hecho innegable de la posibilidad de un
estado semejante a través de un fracaso en comprender la razón de la
revelación. Cualquier uso de la Palabra escrita que no logra llevar el alma a
la presencia inmediata de Aquel que es la Palabra encarnada, ya sea para adorar
o para consolación, para enseñanza o reprensión, es una perversión de la
intención divina, y un mal uso de la verdad, por muy gratificante que ello pueda
ser para una curiosidad seudoespiritual. Contra un segundo, y un aparentemente
mucho más inocente método del mal uso o perversión de la verdad, es necesario
estar especialmente protegido, a saber, la moderna moda en algunos círculos para
el estudio de la Biblia, o el análisis Bíblico, o — tal como un teólogo lo ha
expresado desafortunadamente — un '¡dominio de la Biblia'!
Los exponentes de este método
aceptan de manera profesa la inspiración divina de la Escritura, pero el
resultado evidente de todos estos análisis y del así llamado dominio de la
Biblia, no es más que la extensión de los límites del conocimiento individual
de las Escrituras Sagradas. Esto sería deseable y destacado si el objetivo a la
vista fuese un conocimiento más perfecto del pensamiento de Dios con el
propósito de ponerlo en práctica. Pero el enemigo de las almas trabaja tan
sutilmente para pervertir aquello que fue dado con el propósito de formar la
conducta y determinar el curso del creyente, que ahora ha llegado a ser posible
dominar de manera satisfactoria, por ejemplo, las epístolas eclesiásticas, y permanecer
aún siendo sectario; sostener y enseñar la verdad del un solo Cuerpo de Cristo
porque ella está revelada de manera tan obvia en la Palabra escrita, y sin
embargo no reconocer ninguna obligación práctica para llevarla a cabo; sostener
y enseñar el señorío absoluto del Señor Jesús en la asamblea, y sin embargo
someterse alegremente a regulaciones hechas por el hombre en la conducta de la
adoración y del servicio; en resumen, usar tan mal la verdad que, mientras uno
la asiste intelectualmente y admira la hermosura de su proporción, uno puede permanecer
completamente en libertad para ignorar sus implicaciones y aplicaciones
prácticas. Este es ciertamente un estado de cosas anómalo, y un mal uso total e
incluso una perversión de la intención de Dios.
Estudiar para conocer la
voluntad del Señor con más precisión, para que uno pueda hacerla más
perfectamente es algo que está muy lejos de usar la verdad meramente como un
medio para ampliar el nivel del conocimiento Bíblico de uno. Lo primero está en
consonancia con el pensamiento del Señor; lo segundo es arriesgado y engañoso,
semejante al manejo engañoso de la palabra de Dios, porque el conocimiento es
un privilegio, y un privilegio implica responsabilidad. Nosotros leemos acerca
de esos siervos que conocían la voluntad de su Señor y no la hicieron. "Y
al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado." (Santiago 4:17).
El objetivo de Satanás es
alcanzado, si de alguna manera las almas son disuadidas de llevar a la práctica
en cada día de la vida y en el deber diario la palabra del Señor, y la tendencia
claramente definida de gran parte de la ortodoxia actual, popular, agradable, y
apetecible, es que uno puede ser un leal estudiante de la verdad revelada,
aceptando las Escrituras como la inspirada e infalible Palabra de Dios de
principio a fin, no evadiendo dificultad alguna, acogiendo toda la verdad que
tiene normalmente un efecto separador del mal, y sin embargo permanecer
igualmente leal, en medio de todos los credos y teorías contradictorias del
gobierno eclesiástico con el cual La Babel de la Cristiandad, la ciudad de la
confusión religiosa, está maldita, a la denominación y a las opiniones
teológicas propias. Pero la verdad, porque es la verdad, es incorregiblemente
intolerante con la teoría humana, y se niega a acomodarse a ella.
"Si sabéis estas cosas,
bienaventurados seréis si las hiciereis." (Juan 13:17). Otro punto que
necesita ser enfatizado es que incluso los creyentes que no están restringidos
por ningún sistema eclesiástico necesitan el recordatorio de que tal como fue
indicado a Josué, y por el Salmista en el Salmo 1, y por Santiago en el Nuevo
Testamento, y por el Espíritu Santo, el camino de la verdadera prosperidad
espiritual, asimismo hoy si la Palabra escrita de Dios es ponderada con miras a
llevarla a cabo verdaderamente y de manera práctica, en conducta, carácter, y
manera de vivir, entonces la vitalidad, la virtud y la adaptabilidad de la verdad
será cada vez más evidente para el alma. La mejor evidencia Cristiana es el
Cristiano en evidencia. "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad." (Juan 17:17).
Que nosotros podamos ocuparnos
de prestar una atención tal a la lectura y a la meditación sobre estas cosas
que nuestro verdadero provecho pueda ser visto por todos.
Porque la palabra de Dios
leída con reverencia, con un sentido cada vez mayor de la necesidad de depender
del Espíritu Santo para una percepción verdadera de su significado, llevará a
un escudriñamiento tal de uno mismo y a una comparación tal de la práctica real
con el precepto santo contenido en ella, como para guardar eficazmente al
creyente contra el mal uso de la verdad revelada; y, al mismo tiempo, nos
conducirá de manera segura a lo que está declarado divinamente que ella ha de
ser para un alma obediente, a saber, "lámpara es a mis pies tu palabra, Y
lumbrera a mi camino." (Salmo 119:105). Necesitamos cada vez más estar
ceñidos para servir a nuestro Señor; ceñir los lomos con la verdad, mientras en
el día de conflicto procuramos aferrarnos a Su Nombre y a Su palabra.
W.G.T.
Traducido
del
Inglés por: B.R.C.O. – Septiembre 2018.-