"EN
CRISTO"
De la revista "Christian Friend",
vol. 9, 1883, página 260.
Artículo redactado en Inglaterra por Edward
Dennett
Todas las citas
bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión
Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
KJV1769 = King James
1769 Version of the Holy Bible (conocida también como la "Authorized
Version").
LBLA = La Biblia de las
Américas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con
permiso.
RVA = Versión
Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo
Hispano)
Como parece que hay un poco de confusión en el
extranjero en lo que se refiere a la posición del creyente, nos proponemos examinarla
brevemente, en la esperanza de establecer a algunos de nuestros lectores en la
verdad.
1. Preguntamos
entonces, en primer lugar, ¿se encuentra la posición del creyente en Romanos 5:
1 y 2?
"Justificados,
pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la
cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios."
El hecho de que él
creyente es justificado por la fe, que tiene paz con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo, que es llevado por Cristo al disfrute actual del favor de
Dios, y que se gloría en la esperanza de Su gloria, se establece claramente en
los versículos leídos; pero, todo esto — inmensas como son las bendiciones
indicadas — ¿expone la posición del creyente? Si es así — ya que hasta aquí el
creyente no ha muerto con Cristo, queremos decir, hasta ahora en la enseñanza
de la epístola — él podría estar aún en la carne; porque, por el momento, se ha
tratado sólo con la cuestión de los pecados, de la culpa. Abraham fue
justificado igualmente con nosotros, y, aunque no es llevado a las mismas
bendiciones, su posición sería, entonces, similar, similar en que él estaba
también en la carne. La diferencia que llegamos a conocer estaría, más bien, en
el carácter de sus bendiciones. Es bastante claro que en esta Escritura tenemos
la posición judicial del creyente, o, para hablar con mayor precisión, la
posición a la cual Dios, en Su gracia, le ha llevado judicialmente, con
posterioridad a la muerte y resurrección del Señor Jesucristo; pero no podemos
aceptar esto como presentándonos la verdad de nuestra posición.
2. Nos parece que
dos Escrituras hablan muy claramente sobre este asunto. El Señor, hablando a
Sus discípulos, dice, "En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi
Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros." (Juan 14:20). El apóstol Pablo
escribe, "vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad
el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, el tal no es de Él." (Romanos 8:9 – LBLA). Pues bien, es evidente
que nuestro Señor está hablando de un tiempo después de la venida del
Consolador, Aquel que estaría con los Suyos para siempre, morando con ellos y
estando en ellos. Además, Él añade, "No os dejaré huérfanos; vendré a
vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis;
porque yo vivo, vosotros también viviréis." (Juan 14: 16 al 19). Es entonces
cuando Él dice, "En aquel día vosotros conoceréis", etc. (Juan
16:20). Esto es, ciertamente, Cristianismo — el Espíritu Santo en la tierra y
morando en el creyente, y por medio de esto, el creyente es capaz de llegar a
conocer la posición de Cristo, a saber, que Él está en Su Padre, el creyente
está en Cristo, y Cristo está en el creyente. Así que en Romanos 8 hay tres
cosas relacionadas: nosotros estando en Cristo, El Espíritu Santo morando en
nosotros, y Cristo mismo estando en nosotros (Romanos 8: 1, 9, 10).
"Ahora pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús." (Romanos 8:1
– RVA). [*]
[*En
diversos manuscritos no aparece: "los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu."]
"Mas vosotros
no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él."
(Romanos 8:9).
"pero si Cristo
está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el
espíritu vive a causa de la justicia." (Romanos 8:10).
Y en el versículo 9,
el apóstol contrasta expresamente el estar en la carne con el estar en el
Espíritu, esto último condicionado a que el Espíritu de Dios more en nosotros.
Por tanto, si es verdad que todo creyente que tiene paz con Dios , tiene el
Espíritu Santo morando, y que cada uno de estos está "en Cristo",
estamos obligados a concluir que nuestra posición está representada solamente
por estas palabras. Según el contraste descrito por el apóstol, todo incrédulo
está "en la carne", y todo creyente está "en el Espíritu";
también "en Cristo, según el versículo 1 de Romanos 8. (No entramos aquí a
examinar la fuerza precisa de las expresiones). El término "En
Cristo", entonces, entendemos que expone la posición de todo creyente que
ha sido sellado por Dios por medio del Espíritu Santo. El hecho de que se
necesita una experiencia y una condición práctica para entrar en estas
bienaventuradas bendiciones, y para el disfrute de ellas — a saber, que Dios
nos ve ahora, no en Adán, en la carne, sino en Cristo— se ve a partir de la
posición de Romanos 7, con relación a Romanos 6 y Romanos 8; pero esa es
totalmente otra cuestión.
