DIEZ RAZONES ESCRITURALES POR LAS CUALES NOSOTROS SABEMOS QUE LA
IGLESIA NO PASARÁ A TRAVÉS DE LA TRIBULACIÓN
H. E. HAYHOE
Todas las citas
bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares
en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras
versiones, tales como:
BTX = Biblia Textual, ©
1999 por Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc.
RVA
= Versión Reina-Valera 1909
Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano)
RVR1865
= Versión Reina-Valera
Revisión 1865 (Publicada por: Local Church Bible Publishers, P.O. Box 26024,
Lansing, MI 48909 USA).
VM = Versión
Moderna, traducción de 1893 de
H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY,
Suiza).
Prefacio
Estas páginas han sido
escritas con el deseo de llevar ante los hijos de Dios la enseñanza de la
Escritura acerca de este importante asunto.
Que nosotros podamos
'examinarlo todo y retener lo bueno.' 1ª. Tesalonicenses 5:21). La esperanza
siempre presente de la Iglesia, tal como está enseñada en la Palabra de Dios,
es "esperar de los cielos a su Hijo." (1ª. Tesalonicenses 1: 19 y
20).
No hay realmente dificultad
alguna para el hijo de Dios que ve la verdad de la Iglesia en su llamamiento celestial,
como siendo distinta de la bendición de Israel y con ellos los salvados de las
naciones de la tierra.
Nos encomendamos ahora al
Único que puede, por medio del Espíritu Santo, presentarnos la verdad tal como
está revelada en Su Palabra.
H. E. H.
Primera razón – Las Bendiciones de la Iglesia son Celestiales
Las bendiciones de la Iglesia
son celestiales (Colosenses 1:5) y a ella se le promete liberación de esta
"hora de la prueba." (Apocalipsis 3:10).
"Por cuanto has guardado
la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que
ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra."
(Apocalipsis 3:10).
Nosotros tenemos aquí la
promesa para la Iglesia de ser guardada (o 'fuera de') "la hora de la
prueba" — la tribulación — venidera. Existen aquellos que se refieren a
Apocalipsis 12: 12 al 15 como indicando el cumplimiento de esta promesa,
procurando demostrar que nosotros no somos guardados como "arrebatados",
o librados (Juan 14:3; 1ª. Tesalonicenses 4:17; 1ª. Corintios 15:51 al 53),
sino que somos preservados por el cuidado providencial de Dios. Esta
interpretación de Apocalipsis 12 no es compatible con el contexto, o con el
resto de la Escritura, debido a que este pasaje, al igual que toda otra
Escritura que nos presenta la voz de los piadosos en aquel día, expresa el
deseo de liberación y bendición en la
tierra. Esta no es la esperanza verdadera de la Iglesia en absoluto. Dios
ha revelado en Su Palabra dos propósitos diferentes:
1.- Él reúne un pueblo para la
gloria celestial;
2.- Él reúne un pueblo para
la
gloria terrenal.
La Iglesia, la cual es Su
cuerpo, con toda la familia de la fe (aquellos que estén vivos en el momento
del arrebatamiento, junto con todos los que mueren en la fe) compone el primero
de los pueblos arriba mencionados. Israel y aquellos convertidos de entre las
naciones después que la Iglesia se ha marchado, componen el segundo pueblo
arriba mencionado.
El Salmo 90 es la oración de
los piadosos de Israel. El Salmo 91 es la preservación de ellos en el día de
tribulación. En el Salmo 93 "Jehová reina." En el Salmo 94 el
gobierno injusto en la tierra finaliza. En el Salmo 95 Israel se regocija. En
el Salmo 96 las naciones que recibieron el mensaje de la gloria venidera por fe
se regocijan con Israel. La majestad del Reino de Cristo es reconocida y
alabada, mientras los cielos se regocijan en la exaltación y la gloria de
Cristo. En el Salmo 97 los malos son consumidos, mientras el carácter moral de
los piadosos es señalado y su bendición es declarada. El Salmo 98 declara que
todo esto ha de ser manifestado públicamente a vista de todas las naciones. En
el Salmo 99 el gobierno justo es establecido de manera pública en la tierra.
