ISRAEL Y LA IGLESIA
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han
sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas
dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
BJ = Biblia de Jerusalén
BTX = Biblia Textual, © 1999 por Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc.
NC = Biblia Nácar-Colunga
NTHA = Nuevo Testamento Versión Hispano-Americana (Publicado por: Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y
por la Sociedad Bíblica Americana, 1ª. Edición 1916)
NTPESH = NUEVO TESTAMENTO DE LA BIBLIA PESHITTA En Español, Traducción de los Antiguos Manuscritos
Arameos. Editorial: Broadman & Colman Publishing Group. Copyright: © 2006 por Instituto Cultural Álef y Tau, A.C.
NVI =Santa Biblia, Nueva Versión Internacional, Copyright 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional
RVR1865 = Versión Reina-Valera Revisión 1865 (Publicada por: Local Church Bible Publishers, P.O. Box 26024, Lansing,
MI 48909 USA)
RVA = Versión Reina-Valera 1909 Actualizada en 1989 (Publicada por Editorial Mundo Hispano)
SPTE = Versión de la Septuaginta en Español (del Pbro. Guillermo Jünemann Beckchaefer)
VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas -
1166 PERROY, Suiza)
Un conocimiento de
'la verdad dispensacional', como se la denomina frecuentemente, es indispensable para la lectura inteligente de la Biblia.
Aun así, parece que muchos Cristianos apenas han pensado en ella.
A Dios le ha placido
tratar con los hombres en diferentes épocas en variadas maneras. Nuevas revelaciones de Él mismo y de Su voluntad han dado
paso a nuevos modos de tratar con los hombres, a nuevas dispensaciones.
La 'verdad dispensacional'
nos enseña a distinguir correctamente estos cambios, y a discernir la naturaleza de ellos, de modo que los rasgos sobresalientes
de cada uno no puedan ser ocultados. La importancia de esto, para nosotros los Cristianos, es que mediante ello aprendemos
el carácter verdadero del llamamiento de lo alto con que somos llamados, y de la época (o edad) en que nuestra porción está
situada.
Hasta el tiempo de
Cristo transcurrió el curso de una dispensación en que el rasgo prominente fue Israel, la nación escogida del linaje de Abraham.
El período en que vivimos, desde Pentecostés hasta la venida del Señor, está marcado por rasgos totalmente diferentes. No
Israel, sino la Iglesia es prominente hoy en día en los pensamientos de Dios.
Antes de detenernos
en las importantes diferencias entre ambos períodos, asegurémonos que comprendemos exactamente aquello acerca de lo cual estamos
hablando.
Cuando decimos ISRAEL
no nos referimos a los Judíos, la nación dispersa tal como está en la actualidad, tampoco nos referimos a como ellos estaban
en el tiempo de nuestro Señor, un remanente aferrándose aún a su capital antigua, Jerusalén. No aludimos a ellos como existieron
realmente en cualquier tiempo, sino más bien a lo que esa nación era según el plan
original de Dios para ellos.
Cuando hablamos de
LA IGLESIA, no nos referimos a algún edificio eclesiástico, tampoco a alguna denominación, ni tampoco a cualquier número de
Cristianos profesantes aunados en lo que se denomina actualmente 'una iglesia'. Nosotros usamos el término en su sentido Escritural.
La palabra Griega traducida "iglesia" significa sencillamente 'llamados a salir afuera'. Aquellos que son llamados por Dios
a salir fuera del mundo durante este período del rechazo de Cristo, están de esta manera, y porque el Espíritu Santo mora
en ellos, aunados todos juntos en la asamblea de Dios, la iglesia.
Puede ser útil notar
que en la Escritura el término "iglesia" es usado de tres maneras: -
1.- Para denotar el
número total de Cristianos en un determinado lugar (1ª. Corintios 1:2; Colosenses 4:15; etc.).
2.- Como el número
total de todos los Cristianos en la tierra en un momento dado (1ª. Corintios 10:32; 1ª. Corintios 12:28; Efesios 1:22; etc.).
La iglesia, en este aspecto, es como un regimiento que permanece el mismo, aunque las unidades que lo componen cambian constantemente.
3.- Como el número
total de todos los Cristianos, llamados a salir fuera y sellados con el Espíritu entre Pentecostés y la venida del Señor (Efesios
3:21; Efesios 5:25; etc.).
De estos tres, el último
es el sentido en que usamos la palabra en esta charla Bíblica; aunque, si hablamos de la iglesia tal como existe en la tierra
hoy en día, obviamente aludimos a ella en su segundo aspecto.
Recuérdese, no obstante,
que nos referimos, como en el caso de Israel, no a lo que la iglesia es actualmente, o lo que ha sido en cualquier momento,
sino a lo que ella es según el diseño original y el pensamiento de Dios.