3. Se debe observar
otra cosa. El término "en Cristo" no es necesariamente de la misma
fuerza en Romanos como en 2ª. Corintios 5 y Efesios; sino que tiene que ser
explicado en cada lugar de acuerdo con la clara enseñanza de la epístola. Por
ejemplo: en Efesios 2:6,"en Cristo" implica, indudablemente, unión
con Cristo ("y con Él nos resucitó, y con Él nos sentó en los lugares
celestiales en Cristo Jesús – Efesios 2:6 – LBLA); pero difícilmente se podría
decir esto acerca de Romanos 8:1 ("Ahora pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús." Romanos 8:1 – RVA), ni tampoco, de
hecho, acerca de Juan 14:20. Como otro ha dicho, hablando de este último
pasaje, (citamos de memoria, pero pensamos que lo hacemos correctamente), «No
se trata de unión, sino de naturaleza y vida, y nuestro lugar en esa naturaleza
y vida.» Del mismo modo, la expresión "la justicia de Dios" tiene una
fuerza diferente en Romanos 3 de la que tiene en 2ª. Corintios 5:21. En Romanos
es "para todos los que creen" (Romanos 3:2), y esto, también, en el
lugar en que están los que creen; pero en 2ª. Corintios 5, nosotros somos
hechos "justicia de Dios" en Cristo, en el lugar donde Él está. (2ª.
Corintios 5:21).
4. Nuevamente, si la
posición del creyente se encuentra en Romanos 5: 1 y 2, la importancia relativa
del lugar que Cristo ocupa
a la diestra de Dios se pierde. Dígase, con toda reverencia, que un Hombre,
Cristo Jesús, aunque Hijo eterno, está en la gloria de Dios. Y justamente
debido a que Él está allí como un Hombre, ese es también nuestro lugar, en la
gracia maravillosa de Dios, según Sus consejos eternos. No es exagerado decir
que el Cristianismo no puede ser entendido aparte del reconocimiento de la
verdad que Cristo ha sido glorificado como Hombre. Esto decide inmediatamente
la cuestión de la posición del creyente. Esta posición no puede, por esta misma
causa, ser inferior a "en Cristo" en el lugar donde Cristo está. Esa es ahora
la posición del creyente; y, en
breve tiempo más, él será hecho conforme a esa posición, porque Dios nos ha
predestinado a ser "hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos." (Romanos 8:29).
5. Habiendo visto,
entonces, que nuestra posición como creyentes puede ser expresada solamente
mediante el término "en Cristo", admitimos libremente, no, más bien
insistimos sobre el hecho de que la posición del creyente es siempre la medida
de su responsabilidad. Pero una correcta condición de alma jamás es engendrada
contendiendo por la responsabilidad. Es la gracia la que restaura y establece,
y mientras más se comprenda y se disfrute la gracia, más perfectamente
corresponderá el andar del creyente a su posición. Conocer su posición es una
condición para un andar correcto; pero, aun si se conoce la posición, el estado
nunca será correcto
mientras los ojos del creyentes estén puestos sobre sí mismo. Por lo tanto, el
peligro de la contención de que "en Cristo" es el estado o la
condición, y no la posición, está en que el creyente se ocupe de sí mismo, y en
los posteriores esfuerzos (siempre inútiles, porque dichos esfuerzos hacen
suponer que hay poder por su parte) de lograr una condición de alma correcta.
El resultado de esto es sólo legalidad.
Entonces, en
resumen, se debe destacar dos cosas. Por medio de la obra de Cristo por
nosotros, somos llevados a una nueva posición. Estábamos bajo condenación, pero
en virtud de Su sacrificio expiatorio, estamos ahora en el favor constante de
Dios. Dios, que en todo lo que Él es, estaba contra nosotros a causa de
nuestros pecados, está ahora por nosotros debido a la eficacia de la sangre
preciosa. Pero esto no es todo. Cristo, en la cruz, trató también con lo que
nosotros éramos, así como con lo que habíamos hecho. Nosotros hemos sido
crucificados con Cristo, y así, el pecado ha sido condenado en la carne. (Romanos
8). Pero si la cruz concluye la historia del primer hombre en responsabilidad,
Cristo, en resurrección, ha tomado el lugar del segundo Hombre; y, por
consiguiente, todo creyente es llevado, por medio de la muerte y resurrección
de Cristo, a un lugar nuevo delante de Dios. Ahora bien, es este lugar nuevo,
es decir, "en Cristo" (no ahora en Adán) el que representa nuestra
posición.
Esperamos volver al
asunto en una edición futura de la revista, si el Señor permite.
Edward Dennett
Traducido del Inglés por: B.R.C.O. – Noviembre
2014.-
Título original en inglés: "In Christ", by Edward Dennett
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