CUATRO TIPOS EN GÉNESIS
(Revista "Scripture Truth" Vol. 39, 1956-8,
página 211.
Inducido por las palabras
iniciales de la oración del Señor, registrada en los primeros versículos de Juan 17, el difunto Sir Edward Denny escribió
un hermoso poema breve, que él tituló, 'La Hora.' El verso inicial es:
Una hora hay en la página de la historia
Preeminente sobre todo el pasado
Que resplandecerá y brillará de edad en edad,
Mientras la tierra, mientras el cielo mismo perduren.
El verso final dice,
Cristiano, a ti solo te corresponde saber,
Y apreciarlo más que todo lo demás;
Tan resplandeciente con amor, tan oscura con aflicción
La hora de gracia cuando Jesús murió.
Escribiendo
de este modo, él expresó el espíritu que espira a través de toda la Biblia; ya que el primer tipo de la muerte, que señalaba
aquella hora, fue presentado el día mismo que el pecado entró en el mundo, y en último libro del Nuevo Testamento, registrando
la victoria final de Dios, jamás se nos permite pasar por alto "el Cordero", en cuya muerte sacrificial fue colocado el fundamento
de la victoria.
Consideremos,
por el momento, los cuatros tipos más tempranos de la muerte de Cristo.
El primero se encuentra en Génesis 3:21. El registro es muy breve. Habiendo
pronunciado juicio sobre la serpiente, sobre la mujer, y sobre Adán, Jehová Dios cubrió a la pareja culpable, que había encontrado
que sus propios delantales hechos a mano de hojas de higuera no tenían valor, con túnicas de pieles de animales. Ahora bien,
aunque no se declara en tantas palabras, esto involucra claramente MUERTE - la muerte de los animales que proporcionó las
pieles. Cuando esto fue hecho, estaban allí frente a Dios dos pecadores culpables, cubiertos por aquello que hablaba de la
muerte de una víctima.
La
palabra usada aquí en el Hebrero es la palabra común para vestido, pero es bueno
que notemos que la palabra Hebrea, significando una cubrimiento [o, cubrir], es
la palabra usada para "expiación" de principio a fin del Antiguo Testamento. En
la luz de la verdad del Evangelio revelada en Romanos 3:25, esto es significativo, ya que tal como muestran nuestras Biblias
(KJV en Inglés) en sus márgenes, la palabra "remisión" en aquel versículo es realmente, "pasado por alto." Hasta que la propiciación
fue real y eternamente llevada a cabo por la muerte de Cristo, Dios estuvo pasando por alto los pecados de los santos, en
la perspectiva de lo que Cristo cumpliría. Sus pecados estaban cubiertos de Su vista santa por la ofrenda de los sacrificios
designados.
De
modo que el primero de estos sacrificios expiatorios fue llevado a cabo por la mano de Dios mismo. Fue provisional y típico
del gran Sacrificio venidero. Anunciaba la muerte de Cristo en lo que nosotros llamamos su aspecto más sencillo y más primitivo:
el de proveer un cubrimiento [o cubrir], que capacita a un hombre pecador estar
delante de un Dios santo.
Pero una vez que pasamos de Génesis 3 al capítulo siguiente, Génesis 4, otro tipo nos confronta, que lleva nuestros pensamientos un paso más allá.
Siendo pecadores, nosotros necesitamos, como hemos visto, el cubrimiento que previene el golpe del juicio que merecemos, pero
necesitamos más que esto. El pecado ha levantado una barrera entre nosotros y Dios y, separados de Él, jamás seremos felices.
¿Hay algún modo mediante el cual el acercamiento a Dios puede ser realizado?