Habiendo definido nuestros
términos, observemos unas distinciones necesarias.
1.
Juan, el precursor del Señor, fue el último de una larga línea de profetas de la dispensación pasada. Con él, las expresiones
de Dios bajo el antiguo pacto alcanzaron su punto final. Con Cristo, comenzaron las nuevas expresiones. "La ley y los profetas
eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado" (Lucas 16:16).
El
advenimiento de Cristo al mundo fue descrito por Zacarías como la venida del Renuevo desde lo alto. Su aparición en la tierra
anunciaba el amanecer de un nuevo día. No que este nuevo día estuviese allí y fuese inaugurado entonces. El Señor Jesús tenía
que cumplir una misión en medio de Israel, y era necesario que Él se presentara a aquella nación como su Mesías por tanto
tiempo prometido. Además, los amplios fundamentos de la bendición determinada debían ser establecidos en medio de los padecimientos
del Calvario. Pero cuando todo esto ya estuvo en el pasado, cuando el Hijo de Dios murió y resucitó, cuando Él ascendió al
cielo y envió el Espíritu Santo, entonces se inauguró una dispensación que era nueva, en efecto, totalmente diferente de todas
las que habían transcurrido anteriormente.
2.
El rasgo característico de la dispensación antigua fue la ley, el de la nueva es
la gracia. La entrega de la ley en Sinaí abrió las puertas a la antigua. Dios formuló
Sus demandas a los hombres. Él debía recibir y ellos debían dar lo que a Él le era debido. El hecho de que el fracaso entrase
inmediatamente, un fracaso tan grande como para constituir un colapso total, no eximió al hombre, en lo más mínimo, de sus
nuevas responsabilidades. Dios, sin embargo, anunció a Moisés que Él tendría misericordia (Éxodo 33:19), y retendría la destrucción
amenazada en vista de la venida de Cristo. La ley aún predominó como "ayo" (o "tutor"), y continuó haciéndolo así hasta que
Cristo vino (Gálatas 3:24).
En
Cristo estuvo presente una fuerza más poderosa que la ley. El caso de la mujer pecadora en Juan 8 lo ilustra bellamente. Bajo
la potente influencia del la gracia, los hipócritas fueron convencido de manera mucho más efectiva que bajo la ley, y la pecadora
fue perdonada, algo que la ley jamás profesó hacer. Ahora Dios da y el hombre recibe. La nueva dispensación se caracteriza por la
gracia reinando por la justicia, para vida eterna, por Jesucristo nuestro Señor (Romanos 5:21).
3.
La antigua dispensación se centraba alrededor de Israel, la nueva se relaciona con la iglesia.
La
ley no fue dada a todos, sino a una nación, Israel. La atención de Dios se centró, por tanto, sobre esa nación. Los privilegios de los hijos de Israel pertenecían a ellos nacionalmente en lugar de individuamente. Dios
siempre tuvo Su propios tratos secretos con las almas de los individuos, y estos tratos alcanzaron una prominencia mayor en
los días de la apostasía nacional. Pero al principio, Dios los consideró nacionalmente sin referencia al estado espiritual
de los individuos, y la posición de ellos delante de Él fue sobre una base nacional.
Por
otra parte, no hay nada nacional acerca de la iglesia. Pedro declaró, corroborado por Santiago, que el programa divino para
esta dispensación es la visitación de Dios a las naciones, "para tomar de ellos pueblo para su nombre." (Hechos 15: 13, 14).
Dios está haciendo ahora una elección de entre todas las naciones, y los que son reunidos fuera de ellas de este modo para
su nombre componen "la iglesia."
La
iglesia, entonces, no es nacional, ni tampoco es internacional, es más bien extra-nacional, es decir, completamente fuera
de todas las distinciones nacionales, y totalmente independiente de ellas. En lugar de ser edificada sobre una base nacional,
ella está representada en la Escritura como "un rebaño" (Juan 10:16), como "un cuerpo" (1ª. Corintios 12:13), como una familia
compuesta por los hijos de Dios (1ª. Juan 2:12; 1ª. Juan 3:1; etc.).
Además,
con relación a la iglesia, Dios comienza con el individuo. Ella está compuesta de aquellos que han sido colocados personalmente
en correctas relaciones con Dios. Sólo como perdonados, y como habiendo recibido el Espíritu para morar en ellos, ellos llegan
a ser miembros del un cuerpo, y "piedras vivas" en la casa espiritual.
4.
Relacionada con Israel existía una adoración ritualista, cuyo valor residía en su significado típico. Los privilegios de la
iglesia están relacionados con las realidades eternas mismas, con la sustancia antes que con las sombras. Su adoración no
consiste en ofrendas sacrificiales, ceremonias simbólicas, y cosas por el estilo, sino que es adoración "en espíritu y en
verdad." (Juan 4:23).
