¿REGRESARÁ ÉL REALMENTE?
Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han
sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas
dobles (""), se indican otras versiones, tales como:
VM = Versión Moderna, traducción de 1893 de H. B. Pratt, Revisión 1929 (Publicada por Ediciones Bíblicas - 1166
PERROY, Suiza).
(Extraído de: "Simple Testimony", Vol. 35, 1918-1919, página 201.)
Si la Biblia es leída cuidadosamente, y sus palabras en cuanto a la
segunda venida de Cristo son aceptadas en su significado obvio, no puede haber más que una respuesta – Sí.
Existen, no obstante,
dudas en las mentes de no pocos Cristianos en cuanto a esta esperanza, a pesar de la claridad del testimonio Bíblico. La época
en que vivimos fue introducida por las muestras más maravillosas del poder y de la bondad divinos, primero en Jesús, el Hijo
de Dios encarnado, y, en segundo lugar, en la venida del Espíritu Santo y Su residencia permanente en el día de Pentecostés.
Después que se rindió amplio testimonio al hecho de la presencia del Espíritu mediante señales y prodigios, estas manifestaciones
visibles cesaron, y por estos largos siglos el cielo ha estado absolutamente silente, y el mundo ha proseguido su camino sin
interferencia divina alguna. Dios ha dicho todo lo que tenía que decir en el camino de la gracia, y por el presente, mientras
el Evangelio es predicado aún por Sus heraldos, Él se satisface invalidando indirectamente
los asuntos de los hombres.
El hecho es que nos hemos acostumbrado tanto a esta falta de interferencia por parte
de Dios, que encontramos difícil imaginar una nueva y poderosa intervención, no, más que difícil, imposible, aparte de la fe.
Entonces, preguntamos, ¿regresará Cristo realmente? Él volverá, en primer lugar, porque Él lo dijo. "Vendré otra vez" (Juan 14:3).
Las predicciones de Dios en el pasado se han cumplido siempre literalmente, en realidad,
y a la letra misma.
Él anunció, mucho tiempo atrás, un diluvio sobre el mundo de los impíos. ¿Vino este
diluvio? Al final de los ciento veinte años dicho diluvio vino. Él no estaba hablando en figura o poéticamente. Él no quiso
dar a entender la soltura gradual de un diluvio de nuevas ideas en el mundo de los hombres. Un diluvio literal, real, barrió
la tierra habitable, trayendo destrucción en su avance. Rastros de aquel diluvio, y más o menos reminiscencias de él, se encuentran
en muchas partes hasta el día de hoy.
Miles de años atrás, fue anunciada la venida de Cristo en humillación a padecer. Estas
profecías fueron amplificadas a medida que el tiempo pasaba. Detalles fueron gradualmente revelados. El modo de Su venida
—nacido de una virgen; el lugar de Su venida — Belén Efrata; la fecha de Su venida — véase Daniel 9:26;
el efecto de Su venida— despreciado, rechazado, como cordero llevado al matadero, manos y pies horadados, puesta Su
vida en expiación por el pecado; todo esto y mucho más fue anunciado. Anunciado y cumplido
'al pie de la letra'.
Miles de años atrás, los profetas comenzaron a hablar, también, de parte de Dios de
un día cuando este mismo Cristo sería glorificado de manera pública y manifiesta; cuando Él sería "exaltado, y será puesto
muy en alto" (Isaías 52:13); cuando, viniendo con Sus santas decenas de millares (Judas 14), el resplandor de Su aparición
ha de ser la destrucción de todo enemigo, la liberación de una creación que gime de la cautividad de la corrupción, y el establecimiento
de un reino fundamentado en la justicia que se perpetuará mientras dure el sol. ¿Se han cumplido estas predicciones? Por supuesto
que no. ¿Se cumplirán? Se cumplirán, indudablemente. Se cumplirán con tanta exactitud como se cumplieron las predicciones
de Su primera venida.
Entonces, ¿regresará Él realmente? Lo hará, en efecto. Y en segundo lugar, el hecho
mismo de que ahora esté de moda insistir sobre el reinado de una ley invariable en el universo como una prueba conclusiva
de que Él no regresará, es realmente la prueba conclusiva de que muy PRONTO Él lo hará. Lean 2ª. Pedro 3: 1-7, y vean.
En años recientes, la enseñanza de que 'todas las cosas permanecen así como han sido'
ha llegado a ser ortodoxa, según la ciencia —falsamente llamada así. Sus exponentes sostienen la doctrina de la evolución
en las etapas más lentas que se pueda imaginar, y ponen en ridículo lo que ellos se complacen en denominar 'cambios catastróficos'.
Y cuando los hombres, burladores de corazón, enseñan así, es una prueba clara de que un cambio muy catastrófico no está en un lejano futuro, los días postreros han llegado —¡así dice la Palabra de Dios!
Sí, Él regresará realmente, ya que, en último lugar, es evidente que la única esperanza
de paz real en la tierra es que Él —el Príncipe de Paz— sea supremo. Que el mundo se engañe a sí mismo si quiere
pensar que la paz y una condición de cosas milenial se han de alcanzar mediante la democracia. Que no caigamos, mi amado hermano
creyente, en una trampa tan necia. Para que la paz se establezca debe aparecer Aquel que hace la paz. Para que un gobierno
justo se fundamente universalmente, tiene que estar primero la venida del Justo, de quien se dice, "el dominio estará sobre
su hombro; y se le darán por nombres suyos: Maravilloso, Consejero, Poderoso Dios, Padre del siglo eterno, Príncipe
de Paz." (Isaías 9:6 – VM). Bajo Su benéfico influjo se alcanzará la edad de oro de la historia de este mundo, y no
antes.
Una pregunta, mi lector. Este cambio poderoso, de hecho catastrófico para el mundo
de los impíos, infinitamente bienaventurado en el sentido de una previa traslación de los creyentes a la gloria —¿qué atractivo tiene para usted?
¿Significa ello que todos sus placeres mundanos se estropean, y que todos sus planes
son trastocados, o es la esperanza más feliz y resplandeciente que su corazón puede abrigar?
¿Significa una comparecencia en justicia ante el Juez que viene, o la feliz unión con
el Esposo del corazón?
¿Es, para usted, todo tinieblas, o todo luz y ninguna tinieblas?
Él regresará realmente. No sabemos exactamente cuándo,
tal como Él mismo dijo. Quizás no sea este año, o el próximo, o en el transcurso de los próximos cincuenta años. Por otra
parte, el día de hoy puede contemplar la puesta en marcha de las poderosas ruedas del juicio mientras Él se levanta del trono
del Padre para llevar a cabo lo que dice 1ª. Tesalonicenses 4: 15-17, y antes que transcurra la mitad del siglo es posible
que se cumpla toda Escritura relativa a Su segunda venida.
Asegúrese, entonces, de estar preparado, habiendo sido limpiado en Su sangre y perdonado,
y que, como estando limpio, usted está preparado de manera práctica mediante santidad
de vida y servicio consagrado para Su Nombre.
F. B. Hole
Traducido del Inglés por: B.R.C.O.
– Enero 2013.-