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LA
PASCUA Y EL MAR ROJO
Todas
las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas
de la Versión Reina-Valera
Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las
comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
VM
= Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada
por Ediciones Bíblicas - 1166 PERROY, Suiza).
De
la Revista
"Christian's Friend", año 1879
Lectura
Bíblica:
Éxodo
12:1 a
12:51; Éxodo 14:1 a 15:21.-
Es
bueno distinguir,
para provecho de nuestras almas, la diferencia entre la Pascua y el Mar Rojo,
ya que una persona puede oír el evangelio, y recibirlo con gozo, y puede estar
regocijándose en el perdón de pecados; puede ver la hermosura de Cristo, y
tener sus afectos atraídos hacia Él; pero si la plena redención no es conocida,
tal como está tipificada por el Mar Rojo, si él mismo no conoce que ha resucitado
con Cristo al otro lado de
la muerte y del juicio, él está casi seguro de perder su gozo cuando la
tentación viene y él siente su propia debilidad. El gozo de Éxodo 15 es debido
a que Dios los ha redimido absolutamente de Egipto, y los ha llevado, en Su
poder, a Su santa habitación. Esto es una cosa muy diferente de la alegría de
la Pascua – a saber, ser librados de un justo y merecido juicio. En la Pascua,
Jehová mismo se dio a conocer a ellos como el Dios de juicio. La sangre en los
postes y dinteles los resguardó del juicio; Le mantuvo afuera, y Él no entró en
sus casas a destruir. Si Él hubiese entrado, debiera haber sido en juicio. En
el Mar Rojo fue otra cosa – se trató de Dios viniendo en poder como salvación
de ellos. La Pascua los libró de Su juicio; el Mar Rojo los libró de sus
enemigos. En el momento que Su pueblo está en peligro por parte de Faraón, Él
entra. Ellos temieron al mar, y ese mar que parecía arrojarlos en manos de
Faraón, se convierte en el medio de salvación de ellos. Así, a través de la muerte,
Dios los libró de la muerte; así como Cristo descendió a la fortaleza de
Satanás, descendió bajo el poder de la muerte, y, resucitando de los muertos,
nos libró de la muerte. De este modo, allí fue para ellos el fin de Faraón y de
Egipto para siempre. El Mar Rojo es la redención de Egipto; Dios mismo es la
salvación de ellos. Aquel a quien ellos habían temido, y justamente como un
Juez, llegó a ser su salvación. Son redimidos; ya no esperaron misericordia,
sino que pudieron regocijarse de que el juicio hubiese pasado, y cantar Sus
alabanzas por haberlos llevado a Su santa morada—a Dios mismo; "en la luz,
como él está en la luz" (1ª. Juan 1:7 – VM) —y llevados allí antes de que
ellos hubiesen dado un paso en el desierto, o peleado una batalla con sus
enemigos.
No
hay
conflicto, propiamente dicho, hasta que la redención es conocida. Ellos no
intentaron luchar con Faraón, sino sólo alejarse de él. Habían gemido bajo su
yugo, pero no combatieron contra él. ¿Cómo podían haberlo hecho? Primero deben
ser llevados a Dios —ellos deben ser los ejércitos del Señor antes de que
puedan combatir a Sus enemigos o los de ellos. Y así es con un alma individual.
Yo no tengo ningún poder para combatir a Satanás mientras soy su esclavo. Puedo
gemir bajo su yugo, y suspirar para ser librado de él; pero antes de que mi
brazo se pueda levantar contra él, yo debo tener una redención completa y
conocida. Los Israelitas no sólo están felices de haber escapado del
perseguidor; se trata de una redención plena y consciente de Egipto y del Faraón,
y pueden contar con el poder de Dios para todo lo demás. "Lo oirán los pueblos,
y temblarán; Se acobardarán
todos los moradores de Canaán." (Éxodo 15: 14,
15). El gozo de ellos no
surge del hecho de no tener enemigos, sino del poder divino de Dios tomándolos,
y colocándolos en Su presencia.
J. N. Darby
Traducido del Inglés
por: B.R.C.O. – Abril 2014.-
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