La
ley tenía sólo "una sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas" (Hebreos 10:2 – RVA). Las cosas
buenas han llegado, y son comprendidas hoy en día por los Cristianos. Cristo las ha establecido (Hebreos 9:24; Hebreos 10:12),
el Espíritu se las ha revelado (1ª. Corintios 2: 9, 10), y el creyente puede mirarlas con el ojo de la fe (2ª. Corintios 4:18).
5.
Las bendiciones y privilegios de Israel eran, en gran medida, de orden terrenal y material, los de la iglesia son celestiales
y espirituales.
En
el Antiguo Testamento se dio instrucciones en cuanto a la manera en que los hijos de Israel debían corresponder las gracias
a Dios cuando estuviesen realmente en posesión de la tierra prometida. Ellos debían tomar de las primicias de todos sus frutos
y ponerlos en una canasta delante de Jehová su Dios, con un reconocimiento de Su bondad en sus labios (Deuteronomio 26: 11-11).
¿Debe
el Cristiano aproximarse a Dios de esta manera? Por el contrario, cuando Pablo escribió a los Efesios en cuanto a la herencia
celestial de los cristianos, lejos de hablar de cosas materiales, él dijo, "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales en Cristo"
(Efesios 1:3).
¡Qué
completo es el contraste!
6.
Mientras el destino de Israel es ser el canal de bendición a todas las naciones, durante los años dorados de la edad milenial,
el destino de la iglesia es la asociación con Cristo en el cielo. Isaías 60 describe bien el futuro de Israel. Apocalipsis
19 y 21, bajo varias figuras, nos presenta el destino de la iglesia como "la esposa del Cordero."
¿Hubo un tiempo definido cuando los modos de obrar de Dios con Israel finalizaron y comenzó al período
de la iglesia?
Ya se ha señalado que
la muerte de Cristo marcó el fin de los tratos de Dios con Israel como nación; y que Su resurrección y el descenso del Espíritu
Santo en el día de Pentecostés inauguró la dispensación actual. Comparar Hechos 2: 41-47 con 1ª. Corintios 12:13.
Se debe hacer, sin
embargo, dos comentarios que matizan el tema.
En primer lugar, que
aunque los modos de obrar de Dios con Israel alcanzaron su gran clímax en la cruz, Él, no obstante, continuó con ciertos tratos
complementarios con ellos hasta la muerte de Esteban, y quizás incluso hasta la destrucción de Jerusalén. Tampoco se dieron
a conocer en su integridad los designios plenos de Dios en cuanto a la iglesia al principio mismo de esta era actual. Ellos
fueron revelados gradualmente por medio de los apóstoles, particularmente por medio de Pablo, aunque la iglesia misma comenzó
su existencia como un cuerpo tal como se declaró.
En segundo lugar, que
los modos de obrar de Dios con Israel finalizaron sólo por un tiempo. Más adelante, en un día que está aún en el futuro, se reanudarán, y las promesas gloriosas hechas
a esa nación favorecida se cumplirán literalmente. Israel ha sido 'desviado a una vía lateral', por decirlo así, mientras
la iglesia ocupa las vías. Cuando la iglesia haya sido transferida al cielo, Israel será sacado nuevamente a la luz y colocada
sobre la vía principal de los tratos de Dios.
En Hechos 7:38 Esteban habla de "la iglesia en el desierto" (BTX, RVR1865, SPTE, VM). Y los encabezados de muchos
capítulos del Antiguo Testamento hacen referencia a la iglesia. ¿No se desprende de esto que la iglesia existía antes de que
Cristo viniese?
Israel era, indudablemente,
"la asamblea en el desierto." (BJ, NC, NTHA, NVI). ¿Hay algo en esto que nos autorice a identificar a Israel con la iglesia
del Nuevo Testamento? No más de lo que el uso de la misma palabra en Hechos 19:41 nos autoriza para confundir la iglesia en
esa ciudad con la turba incontrolada de los adoradores de Diana.
La aplicación a la
iglesia de las expresiones proféticas en los encabezados de los capítulos del Antiguo Testamento (que no forman parte del
texto original) se debe a las opiniones equivocadas de hombres bien intencionados.
Pero se trata de un
error muy serio, porque es por la confusión de Israel con la iglesia que los hombres han procurado justificar la introducción
en el Cristianismo de elementos y principios Judíos.
¿No estaban en la iglesia hombres tales como Abraham, Moisés, y Elías? ¿Acaso no es menospreciar a estos hombres
honrosos el hecho de negarles un lugar en ella?
De ninguna manera.