Luego, en el Salmo 100 los habitantes de toda la tierra son llamados a
regocijarse con Israel en la liberación, bendición, y bondad de Jehová — el
Dios de Israel. No hay una sola palabra acerca de la bendición celestial en
todos estos Salmos. Todos ellos hablan acerca de la bendición terrenal, pero
cuando se habla de la Iglesia, nosotros leemos; "proveyendo Dios alguna
cosa mejor para nosotros." (Hebreos 11:40). La "cosa mejor" es
la bendición celestial de la Iglesia como la esposa de Cristo.
Segunda razón – "el Tiempo de Angustia para Jacob"
De la tribulación se habla
como siendo el "tiempo de angustia para Jacob" (Jeremías 30:7) — no
el tiempo de angustia ¡para la Iglesia!
"La palabra de Jehovah
que vino a Jeremías, diciendo "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel:
’Escribe en un libro todas estas palabras que te he hablado. Porque he aquí
vienen días, dice Jehovah, en que restauraré de la cautividad a mi pueblo
Israel y a Judá, ha dicho Jehovah. Los haré volver a la tierra que di a sus
padres, y tomarán posesión de ella.’"" (Jeremías 30:2 – RVA).
"Estas son las palabras
que habló Jehovah acerca de Israel y de
Judá. Así ha dicho Jehovah: Hemos oído una voz de estremecimiento; hay
terror, y no hay paz. Preguntad, pues, y mirad: ¿Acaso un varón da a luz? ¿Por
qué he visto a todo hombre con las manos sobre las caderas como una mujer que
da a luz, y todas las caras se han vuelto pálidas? ¡Oh, cuán grande será aquel
día; tanto, que no hay otro semejante a él! Será
tiempo de angustia para Jacob, pero será librado de él. Sucederá en aquel
día, dice Jehovah de los Ejércitos, que yo quebraré el yugo de sobre su cuello
y romperé sus coyundas. Los extraños no volverán a someterlo a servidumbre. Más
bien, servirán a Jehovah su Dios y a David su rey, a quien yo levantaré para
ellos." (Jeremías 30: 1 al 9 – RVA).
Esta profecía no se ha cumplido
nunca en la historia pasada de Israel. Se dice muy claramente que este futuro
día de tribulación y angustia sin precedente es acerca de Judá e Israel — no
acerca de la Iglesia.
La Iglesia—el cuerpo de Cristo
— comenzó en Pentecostés, cuando el descenso del Espíritu Santo formó el cuerpo
de Cristo (1ª. Corintios 12:13; Hechos 2: 1 al 4). En el arrebatamiento (1ª.
Tesalonicenses 4: 16 al 18) la Iglesia será llevada a su morada en el cielo.
Dios comenzará entonces Sus tratos con Israel.
Tercera razón – Los que estén en Judea deben huir
La compañía que huirá durante
esta "gran tribulación" son Judíos que huyen desde Judea. (Mateo 24:
16 al 21).
Estas palabras de advertencia
del Señor a los que estén en Judea podrían ser aplicadas solamente al remanente
piadoso de Israel, a los que estén en Judea, rodeados por un Israel apóstata
entregado al juicio de Dios. Este es el "tiempo de angustia para
Jacob", cuando ellos — el remanente piadoso de Israel será librado de
dicho tiempo y llevado a entrar a la bendición milenial en la tierra. (Jeremías
30:7).
El libro de los Salmos
presenta la opresión de este remanente piadoso por parte de la porción apóstata
e impía de la nación, los cuales son, en consecuencia, cortados en juicio.
Dicho libro habla asimismo del arrepentimiento, confesión, y oraciones de los
piadosos con su liberación final y consiguientes alabanzas.