No comprendiendo los efectos calamitosos del pecado, Caín pensó,
evidentemente, que acercarse a Dios era un asunto bastante sencillo, a ser logrado presentando a Dios los mejores frutos de
su propio trabajo. Abel, por el contrario, tenía alguna conciencia del hecho declarado en Romanos 6:23, "La paga del pecado
es muerte", ya que él trajo "de los primerizos de su rebaño y de la grosura de ellos." (Génesis 4:4 - BTX). Las palabras que hemos resaltado en 'negrita' nos revelan que estos
primerizos o corderos habían muerto. Fue por fe que él hizo esto, tal como se
declara en Hebreos 11:4; y mediante ello, él obtuvo evidencia de que él estaba bien con Dios y aceptado en su acercamiento.
Este segundo tipo nos
ha hecho avanzar un paso distinto. Una cosa es ser efectivamente cubierto de cualquier golpe de juicio que, por lo demás,
vendría de la mano de Dios: y otra cosa es, y aún más maravillosa, poder acercarse a Dios y encontrar aceptación allí. Además,
la acción fue aquí la acción de Abel como el fruto de su fe; mientras que en el caso de Adán y su mujer, la acción fue completamente
de Dios, y nada se dice en cuanto a la fe de parte de la pareja culpable. Hemos visto entonces, hasta aquí, la muerte de Cristo
tipificada como previniendo el juicio, por una parte, y, por la otra, como la base justa de acercamiento a Dios.
Pero tenemos ahora que movernos avanzando a Génesis 8: 20-11, donde se registra los sacrificios de Noé después que el diluvio del juicio hubo decrecido. Las
bestias y aves limpias habían sido llevadas al arca en cantidades de siete, y ahora, la séptima de cada una de ellas es ofrecida
como holocausto. El registro es que "percibió Jehová olor grato" (Génesis 8:21), o como es literalmente, "un olor de reposo." Como resultado de esto, un nuevo orden de cosas fue establecido, aunque las malas inclinaciones
(o malos intentos) de los corazones de los hombres permanecieran inalteradas, y la bendición descendió sobre Noé y sus hijos.
En este tercer tipo,
por tanto, nuestros pensamientos son ampliados más en cuanto al significado de la muerte de Cristo. En él, Dios ha percibido
en su grado más pleno, "un olor de reposo." Cuando Su reposo milenial sea alcanzado, y cuando más allá de eso Él repose en
esas escenas de la nueva creación, predichas en Apocalipsis 21: 1-6, todo será firme sobre ninguna otra base más que la del
sacrificio de Cristo; e incluso sobre la misma base la antigua creación caída habrá sido removida.
Podemos decir, por lo tanto, que tal como el primer y el segundo
tipo han retratado la muerte de Cristo, cubriendo nuestras necesidades - sea como cubriendo nuestra desnudez pecaminosa o
como capacitándonos para acercarnos a Dios en aceptación - de la misma manera este tercer tipo ha indicado esa misma muerte
como satisfaciendo la necesidad del corazón de Dios mismo; incluso el establecimiento en justicia y santidad de un orden de
cosas incorruptible, habiendo sido juzgado y removido para siempre el antiguo orden corrupto.
En Génesis 22, nosotros
tenemos el cuarto de estos tempranos tipos de la muerte de Cristo, otorgado antes
de que ley y sus sacrificios fuesen dados. Este tipo se caracteriza por una gran plenitud en sus detalles. Notemos algunos
de ellos.
En primer lugar, en este retrato aparecen tanto un padre como un
hijo - Abraham e Isaac. Isaac es llamado, "tu hijo único" (Génesis 22:2 - VM); aunque el hijo de Abraham de nombre Ismael
hubiese nacido años antes; y nuevamente, en Hebreos 11:17, él es llamado "su hijo unigénito." (Hebreos 11:17 - VM). El tipo
se hace aún más sorprendente por el hecho de que Isaac fue un hijo nacido sobrenaturalmente, ya que ambos padres estaban muertos
desde un punto de vista reproductivo.