La porción de ellos estaba en la dispensación que ahora es pasada. Vistos moralmente,
estos hombres se elevan como gigantes, mientras muchos de nosotros Cristianos no somos más que pigmeos. Aun así, incluso Juan
el Bautista, de quien no se ha levantado otro mayor, fue, cuando se le contempla de manera dispensacional, menos que el más
pequeño en el reino de los cielos (Mateo 11:11). Él perteneció a la era de la esclavitud, nosotros pertenecemos a la era de
la filiación (véase Gálatas 4: 1-7).
Las palabras del Señor
en Mateo 11 con respecto a Juan fueron seguidas por las de Mateo 16: 13-18 con respecto a Él mismo. Él no fue un mero profeta
como Elías, Jeremías, o Juan, sino el Hijo del Dios viviente, y sobre esa roca, Él dijo, "edificaré mi iglesia." Pongan atención
a esa palabra: "edificaré." De lo que el Señor hablaba era de una obra futura,
y una en la que estos grandes hombres de antaño no tuvieron parte alguna.
¿Cuál fue el objeto de Dios al llamar a Israel al lugar especial que ellos ocuparon?
Fueron llamados a tomar
posesión de la tierra prometida por Dios, como una especie de garantía de que toda la tierra le pertenecía a Él, a pesar del
hecho de que Satanás había usurpado el dominio sobre ella. Cuando ellos entraron en la tierra, cruzaron el Jordán como el
pueblo "del Señor de toda la tierra." (Josué 3: 11, 13).
Además, ellos debían
preservar en el mundo el linaje del cual "según la carne, vino Cristo" (Romanos 9:5).
A propósito, también,
en esa nación como una 'muestra' separada de las corrupciones de los pueblos de alrededor, y privilegiada más allá de las
demás, se hizo la última prueba de la raza humana de parte de Dios. Los registros de su propia ley como se cita en Romanos
3: 9-18, dieron testimonio de su irremediable fracaso, y demostraron de este modo, las condiciones caídas de todos. Si, tal
como Romanos 3:19 lo expresa, la ley condena totalmente la nación 'muestra' de los Judíos, los cuales estaban bajo ella, entonces
que toda boca se cierre, y todo el mundo
"sea hallado culpable delante de Dios." (Romanos 3:19 – NTPESH).
¿Cuál es el objeto y propósito de Dios con relación a la iglesia?
La iglesia es el cuerpo
de Cristo (Efesios 1:23). Por consiguiente, Él se ha de expresar en ella; tal como el cuerpo del amable lector es aquel en
el cual él vive y se expresa a sí mismo.
Ella le representa
aquí a Él durante el tiempo de Su rechazo y Su ausencia personal estando ahora en el cielo. Satanás se ha librado de Cristo
estando de manera personal en la tierra, pero Él está aquí representado en Su pueblo. Tocar a la iglesia, o a cualquiera que
pertenece a ella, es tocarle a Él. ¿Acaso no implican esto Sus propias palabras a Saulo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"?
(Hechos 9:4).
Ella es la casa de
Dios, la única casa que Él tiene en la tierra en la actualidad. ¡Dios no será sacado de Su propio mundo! Él mora, por tanto,
hoy en día, en una casa que ni Nabucodonosor, ni Tito, pueden hacer arder hasta los cimientos, y que ni Nerón, ni Torquemada
han sido capaces de destruir.
El propósito fundamental
de Dios es tener una esposa para Cristo (Efesios 5: 25-27), un pueblo que, compartiendo ahora Su rechazo como extranjeros
celestiales, hallan su porción eterna como participes de Su gloria celestial.
¿Puede usted enumerar algunas de las bendiciones que tenemos nosotros los Cristianos, que aun los mejores en
Israel no tuvieron antes de que Cristo viviese?
El conocimiento de
Dios como Padre, revelado plenamente en Cristo, es una de las mayores de estas bendiciones. "A Dios nadie le vio jamás; el
unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer." (Juan 1:18).
Otra bendición es que
en lugar de promesas, tenemos el hecho
de la redención cumplida. El 'pagaré bancario' ha sido cambiado por el oro fino de la obra terminada de Cristo.
Además, el Espíritu
Santo mora ahora en los creyentes (véase Juan 14:16; Hechos 2: 1-4). Aunque Él
ha ejercido siempre Su influencia sobre la tierra, Su presencia permanente aquí es una cosa nueva.
Por último, nuestras
relaciones con Dios están en una posición enteramente nueva en Cristo. Ya no somos más siervos, sino hijos (Gálatas 4: 4-6).
Se puede añadir mucho
más, pero estos cuatro hechos servirán para mostrar la riqueza de la bendición que pertenece al Cristiano.
¿No agradeceremos a
Dios de que nuestra porción está situada de este lado de la cruz de Cristo?
F. B. Hole
Traducido del Inglés por: B.R.C.O.
– Junio 2012.-