Zacarías 13: 8 y 9 afirman
claramente que dos terceras partes de Judá serán cortadas en aquel entonces y
serán exterminadas, mientras una tercera parte será dejada en la tierra. "Sucederá que en toda la tierra, dice
Jehová, dos partes de los que están en ella serán exterminadas, y una
tercera parte quedará en ella. Y
traeré esta tercera parte por el
fuego, y los acrisolaré como se acrisola la plata, y los probaré como se prueba
el oro; ella clamará a mí, y yo le responderé: diré: ¡Pueblo mío es! y ella
dirá: ¡Jehová es mi Dios!" (Zacarías 13: 8 y 9 – VM). Si bien los
piadosos pasan a través de la tribulación, ellos son preservados y reconocidos
por el Señor. (Salmo 37: 9 al 29; Salmo 41:2). El Salmo 72 habla del tiempo
cuando el Señor reinará sobre toda la tierra.
"Entonces los que estén en
Judea, huyan a los montes." (Mateo 24:16. La Iglesia, por otra parte, está
formada por Judíos y Gentiles bautizados por un solo Espíritu en un cuerpo (1ª.
Corintios 12:13). Los miembros de este cuerpo se encuentran por todas partes de
la tierra y no tiene centro terrenal alguno, porque el Señor dijo, "Porque
donde dos o tres se hallan reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos." (Mateo 18:20 – VM).
Cuarta razón – No en el Día de Reposo
A ellos se les dice que oren
para que su huida desde Jerusalén no sea en el día de reposo (Mateo 24:20),
mientras que el primer día de la semana (nuestro día Domingo) es el día que
pertenece a la Iglesia. (Hechos 20:7).
"Orad, pues, que vuestra
huida no sea en invierno ni en día de reposo." (Mateo 24:20). El día de
reposo, o séptimo día, fue el pacto de reposo de Dios en la tierra para Israel
y ellos disfrutaran de ese reposo nacionalmente en el día milenial. (Ezequiel
46: 1 al 4). Israel jamás guardó el día de reposo conforme al pensamiento de
Dios. (Ezequiel 20: 13, 16, 21, 24).
El primer día de la semana
pertenece a la Iglesia — el cuerpo de Cristo. En ese día, llamado el día del
Señor en Apocalipsis 1:10, nosotros recordamos al Señor en Su muerte
tal como hacían los primeros discípulos. (Hechos 20:7).
La prometida bendición de
Israel es en la tierra cuando
Jerusalén será el centro de gloria. (Isaías 62:7; Ezequiel 48:35; Joel 3: 17,
20, 21). La prometida bendición de la Iglesia es en el cielo. (Efesios 1:3; Colosenses
1:5).
Mediante esto nosotros podemos
ver que la oración de Mateo 24:20 es claramente Judía y no la voz de la
Iglesia.
Quinta razón – la Paz de Jerusalén en la tierra
Ellos orarán por la paz de Jerusalén
EN LA TIERRA (Isaías 62:7), mientras que la morada de la Iglesia es la Jerusalén
celestial (Apocalipsis 21: 2, 10).
"¡Los que hacéis que
Jehovah recuerde, no reposéis! Tampoco le deis reposo, hasta que él restablezca
a Jerusalén y haga de ella una alabanza en la tierra." (Isaías 62: 6 y 7 -
RVA).
La Jerusalén terrenal no ha de
ser confundida con la Jerusalén celestial. Ancianos y ancianas se encontrarán
en la Jerusalén terrenal, "cada cual con bordón en su mano por la multitud
de los días." Muchachos y muchachas jugarán en sus calles. (Zacarías 8: 4
y 5).
En contraste con esto nosotros
encontramos que la esperanza de la Iglesia es una esperanza celestial.
(Colosenses 1:5). Nuestra morada es "eterna, en los cielos." (2ª.