Se registra que al sacrificio, "ambos iban juntos" (Génesis 22:8
- BTX), siendo la gran muestra de fe de parte de Abraham, mientras Isaac, el hijo,
se caracterizó por la sujeción. Fue Abraham quien dijo a los siervos que él y
el muchacho 'volverían nuevamente' a ellos, ya que él contaba, como Hebreos 11 nos dice, con que Dios podía "levantar [a Isaac]
aun de entre los muertos." Siendo la única observación registrada de Isaac en cuanto a, "¿dónde está el cordero para el holocausto?"
(Génesis 22:7).
Llegó el momento cuando el hijo fue atado al altar listo para ser
ofrecido y ninguna palabra se registra como viniendo de sus labios, prefigurando a Uno que, como Isaías profetizó, iba a ser
llevado como cordero al matadero, y que enmudecería como una oveja delante de sus trasquiladores. (Isaías 53:7).
Contemplado, tal como lo hemos estado contemplando, el tipo cesa
en aquel punto, ya que el golpe mortal nunca cayó sobre el hijo. La mano de Abraham fue detenida y, en cambio, sus ojos se
fijaron sobre el carnero, trabado en el zarzal por sus cuernos (Génesis 22:11-13). El registro es que "fue Abraham y tomó
el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo." (Génesis 22:13).
De modo que aquí, desde otro punto de vista, vemos un tipo notable, porque las palabras "en lugar de", equivalen a, "como
sustituto por", y por ello se nos permite ver que la aplicación y eficacia de la obra de Cristo sería sobre el principio de
la sustitución.
La fuerza de un carnero está en sus cuernos, y el carnero fue tomado por sus cuernos, y fue llevado a su muerte sustitutiva cono una ofrenda a Dios. De modo
que tenemos aquí, realmente, un doble tipo, y dejando la primera parte, que hemos considerado, consideramos ahora a Isaac
como él era, un muchacho pecador, y le vemos eximido de la muerte por la ofrenda de un sustituto. Las cuerdas que ataron el
sacrificio al altar, de las que habla el Salmo 118:27, fueron, en el caso de nuestro Señor, las cuerdas fuertes de Su invencible
AMOR. La fortaleza de aquello Le llevó al lugar del sacrificio, cuando Él murió
como Sustituto, "el justo por los injustos, para llevarnos a Dios." (1 Pedro 3:18).
Este cuarto tipo completa el cuadro, otorgado en esos días tan
lejanos, de los modos de bendecir de Dios a través de la muerte de Cristo. Para nosotros es imposible decir en qué medida
los tipos fueron comprendidos por los santos tempranos, si es que ellos los comprendieron del todo, pero en la luz del Nuevo
Testamento estos tipos deberían hablar en voz muy alta a nuestros corazones. Es notable que haya cuatro de ellos, prefigurando
la verdad que era adecuada a aquellos días, tal como nosotros tenemos cuatro Evangelios, completando para nosotros el retrato
del Señor Jesús cuando fue revelado en la tierra. Nosotros Le podemos ver por los 'cuatro lados', por decirlo así; observándole
a Él desde todos los cuatros puntos cardinales de la verdad.
Es así en estos cuatro tipos que hemos considerado brevemente.
Su muerte sacrificial fue prefigurada como la única manera en que el hombre pecador puede ser cubierto del juicio; como la
única base de acercamiento a Dios y aceptación por parte de Él; como el fundamento sobre el cual estará el reposo eterno de
Dios. Y, en cuarto lugar, en una doble manera: no solamente en cuanto a ser afrontado el juicio por el Hijo en sujeción y
obediencia al Padre, sino, también, como ejecutado realmente sobre el principio de sustitución.
Que cada uno de nosotros, por tanto, se regocije y adore más y
más, en lo que podemos decir con corazones adoradores, no solamente en la luz de las sombras típicas, sino más bien en la
luz del sacrificio cumplido de nuestro Salvador - el "Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." (Gálatas
2:20). Nosotros jamás olvidaremos, 'La hora de gracia cuando Jesús murió.'
F. B. Hole
Traducido del Inglés por: B.R.C.O.
- Marzo 2011.-