Corintios 5:1). Nosotros — la Iglesia — reinaremos arriba de la tierra
con Cristo — no en ella. La Jerusalén celestial (la morada de la Iglesia)
desciende
del cielo, de Dios. (Apocalipsis 21:1). Por consiguiente, ella será visible
para los que estén en la tierra en el día milenial, cuando nosotros estaremos
asociados con Cristo en Su reino de justicia. (Apocalipsis 20:4). Nosotros
estamos ahora esperando a nuestro Salvador, el cual, mediante Su venida, nos
libra de la ira venidera — la tribulación (1ª. Tesalonicenses 1:10). Nosotros
tendremos entonces cuerpos de gloria hechos semejantes a Su cuerpo glorioso.
("Porque, al
contrario de ellos, nuestra ciudadanía está en los cielos; desde donde
también esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo; el cual transformará nuestro vil
cuerpo, para que sea hecho semejante a su cuerpo glorioso, según la operación de
aquel poder con que puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
– Filipenses 3: 20 y 21 – VM).
El Cristiano enseñado por Dios
no ora por 'la paz de Jerusalén.' Si bien él se regocija en cada promesa de
bendición venidera; y la exaltación de Cristo es de profundo interés para los
que aman Su Nombre bendito. Dios "hizo sobreabundar para con nosotros en
toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad"
(Efesios 1: 8 y 9). Esto es seguido inmediatamente a continuación por la
Palabra que nos habla de la reunión de "todas las cosas en Cristo, en la
dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos,
como las que están en la tierra." (Efesios 1:10). Entonces, nosotros no
debemos confundir estos dos propósitos de Dios: bendición celestial para la
Iglesia, y bendición terrenal para Israel.
Sexta razón – la Pared Intermedia de Separación
En este actual período de la
Iglesia "la pared intermedia de separación" entre Judío y Gentil ha
sido derribada (Efesios 2: 14 al 16), pero durante la tribulación dicha pared
está nuevamente en pie. (Apocalipsis 7: 4 al 9).
Sería bueno leer todo Apocalipsis
7 para entender quiénes son los que componen la multitud vestida de ropas
blancas.
Nosotros tenemos aquí la acción
separada de sellar las doce tribus de Israel, y después una gran multitud
Gentil. Nosotros sabemos que ahora, durante el período de la Iglesia, "la
pared intermedia de separación" ha sido derribada, y Judío y Gentil son
hechos ahora "uno en Cristo Jesús." (Efesios 2: 14 al 16; Gálatas
3:28). Pero Apocalipsis nos muestra que "la pared intermedia de
separación" estará en pie nuevamente durante la tribulación, así como en
la tierra milenial (Isaías 60 y 62). Esta multitud vestida de ropas blancas que
ha salido de la gran tribulación sirve a Dios "día y noche en su
templo." (Apocalipsis 7:15). Esto es en
la tierra porque en la Jerusalén celestial no hay noche ni hay templo.
(Apocalipsis 21:22; Apocalipsis 22:5).
Apocalipsis 7 es el
cumplimiento de las promesas hechas a Israel, cuando todas las doce tribus
serán reunidas y bendecidas en su tierra (Ezequiel 37). Al mismo tiempo, los
Gentiles se regocijarán y adorarán con Israel. (Salmo 117).
¿Podría la demostración ser
más poderosa de que esta multitud no es la Iglesia, y que la Iglesia no está en
la tierra durante el día de tribulación?
Séptima razón – las Bodas del Cordero
La Iglesia debe estar en el cielo para las bodas
del Cordero, las cuales tienen lugar en el cielo ANTES que los ejércitos celestiales
salgan del cielo con Cristo al FINAL de la tribulación. (Apocalipsis 19: 7 al
21).
Ahora bien, aquellos que
enseñan que la Iglesia está en la tierra durante la tribulación pasan por alto
sin comentar este pasaje de la Escritura que enseña claramente que las bodas
del Cordero tienen lugar en el cielo antes
de la venida de nuestro Señor en juicio sobre las naciones. Esto muestra
que la Iglesia debió haber sido arrebatada al cielo de antemano. Él actúa en
primer lugar como el Rey Davídico guerrero preparatorio del establecimiento de
Su reino en la tierra en paz. Los santos celestiales son los ejércitos que
vienen con Él en aquel momento. (Zacarías 14: 4 y 5; Judas 14). El Señor no permanece
en la tierra ni tampoco los
santos celestiales lo hacen. El tabernáculo de Dios desciende del cielo y está
sobre
la tierra (Isaías 4:5; Apocalipsis 7:15).
Un príncipe de la casa de
David reinará en la Jerusalén terrenal y ofrecerá una ofrenda por el pecado,
por él mismo y por todo el pueblo. (Ezequiel 34:24; Ezequiel 45:22). Entonces
"dice Jehová; yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra"
durante este maravilloso reinado milenial, y Dios 'sembrará' Israel para Sí
mismo en la tierra. (Oseas 2: 21 y 23). La Iglesia — el cuerpo de Cristo — no
puede ser de esta compañía terrenal, viendo que la Escritura afirma claramente
que nuestra casa es "eterna, en los cielos. (2ª. Corintios 5:1).
Octava razón - ¿Quiénes son Dejados en la Tierra?
Si la Iglesia tuviese que
pasar a través de la tribulación, y después todos los santos fueran arrebatados
al cielo al final de dicho período, no quedaría santo alguno en la tierra para
el reinado milenial.
Se demuestra aquí que la
enseñanza de aquellos que insisten en que la Iglesia pasará a través de la
tribulación se opone a la enseñanza clara de la Escritura. Consideremos el
sistema de interpretación de ellos tal como es presentado por sus más capaces
expositores — se trata exactamente de esto: ellos dicen que todos los santos
vivos permanecen en la tierra durante la tribulación, y después, al final de
dicho período, todos ellos son arrebatados y encuentran al Señor en el aire.
Ellos nos dicen después que todos los santos regresan inmediatamente a la tierra
con el Señor cuando Él viene a juzgar a
los malos los cuales son todos
cortados en juicio.
Nosotros preguntamos,
entonces, ¿quién quedará en la tierra para el reinado milenial de Cristo? Si todos
los santos son arrebatados y todos los malos son juzgados, entonces
¿quiénes serán dejados en la tierra? Nosotros sabemos definitivamente que hay
santos en la tierra durante el milenio, tal como lo afirman Escrituras tales
como Apocalipsis 7, Sofonías 3:20, Zacarías 14: 16 y 17, así como muchas otras.
¿De dónde vienen ellos si todos fueron arrebatados al final de la tribulación?
Podemos ver aquí que este
sistema completo de enseñanza, el cual nos diría que la Iglesia debe pasar a
través de la tribulación, termina solamente demostrando
él mismo ser falso. Se nos recuerda una vez más que solamente la verdad es
lógica. Además, el enemigo es también "ladrón y salteador" (Juan
10:1), procurando privar a Dios de Su gloria y privar también al pueblo de Dios
del disfrute de la plenitud de sus bendiciones en Cristo. No le permitamos que
nos prive de la esperanza actual de la venida del Señor. ¡El Señor puede venir
hoy! "Amén; sí, ven, Señor Jesús." (Apocalipsis 22:20).
Novena razón – los Santos Terrenales se Casan
Tiene que haber una compañía
de santos terrenales cuya morada está en la tierra, porque ellos se casan, y
niños juegan en las calles de la Jerusalén terrenal (Zacarías 8: 4 y 5 - BTX),
mientras que los santos celestiales no se casan. (Lucas 20:35)
Nosotros hemos comentado que
los que enseñan que la Iglesia pasará a través de la tribulación, deben enseñar
necesariamente (y lo hacen) que los santos son arrebatados al final de la tribulación.
La Palabra de
Dios enseña que los santos celestiales "ni se casan, ni se dan en
casamiento" (Lucas 20:35), así que ellos no pueden regresar a la tierra a
morar en la tierra, viendo que 2ª. Corintios 5:1 afirma que nuestra casa es
"eterna, en los cielos." Nosotros tendremos cuerpos de gloria
semejantes al de Cristo — verdad bienaventurada y preciosa. "Una es la
gloria de los [cuerpos] celestiales" — esta es nuestra porción: "otra
[es] la [gloria] de los [cuerpos] terrenales" — esa es la porción de los
santos terrenales. (1ª. Corintios 15:40; Filipenses 3:21).
Décima razón – Hay un Templo en la Tierra
Habrá un templo en la tierra
para los santos terrenales (Apocalipsis 7:15), pero ninguno en el cielo donde
moran los santos celestiales. (Apocalipsis 21:22).
De la lectura de Ezequiel
capítulos 40 al 48, nosotros aprendemos que habrá un templo milenial de
maravillosa hermosura edificado en Jerusalén, y a esto es a lo que se hace
referencia aquí. Incluso durante la tribulación no hay duda alguna de que los
Judíos tendrán un templo en el cual los sacrificios del Judaísmo serán
ofrecidos nuevamente por el remanente piadoso de Israel (Daniel 11:31; Mateo
24:15). Este templo será destruido más tarde y será reemplazado después por el
templo milenial al cual se hizo referencia recién.
Son los santos terrenales,
podemos ver fácilmente, los que adoran en el templo terrenal durante parte de
la tribulación, y durante el milenio también.
Todo esto demuestra claramente
que la Iglesia no está en la tierra durante la tribulación porque la Iglesia no
tiene ningún centro o edificio terrenales hecho por manos. Aquellos que
componen la Iglesia — el cuerpo de Cristo — son un pueblo celestial con ningún
centro terrenal. La verdad preciosa dada por el Señor enseña a los que Le han
recibido, que "donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy
Yo en medio de ellos." (Mateo 18:20). Cristo — no el templo — es ahora el
centro de reunión en la tierra, tal como Él mismo será la "luz" y el
"templo" de la Jerusalén celestial en lo alto. (Apocalipsis 21:22).
Un templo hecho por manos nos habla siempre de distancia en la adoración, pero
la Iglesia — la esposa — está en un lugar de cercanía aquí y ahora, y por toda
la eternidad en lo alto.
Apéndice
Algunos han planteado la
pregunta en cuanto a cómo podría alguien ser salvo después que la Iglesia es
tomada al cielo, tomando en cuenta que el Espíritu Santo se marcha con la
Iglesia.
Nosotros podríamos llamar a
nuestros lectores a prestar atención al hecho de que toda obra de Dios es por
medio del Espíritu. La venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, como
una Persona divina a morar en la casa de Dios, y a morar en los cuerpos de los
santos, no significa que Él no obraba en la tierra antes de Pentecostés.
Nosotros sabemos que Él lo hacía, porque incluso en tiempos del Antiguo
Testamento "santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo." (1ª. Pedro 1:21).
Además, la partida del
Espíritu Santo cuando la Iglesia es arrebatada al cielo de ninguna manera niega
Su obrar en la salvación de un remanente de Israel y de las naciones que
reciben las buenas nuevas acerca de la venida de Cristo en poder y gloria a
establecer el Reino.
Una cuidadosa atención a la
Escritura mostrará que toda obra de Dios ha sido, y será siempre, en Trinidad. Siempre
es Dios el Padre en consejo; Cristo el Hijo el cual lleva a cabo esos consejos,
y el Espíritu que es el poder mediante el cual ellos son llevados a cabo. Que
el lector recuerde siempre que la verdad de la Trinidad trasciende la mente del
hombre.
Henry Edward Hayhoe
Traducido del Inglés por: B. R. C. O.- Diciembre 2016